Nirvana (Serendipia II)

c u a r e n t a y o c h o

Ryan ha estado insoportable todo el camino a casa cuando llegamos se tumba en la cama sin ni siquiera cambiarse y cae en un profundo sueño.

Le quito las zapatillas y la sudadera y le cubro con el edredón.

Antes de dormir le mando un mensaje a Amanda pidiéndole perdón por el comportamiento de Ryan.

...

A la mañana siguiente me levanto antes que Ryan para meditar y a los cinco minutos me llama desde la habitación.

—¿Que quieres?— Digo parando la música.

—Mira el TMZ— Dice saliendo de la habitación.

Miro mi móvil y busco la página del TMZ.

—Ryan Fiennes Tiffin se solidariza con el movimiento BLM— Leo en voz baja.

En el artículo hay un montón de fotos de Ryan en la manifestación.

—Enhorabuena, ¿que quieres?, ¿un premio?— Digo burlona.

—¿No te sientes orgullosa?, soy el nuevo Malcolm X, pero más guapo claro—

Abro la boca ofendida y le lanzo un cojín.

—Ni quiera sabias de que era la manifestación— Digo riéndome.

—No pero en serio, ayer empaticé mucho con vuestra lucha— Dice sentándose en el sofá.

—Me alegro— Asiento con la cabeza.

—¿Y este número?— Digo mirando su brazo.

Más le vale que me diga la verdad.

—Es el de Ava, la hermana de Tracy—

—¿Y por qué lo tienes apuntado en el brazo?—

—No quiero nada con ella— Dice besándome.

—¿Ella sí?— Digo apartándome de él.

—¿Qué más da?—

Suspiro y decido dejar el tema, si no vamos a acabar discutiendo.

—Oye, ¿tú te tatuarías algo conmigo?— Dice mirándome a los ojos.

Hago una mueca.

—¿No lo harías?—

—Sí, pero... me dan miedo las agujas—

—Ava me dijo algo súper bonito sobre el porqué tiene un tatuaje con Tracy, pero no me acuerdo—

—¿Como te ibas a acordar?, estabas en otro mundo—

—¿Quieres que te recuerde tu buena relación con el Vodka?— Dice riéndose.

—No hace falta— Me río también.

—Han publicado los resultados de los SAT— Dice mirando su móvil.

—Busca mi nombre— Digo ansiosa.

—Browning... aquí—

—¿Cuánto?—

—Mil quinientos veinte— Dice impresionado.

—No me lo puedo creer— Si pudiese ahora mismo saltaría por todo el salón.

—¿Tú cuánto has sacado?—

—Espera...— Dice buscando su nombre.

—Mil quinientos cuarenta—

—¿Has sacado más que yo?— Digo enfadada quitándole el móvil.

—Sólo veinte puntos—