Capítulo 9. Batalla Imaginaria

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—¡Buenos días! ¡Buenos días!

Eran los gritos alegres de Jennifer despertando a Úrsula. No se encontraban en la tétrica mansión en Nueva York, se podría decir que la cabaña era acogedora, toda de madera con lindos bosques, fríos ríos y montañas nevadas. El día era soleado, no muy típico en estas zonas de Washington, todos los Vampiros tantos los genuinos (Clemente, Patry, Valantan y David), como los bisoños, llevaban abrigos y ropa de frío, incluyendo gorros y no era por el frío pues ese día el sol iluminaba, era más que todo por los rayos del sol, ya que podía no matarlo, sino causar quemadas dolorosas que no cicatrizaban tan rápido. La gran mayoría sentía envidia por Úrsula, pues ella no era enemiga del sol, eso era por ser una híbrida de padre mortal.

—Mira estos paisajes, Úrsula —Alabó Jennifer viendo por la ventana, ella se encontraba como niña comiendo golosinas, era la primera vez que se encontraba  fuera de Nueva York.

—Ya cálmate, veremos que tal eres en el combate. Esta vez estarán todos.

—Soy tu aprendiz, Úrsula.

—Creo que esta vez será diferente Jenny, enfrentarse a un Mago o Brujo no es un juego.

Úrsula se viste rápidamente y sale al patio con Jennifer, poco a poco llegan los demás Vampiros. Clemente llega al lugar seguido de David y Valantan, en total habían como cincuenta bisoños. Debido a que estaban rodeados de animales se veían rozagantes, aunque Clemente traía una queja para los bisoños. Ya estando frente a los bisoños, el Vampiro habla.

—¿Qué era eso que decían los noticieros de esta mañana? —Todos los bisoños se veían a la cara, Úrsula estaba también frente al grupo, menos Jennifer quien estaba con el grupo. Clemente realiza un movimiento de manos haciendo que frente a todos aparezca una imagen como un holograma, en él, se veían los bisoños en la noche anterior causando destrozos en la ciudad de Seattle, en especial con los mortales.

—Jennifer, ¿Estabas en ese caos? —Preguntó Clemente.
Clemente era un Vampiro delgado y alto, tenía un aspecto lúgubre y aunque parecía que sufría, no era así, era vigoroso y más después de haber pasado toda la noche absorbiendo sangre fresca, este Vampiro llevaba ropa de invierno como todos, lo diferenciaba que la ropa era blanca como la nieve, en la cintura reposaba una espada, los ojos de los vampiros líderes eran azules como lunas llenas, en cuanto a los bisoños sus ojos eran negros. Por fin Jennifer responde:

—No mi señor. Anoche estuve con Patry y Úrsula en el bosque…

—¿Es eso cierto, Patry? —Preguntó Clemente viendo a Patry.

—Si mi señor, cazábamos Alces…

—Los favoritos de Úrsula —Agregó Clemente esta vez dirigiendo la mirada a Úrsula— Creo que debemos agradecer al escritor Kenser López por escribir el libro “El Vampiro”, que básicamente es una biografía mía, un libro que yo no autoricé pero que por suerte le quedó bien. Hay que agradecer también a Hollywood por la película y algunos mandatarios mortales.

—Si nosotros no estamos detrás de todo eso, ¿quién lo está? No les parece raro que pareciera que alguien quiere cubrir nuestra existencia, por ejemplo, los bisoños atacaron anoche la ciudad, y los periódicos dicen que no es el Murciélago Vampiro que según atacó Nueva York, dicen que es parte de la película “El Vampiro”, algo creado por Hollywood para hacerle publicidad a la película, algo que es mentira, ya que los bisoños atacaron la ciudad por voluntad propia, no siguiendo la dirección de un productor cinematográfico, a menos que ahora seas director de cine, Clemente.

—No seas ridícula, Úrsula… Y tienes toda la razón. Algo se oculta entre las sombras, algo que aún no se ve, por eso les pido a los bisoños que controlen sus deseos y dejen a los mortales en paz, si yo no autorizo una cacería de mortales, ustedes no deben atacar. Como dice Úrsula, alguien está detrás de todo eso y no debemos cerrar nuestros ojos delante de las evidencias. Por eso, designo a Patry y a Ruus para que vigilen la ciudad esta noche, no quiero ver bisoños haciendo de las suyas.

—¿Y me envías con un bisoño?

—Ruus se ha ganado nuestra confianza, mientras todos causaban ruinas en Seattle, él nos acompañó a los límites canadienses, cazábamos osos.

—Y como lo disfruté —Contestó el tal Ruus, un joven de piel negra y calvo.

—No hay como sangre humana —Habló un chico entre el grupo de bisoños.

—¿Quiere decir eso que si tuvieras la oportunidad de atacar a los mortales sin mi permiso, lo harías? —Preguntó perspicazmente Clemente.

—Mil veces —Respondió el chico.

Clemente da varios pasos adelante, sus pasos se veían lentos pero realmente iba rápido, atravesó a los bisoños y se posó frente a el rebelde, lo toma por el cuello levantándolo al nivel del suelo y dice:

—No me sirves —Le arranca la cabeza con ambas manos, luego le arroja un as de luz amarilla que lo incinera dejando solo cenizas —Si alguien quiere seguirle que hable ahora —Hubo un silencio—Bien, a lo que vinimos, tenemos muchos dones otorgados por nuestro resucitador, así que aprovechemos la oportunidad.

Clemente saca sus alas rojas con negro y se eleva sobre todos. Luego instruye.

—Suban aquí todos.

Cuando todos volaban, el vampiro crea con sus manos bolas de nubes espesas y negras que arroja al suelo, lanza como doscientas de esas bolas que al llegar al suelo se convierten en personas, personas que simulaban ser magos, magos con sus túnicas, varitas y escobas voladoras.

—Esto es genial —Dijo Jennifer.

—Lo que ven son magos, no tan poderosos como los Brujos, a los Brujos no hay que subestimarlos, ellos usan el poder, la energía vital de sus cuerpos, de su cerebro, en cambio los magos usan el poder de la naturaleza absorbido por una varita que si se la quitan, quedaran indefensos. ¿Están listos? —Preguntó Clemente. Todos gritaron que sí.

Entonces, los magos abajo, montan en sus escobas y comienza el entrenamiento, los bisoños veían la forma de pelear de sus líderes y los copiaban. Explosiones, rayos, fuego, colores, muchas formas se veían salir de las varitas y de las manos, era un choque mortal entre ambas razas, aunque claro, era un entrenamiento. Jennifer, disfrutaba mucho acabar con los magos pues tenía una excelente maestra, que constantemente le enseñaba.

Al destruir a los magos falsos, estos se convertían en humo oscuro que se llevaba el viento. Los bisoños iban ganando, parecía fácil, hasta que Patry dice:

—Mi señor, hagamos esto más interesante.

—Adelante Patry, sorpréndenos —Alentó Clemente.

Patry alza sus manos al cielo lanzando una luz verde, entonces tras una fuerte brisa se ven llegar enormes Dragones lanza fuego, estas criaturas se unen a los magos y atacan. La cuestión se tornaba más peligrosa, sobretodo para los inexpertos bisoños. Clemente se ríe de lo ingenioso de Patry. Los que no sabían de batallas como estas lo estaban aprendiendo muy bien. Valantan, la hija de Clemente y modelo de pasarela, quería valerse de la ocasión para causarle mal a Jennifer ya que no se la llevaban bien, por eso, en un descuido de Úrsula, Valantan le lanza un hechizo que la congela, y, congelarse para un vampiro era algo muy peligroso, así que Jennifer cae casi muerta al suelo. Úrsula ve y de inmediato sale a auxiliarla, Patry también sale desapareciendo a los Dragones y paralizando así todo el combate, ya que se concentraron en Jennifer. David, llega ante los preocupados vampiros; Patry y Úrsula, y dice:

—Tranquilos, solo debemos descongelar su corazón —Y le coloca la mano en el pecho, su mano se ilumina impartiéndole calor al corazón de la moribunda, hasta que despierta algo débil.

—¿Perdí? —Preguntó Jennifer. Úrsula la sienta abrazándola.

—Siempre lo arruinas, Valantan —Dijo Patry viendo a la chica quien aún flotaba con la mayoría en el aire.

—Le iba a dar a un mago y se me atravesó —Respondió viéndose el esmalte de sus uñas. Entonces, Úrsula colocó su palma de mano en el suelo y dice:

—“Lapis Pugnus”.

Del suelo sale una gigantesca mano de roca que toma en el puño a Valantan, luego la arroja al suelo cayéndole el puño una y otra vez sobre la vampira que trataba de detener los golpes pero, los golpes recibidos por la mano eran más fuertes que ella, por eso, la debilita casi matándola hasta que intervino Clemente.

—¡Basta Úrsula!

Úrsula pareciera no escucharle, pues seguía maltratándola, de no ser porque Patry le coloca la mano en el hombro de su hermana y le dice:

—Déjala Úrsula, no vale la pena.

Úrsula la deja, Clemente y David corren a auxiliar ahora a Valantan. Jennifer se pone en pie, los demás bisoños se ponen en la tierra guardando sus alas. Después que Clemente regenera a Valantan y esta vuelve en sí, ella se levanta sobre todo al ver alejarse a Úrsula, Patry y Jennifer y les grita:

—Dime, ¿saldrías a socorrer a uno de los bisoños en una batalla real como hiciste con Jennifer?

—¿Derribarías a quien tu quisieras en una batalla, tratándose de nosotros? ¿Qué harías tu Valantan, los ayudarías? Lo que hiciste con Jenny demuestra que no te importa nadie. Ustedes, bisoños, recuerden algo, a veces nuestro enemigo puede aparentar ser nuestro amigo, una muestra Valantan, está acostumbrada a apuñalear por la espalda… Y respondiendo tu pregunta, sí, socorrería a cualquiera en la batalla, así sea mi enemigo. Pregúntense algo todos ustedes los que me oyen. ¿Quién es realmente el malo de la historia?

—¡Suficiente Úrsula! —Gritó Clemente.

—De no ser por las ordenes de Clemente ninguno estuviera aquí sufriendo la muerte estando vivos, dejaron a su familia y amigos por una causa que no les correspondía a ustedes defender.

—Ya Úrsula, vámonos —Le dijo Patry, conocía a su hermana y sabía de lo que era capaz de hacer por defender a los que quiere, en su vida pasada sufrió mucho como para en este tiempo dejarse lastimar o dejar que lastimen a los suyos. Por eso en obediencia a su hermano se retiran al bosque detrás de la cabaña.

Vampiros y Brujos. La Profecía Del Equilibrio (Historia Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora