cuarenta y nueve

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Era tal vez el brillo de sus ojitos húmedos lo que le hacía recordar esa película que veía de pequeño.

"Bambi" murmuró.

Jeon Jungkook levantando la cabeza al instante y viéndole extrañado.

"¿Bambi?" preguntó confundido.

"Eres mi bambi" aclaró.

Sus miradas se engancharon en un dos por tres.

De pronto Jungkook acurrucado en el pecho del mayor y dejando sus brazos afirmados al torso contrario, los dos sentados la una banqueta de un parque bajo la noche estrellada.

Y es que ahora Kim TaeHyung sentía que si algo sucedía, si alguien dañaba de cualquier forma a Jeon Jungkook, él simplemente no podría vivir.

Y mantenía una carga emocional pesándole hasta en el alma, ya que al ver hacia la izquierda podía ver a lo lejos a los chicos vigilarles y vigilar los alrededores por cualquier inconveniente.

"Tae" susurró el castaño.

Robando la atención de Kim TaeHyung y recibiendo un permiso para poder seguir.

"¿Qué sucede?" Siguió el mismo Jungkook.

Claro.

Estaba claro que Jungkook no podía saber nada.

Todos estaban buscando formas de tal vez trasladar a Jungkook de ciudad por los últimos meses hasta que cumpliera los 18 o poner una orden de alejamiento a uno de los chicos y que tomen detenido a ese señor.

Pero era extraño.

No se sabía si la "ilegalidad" de Jungkook había sido confirmada y entregada en el gobierno.

Y tal como Kim TaeHyung creía, era ridículo que nadie hubiera notado que Jungkook vivía junto a dos chicos que no eran sus padres.

Jungkook vivió feliz siempre, YoonGi salió de la universidad y heredó ahorros de vida de sus padres, he ahí el departamento en el que viven.

Hoseok estudió por un poco más de tiempo, se encargó de perfeccionarse en el baile y asegurar su futuro siendo el mejor de su clase y academia, que eran sustentadas directamente y recomendadas por las mejores academias de baile del mundo.

Lo malo era que claramente llegaban puntos en los que Jungkook no aguantaba con el peso de una vida sobre su cielo.

Los chicos le habían visto crecer, sí, habían hecho rol de padres a pesar de no estar listos para ello en casi ni un aspecto, pero Jungkook era Jungkook gracias a sus esfuerzos y también por esfuerzos propios.

Kim TaeHyung había sido ese ángel de películas que siempre llega en el pero momento de su vida pero enmienda todo.

Los cabellos marrones y el cuerpo fino y delgado pero adorable a la vez, las prendas de ropa eran complementos divinos, Jeon Jungkook no tenía idea de cómo describirle...

Pues después de años con ansiedad atacándole por la espalda había encontrado una salida.

"No sucede nada, Bambi" habló con voz débil.

"¿Ahora me vas a llamar Bambi?" Preguntó.

Ahora acomodando su mentón junto a una de las clavículas de Tae y fijando su mirada en ese rostro tan perfecto y hermoso.

"Eres mi bambi, Jungkook" dijo a penas, las manos temblando, su labio inferior tiritando y una frágil y sincera lágrima resbalando lentamente por su mejilla.

El apretón en su torso fue aún más fuerte, recibiendo las manos de Jungkook hasta su cuello, y sus labios sobre los suyos.

"¿qué sucede?" Volvió a preguntar, haciéndole ver como un niño pequeño.

"¿Me olvidarías si vuelvo a mi ciudad, Jungkook?" Preguntó.

Y la expresión aterrada que de pronto aparecía en el rostro del castaño fue lo que le hizo entender y recordar, que Jungkook aún no estaba bien.

"¿Te irás?" Susurró.

El brillo excesivo en sus ojos con las lágrimas a punto de romper bajo sus pestañas.

"No dije eso" habló agarrando una de las manos del castaño entre los dos suyas pero perdiendo el contacto al instante.

"Te irás" afirmó solo.

Retrocediendo en la banca en la que estaban.

"Jungkook no dije eso, no me iré" intentó calmarlo.

Pero por primera vez después de meses Jungkook quiso alejarse.

Volver a su mundo.

Porque al parecer era ahí el único lugar en el que nada lo dejaría solo.

"Jungkook te vas a caer, vamos ven, no es lo que crees" habló desesperado, con las mejillas bañadas en un llanto inconciente que recién notaba e intentando salir de esa parálisis que hasta debilitaba sus movimientos.

"Aléjate" pidió.

Las puertas del auto resonando a lo lejos y las pisadas aceleradas de alguien acercándose a los dos.

"Ven aquí" insistió.

Sollozos.

Más sollozos.

Era desesperante.

Esa expresión dolida, sorprendida, temerosa que cargaba Jungkook solo le daba a entender una cosa.

Lo había arruinado.

"Jungkook" escucharon el grito de YoonGi.

El menor cayendo de espalda sobre el césped y quedando ahí con la mirada en el cielo y los ojos inundados.

¿TaeHyung volvería a Ulsan?

Claro que no.

Mejor dicho.

Volverían

Solo faltaban unos cuantos meses para que Jungkook cumpliera su mayoría de edad.

En Busan no podían vivir pues estaba ese señor.

Ahora la pregunta era.

¿podrían?

¿estaría todo bien si es que volvían?

¿Jungkook estaría bien?

¿Jungkook estaría bien?

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