Nirvana (Serendipia II)

t r e i n t a y u n o

—Venga despierta— Dice Ryan subiendo las persianas.

—No, vete a la mierda— Digo poniéndome la almohada en la cara para que no me dé la luz.

—Vamos Logan— Dice quitándome la almohada.

—Déjame— Digo mientras me coge en brazos.

—Tienes que ducharte— Dice entrando en el baño conmigo en brazos.

Niego con los ojos cerrados y maldigo en alto cuando siento el agua fría caer sobre mi.

—Hijo de p...—

—Ni se te ocurra— Dice tapándome la boca con la mano.

Abro los ojos y me encuentro con su profunda mirada sobre mi.

—Dúchate antes de que te ponga contra el cristal de la ducha— Dice tocándome un pecho por encima de la camiseta mojada.

—Me encantaría— Digo sonriendo pícara.

—No tardes— Dice antes de salir.

Me doy una ducha y me pongo el uniforme.

Voy al comedor y desayuno con Ryan.

—¿Que vas a hacer mientras yo estoy en el instituto?— Digo dándole un mordisco a una tostada.

—Iré a ver a Edwin para pedirle que hable con el director—

Al escuchar el nombre de Edwin me tenso.

—¿Has terminado ya?—

—Deja de meterme prisa— Digo levantándome para ir al baño a lavarme los dientes.

Nos subimos al ascensor para bajar al garaje.

El ascensor para en el tercer piso y abro los ojos sorprendida al ver al chico del gimnasio subiéndose al ascensor.

—Que sorpresa— Dice sonriéndome.

—Que fuerte— Me río disimuladamente.

—¿Y ese uniforme?, ¿cuantos años tienes?—

—Tengo 17, voy al Constance Billard, ahí llevamos uniforme hasta el último curso—

—Que susto— Dice riéndose.

—Él es mi novio Ryan—

Kevin le da la mano y Ryan se la acepta.

—¿Eres Ryan Fiennes?—

—Sí— Dice amable.

—Mi hermana está obsesionada contigo, te ve siempre en el TMZ—

—El puto TMZ— Digo rodando los ojos.

—¿Algún día puede subir para hacerse una foto contigo?—

Se abren las puertas del ascensor.

—Cuando quiera— Dice mientras salimos del ascensor.

Nos subimos al coche y me despido de Kevin con la mano.

—¿Era el que te estaba tocando el culo en el gimnasio?—

—No me estaba tocando el culo—

—Lo que sea...— Dice saliendo del garaje.

—¿Te has puesto celoso?—

—Los celos son de inseguros— Dice poniendo una mano en mi muslo.

...

Cuando llegamos al instituto le miro asustada y me hace un gesto con la cabeza para que salga del coche.