d i e c i n u e v e

68 7 0
                                    

Ryan sigue sin decir nada, está sentado al lado de la ventana de mi habitación fumándose un cigarro.

—Hacía mucho que no te veía fumando—

—Pues nunca he dejado de hacerlo—

—Y, ¿Sobre que discutían Martha y Edwin?—

—No lo sé, mi madre lo único que hacía era gritar y llorar y tirarle cosas—

—Llevan así desde que murió Beth, ellos hacen que sea más difícil superarlo—

Mi madre abre la puerta pillándonos a los dos por sorpresa y Ryan tira el cigarro por la ventana.

—Oye Ryan, acabo de hablar con tu madre y me ha dicho que Edwin y ella están pasando por un momento difícil—

—Y había pensado que te podías quedar aquí hasta que se arreglen las cosas, sé que lo de tu hermana está siendo muy duro y escucharles discutir no ayuda—

Veo un brillo especial en los ojos de mi madre, supongo que el divorcio de mis abuelos fue duro para ella.

—Señora Browning, se lo agradezco de verdad pero... no quiero molestar, además, ¿que opina el señor Browning?—

—Connor ya te quiere como a un hijo, y no molestas, ahora tenemos una habitación libre, podemos volver a poner la cama de Ethan—

Ryan me mira sin saber que hacer y asiento con la cabeza para que acepte.

—Vale, me quedaré—

Mi madre y yo le abrazamos emocionadas.

—Voy a hablar con tu madre— Sale de la habitación.

En cuanto sale Ryan enciende otro cigarro.

—¿No estás emocionado?— Le sonrío.

Le da una calada al cigarro y expulsa el humo en mi cara.

—Supongo— Se encoge de hombros.

Eso me recuerda a la primera vez que nos vimos.

—El director me ha dejado volver con la condición de que tengo que ser la capitana del equipo—

—¿Y Chloe como se lo ha tomado?—

—No lo sé, mañana lo veré—

—Me alegro de que no me te hayas tenido que ir a otro— Se inclina para besarme.

—Y yo, por cierto, tengo otra buena noticia—

—Te escucho— Se asoma por la ventana y sigue fumando.

—John Ridley va a hacer una firma de libros en Broadway junto con el reparto de 12 años de esclavitud—

—¿Lupita también?— Se da la vuelta y me mira.

—Sí, Lupita también—

—No me lo puedo creer— Dice abrazándome fuerte.—Tenemos que ir—

—Por supuesto—

—¿A que hora es?—

—El martes que viene, a las cuatro—

—A las dos vamos a estar ahí—

—No seas exagerado, Broadway está a 20 minutos—

—Tenemos que llegar pronto— Me mira histérico.

—Vale, vale— Le aparto de mi.

—¿No estás contenta?—

—¿Te gusta más Lupita que yo?—

Nirvana (Serendipia II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora