Los días se resumieron en palabras, quedando estancados en aquellos sentimientos mutuos que los dos admitían pero aún temían enseñar, a pesar de saber que eran completamente correspondidos.
Después de las palabras de Jungkook, del beso de esa noche, de los abrazos deseosos y de las frases incompletas, una semana había acabado con las ilusiones, con las esperanzas.
"No sé qué voy a hacer sin ti en Busan, Tae" habló apenado.
"Puedes hablarme todos los días, llámame, o toma un avión y vuelve, a la hora que desees yo estaré ahí" le tranquilizó, mientras lo abrazaba e inundaba su rostro entre las almohadas a un lado del castaño.
Jungkook presionó sus labios, reteniendo sollozos, pero no siendo lo suficientemente silencioso para TaeHyung.
"Pero bebé, no debes llorar, estaremos juntos de todas maneras, y cuando menos te lo imagines estaremos así de nuevo, como ahora" susurró a su lado, posicionando su mano en la espalda del contrario y atrayendo su cuerpo a él.
"Mírame" dijo el mayor, acostándose de lado y recibiendo ahí la mirada decaída de un Jeon Jungkook triste.
"Voy a encargarme de que cada día de los que estés en Busan los pases tan bien como lo has pasado aquí conmigo ¿sí?" Habló, sellando aquella conversación con un beso casto.
Estaban asustados, pero más nada podían hacer.
...
"¿No querrán comer nada antes de ir?" Preguntó SeokJin.
"Tranquilo hyung" dijo Jungkook mientras se acercaba a él y le daba un abrazo.
Hoseok y YoonGi se encargaban de ordenar sus habitaciones, acompañados de los demás chicos. TaeHyung había bajado a dejar a MinHa, después de que ella se hubiera despedido de los tres invitados, Jimin había quedado de acompañar a TaeHyung y su madre.
"Entonces, vámonos" dijo YoonGi entrando a la habitación y tomando los bolsos de Jungkook.
Salieron del edificio, despidiendo ese gran lugar.
Subieron al auto, pero.
"Tae... aún no viene" susurró.
"Surgió algo" respondió Jimin mientras corría al auto y subía a este, apenado.
Jungkook hacia pucheros con los labios, esperando explicaciones, o que TaeHyung apareciera gritando que se detengan, que estaba ahí y que todo estaba bien, como lo había hecho cuando Jungkook tenía ataques.
"¿Tae está bien?" Preguntó Hoseok.
"Sí, solo ha tenido que hacer trámites de urgencia" dijo.
El aeropuerto estaba a quince minutos aproximadamente, el vuelo sería en una hora y media, el tiempo se había transformado en viento, cuando menos se lo esperó los pies del castaño ya estaban en las alfombras de el lugar menos deseado para él en ese momento.
"Jungkook, recuerda que hay escuelas secundarias muy buenas aquí, yo haré los trámites de ingreso y puedes quedarte en casa, en tu habitación... ni si quiera tú has entrado ahora, está impecable" intentó convencerle SeokJin, pero el chiquillo negó con la cabeza.
"Mis archivos están en Busan, pero seguramente saldré a mediados de año... las calificaciones me han dado ventajas" dijo, transformando su voz en un hilo.
"Koo, recuerda que serás mayor de edad dentro de poco, si deseas venir y continuar tus estudios aquí va a depender de ti" le dijo YoonGi abrazándole por la espalda.
"Vendré en cuanto las clases acaben" susurró cabizbajo.
Se despidieron con abrazos, manteniendo ausente a una persona muy importante dentro de aquel grupo.
Nadie sabía que sucedía, nadie entendía.
Jungkook empezó a dejar salir lágrimas a penas abrazó a NamJoon, terminando de secarlas en el pecho de SeokJin, pero volviendo a llorar en cuanto el sonido de unos pasos acelerados hizo que voltearan.
Venía corriendo, sus hermosos cabellos marrones ahora estaban ondulados, y un nuevo conjunto de ropa vestía su cuerpo.
Estaba llorando, y los seis chicos que se mantenían en shock tras su repentina aparición miraban con preocupación aquella escena.
El tiempo se detuvo.
Sus pechos colisionaron y prontamente sus cabezas se escondían en el cuello del contrario.
"Quédate"
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