Capítulo 10. Observando desde la cima

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Olivia estaba llegando al lugar donde antes estuvo su casa en la urbanización, el lugar estaba custodiado por la Guardia Nacional, las casas se encontraban arruinadas, carbón, destrucción. El sitio estaba sólo, nada más se veía la Guardia esporádicamente por los alrededores. Olivia, aterriza en su escoba y comienza a caminar por la calle arruinada, observaba cada detalle, buscaba pistas que le respondieran a su inquietante pregunta: ¿Quién era Úrsula?, sospechaba que Úrsula no era una simple mensajero, además, quería saber de ella porque tenía celos por Peter. Olivia descubre varios impactos en algunos muros, así como sangre seca en el piso y otros lugares. Llega a donde era su casa y, entre los escombros se adentra hasta llegar al sótano que estaba casi intacto.

Comienza a hurgar en unos frascos con raras pociones, toma uno y dice:

—Lo siento Peter.
…...
……

       Un hombre con una larga túnica verde, caminaba por un amplio pasillo iluminado por antorchas, muros de ladrillos, puertas de maderas, voces susurradoras y enigmas eran el panorama del lugar, el hombre abre donde entra, al fondo del salón estaban cuatro ancianos vestidos iguales, pero con túnicas blancas al igual de su largo cabello y exageradas barbas, el color blanco era casi puro. El lugar era amplio, algo esférico, con gravados en el techo y en el piso. De pie a los ancianos estaban tres hombres y dos mujeres, vestidos con túnicas negras de cuero brilloso.

—¿Qué noticias nos traes, Michael?—preguntó el anciano que se encontraba en el centro.

—Nuestros informantes lo han confirmado sus, Excelencias —El hombre hace una pausa, ve a todos y prosigue —Son Vampiros.

—¿Cómo es eso posible? —Se preguntaban todos.

      El hombre saca una varita, se gira dando la espalda a los presentes y dispara una luz violeta, esta genera una imagen donde se ven a los Vampiros haciendo de las suyas.

—¿Creen que es momento de avisarle a los Stuart? —Preguntó una mujer.

—Dejemos hasta donde llega el joven Peter, que hasta el momento es el único que tiene sospechas —Respondió uno de los ancianos.

—Es el único digno de llevar la Espada de la Luz —Habló un hombre de túnica blanca.

—No hay que precipitarnos. Veamos que sucede —Habló otro de los ancianos.

—En cuanto a Bill, creo que su arrogancia está poniendo en peligro a su familia, como siempre —Dijo un hombre con túnica verde que se le notaba la rabia que tenía para con Bill.

—De Bill y su arrogancia hablaremos luego, por ahora, manténganse cerca de Peter Stuart. Cristina, tu como jefa de los Vulturnos, encárgate de eso, recuerda, cerca de Peter sin interferir, a menos que sea sumamente necesario.

—Como ordene su Excelencia —Dijo la mujer y se retiran ellos; los tres hombres y las dos mujeres vestidos de túnicas negras de cuero. Cuando estos salen, uno de los ancianos dice:

—Peter tiene que conocer su poder y su posición.

—¿Y qué hay de la profecía acerca del Equilibrio?

—Veremos que sucede en el trascurso del tiempo… puedes retirarte Michael.

—Por supuesto su Excelencia —Se detiene y hace otra pregunta —Si los Vampiros habían sido destruidos, ¿cómo es posible que estén de vuelta?

—Son cosas que estamos investigando profundamente con el Consejo Brujo.

—Les doy un dato, solo un Brujo puede hacer resurrecciones, es lo que dicta el Código.

—Sabemos muy bien lo que dice el Código Brujo…Como dijimos antes, puedes retirarte Michael.

       Por fin este sale. Los ancianos se ven con preocupación, no solo por los comentarios de Michael el informante, sino porque sus enemigos estaban afuera, deseosos de venganza.

      Peter, Robert y Harold llegan al centro de Seattle, al aterrizar como lo había predicho Robert, Harold se va en vomito.

—Te lo dije —Habló Robert burlándose del arriesgado Harold.

—Sé que las alturas te hacen esto. Es cuestión de costumbre —Dijo Peter.

     Descubrieron que la ciudad estaba sola. Aunque las luces y faros la iluminaban, era como si estuviera oscuras, sola, silenciosa, misteriosa y al mismo tiempo frágil e indefensa. Los chicos caminaban por las calles, Harold se estaba aburriendo de no ver acción.

—Esto me esta aburriendo.

—Puedo sentir que nos están observando de lo alto.

—Yo también lo siento Robert… Nos acechan.

—¿Cuántos creen que son?

—Creo que solo hay uno.

      Al rato, la criatura cae frente a ellos de pie, mostrando sus enormes alas. Los chicos se detienen al verlos. El hombre joven quien tenía la cara viendo al piso, la levanta lentamente, mostrando su hermoso rostro y dos afilados colmillos. Sus alas se ocultan al igual que sus colmillos, observa al trío y dice:

—Hola. Me llamo Ruus. Estoy contento al ver a tres…Brujos. Hasta hoy pensaba que éramos las únicas criaturas poderosas en el mundo.

—Quédate detrás de nosotros Harold, sospecho que esto se va a poner bueno —Le dijo Robert.

—¿Y cuántos son ustedes? —Preguntó Peter a la criatura que estaba frente a ellos como a cincuenta metros.

—Somos muchos.

—Tienen que dejar de atormentar a los mortales —Recordó Peter.

—Creo que eso será imposible —El hombre encendió en su mano una bola de luz anaranjada similar a las de los Brujos. Peter y Robert hacen lo mismo, aunque no lo demostraban, estaban nerviosos, era la primera vez en siglos que se enfrentaban a duelo con un Vampiro, sabían defenderse, pero no conocían el poder de los Vampiros. El primero en atacar fue el Vampiro, hubo una lluvia horizontal de bolas de energía saliendo de las manos de las sorprendentes criaturas, rayos incandescentes agrietaban el asfalto. Explosiones quebraban la cristalería de algunas tiendas, las alarmas de los autos se activaban. Harold corrió a esconderse detrás de un automóvil. Los chicos seguían luchando en un arduo combate, no era cualquier lucha, el Vampiro parecía estar ganando. El tal Ruus, lanza una bola de energía a Robert estrellándolo contra una automóvil, Peter sale a auxiliarlo.

—¿Robert estas bien?

—Creo que me estoy rindiendo. No podremos con él, Peter —Robert y Peter estaban rasguñados, cortados y ensangrentados, el Vampiro tendría en cambio uno o dos rasguños; literal. Este se carcajea y dice:

—Que patéticos brujitos. Cuando me enteré que estaban en la ciudad me asusté, pues creía que eran de temer, pero ya veo que no vale la pena seguir luchando con ustedes, los acabaré de inmediato —El Vampiro, une sus manos a nivel de su pecho creando una esfera de energía roja, se veía destructiva.

   En un callejón habían varias personas, eran los Vulturnos, un hombre ahí dice:

—Hay que intervenir Cristina.

—Esperemos un momento —Todos ellos llevaban una varita roja en la mano.

  Peter, se arma de coraje y lanza un hechizo al Vampiro, este cae al suelo y rápidamente se levanta, Peter avanza hacia él y lanza otro hechizo, este envuelve al Vampiro en una esfera similar a una burbuja, luego, Peter lanza otro hechizo dentro de la burbuja creando una explosión sin que la burbuja se rompa, Peter sigue lanzando una y otra vez este hechizo, a la primera, el Vampiro ya estaba inconsciente o muerto, pero Peter quería asegurarse de que había terminado con él. La burbuja se rompe y este cae sin moverse al suelo. Peter se acerca, lo mueve con el pie percatándose que estaba realmente muerto. Los Vulturnos se desaparecen al ver cumplido sus objetivos. Robert se levanta, ve al Vampiro y dice:

—¿Cómo hiciste eso?

—Solo improvisé.

—Ch-Chicos —Era la voz temblorosa de Harold, un Vampiro lo traía amenazándolo con una especie de espada.

—Para mí sería fácil acabar con un mago, podría cortarle el cuello o succionar su sangre. Mataron a uno de mis amigo… Ojo por ojo y diente por diente —Cuando iba a cortarle el cuello de Harold, Peter lanza un hechizo tumbando al Vampiro, Harold también cae, el chico vampiro se incorpora con cara de susto, ve a Peter, el terror y la impresión se le notaba a leguas.

—Esto no se queda así —Dice el Vampiro y lanza un hechizo contra Harold —Estas marcado maldito mago, tu olor será mi fragancia…Te encontraré.

     Saca sus espectaculares alas de murciélago y se va, ocultándose en la oscura inmensidad. Harold no sentía nada, aún, pues no sabía qué rayos le había hecho el Vampiro. Los chicos lo levantan.

—¿Estás bien?

—¿Cómo te encuentras, Harold?

—Estoy bien. Pero él me marcó.

—¿Cómo que te marcó? —Preguntó Robert.

—Bueno fue lo que dijo. Lo escucharon, ¿Cierto?

—No escuchamos nada.

—Entonces lo diría dentro de mi cabeza.

—Llegó la hora de que los Stuart hagamos algo con esta plaga —Dijo Peter, refiriéndose a los Vampiros.

—¿Cómo haremos para que tu tío nos crea? —Preguntó Harold.

Sin pensarlo, los tres voltean a ver al Vampiro que estaba muerto en el pavimento.

Vampiros y Brujos. La Profecía Del Equilibrio (Historia Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora