Tras su decisión de volver a Atlanta, Logan se da cuenta de que está más acostumbrada a Nueva York de lo que pensaba, un desafortunado suceso la obliga a volver pero tiene que lidiar con un Ryan que no reconoce.
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—Vamos, salta— Dice Ryan desde abajo.
—Con el vestido no puedo, se me va a ver todo—
—Vamos, no pasa nada, no hay nadie—
—Vale— Digo sentándome en el marco de la ventana.
Me agarro al poste y bajo con cuidado.
—Oye podría acostumbrarme a esta vista— Dice mirándome desde abajo.
—Ryan cállate—
—¿La lencería roja es mi regalo de despedida?—
Cuando voy a contestarle se me resbala el pie y caigo al suelo.
—Mierda, lo siento— Dice riéndose.
—Eres idiota—
—No ha sido desde muy alto ¿no?— Dice mirando hacia la ventana.
—Tú y tus ideas de mierda—
—Como si fuese la primera vez que te escapas por la ventana— Dice ayudándome a levantarme.
—Vámonos antes de que mi abuela nos pille— Le doy la mano y nos dirigimos hasta dónde tiene el coche aparcado.
...
—Logan... contrólate un poco— Susurra Ryan en mi oído.
—No puedo— Digo pegando mis caderas a él.
Nos movemos al ritmo lento de la música y noto como cada vez tengo más calor.
Esta vez los dos hemos bebido más de la cuenta y si Ryan no puede cuidar de mi, no sé que vamos a hacer.
—Quiero que sepas una cosa— Dice pausadamente.
Me río porque casi no le entiendo cuando habla.
—Dime—
—Encontrarte ha sido lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo—
—No empieces— Me río.
—Espera... espera— Se ríe y agarra mi rostro con las dos manos.
—No voy a permitir que nada ni nadie se interponga entre nosotros—
—¿Ni Josephine?—
—Ella menos— Dice besándome.
—Creo que no he querido nunca a nadie como te quiero a ti— Dice mirándome a los ojos.
Por un momento, se me pasa el efecto del alcohol y siento mariposas en el estómago, ahora mismo es como si el resto de la gente no estuviese, solo él y yo.
—Ryan...—
—No digas nada, ya sé que tú también me quieres— Dice poniendo el dedo índice sobre mis labios.
