Vampiros y Brujos. La Profecía Del Equilibrio (Historia Terminada)

Capítulo 14. Te amo no por lo que veo

—Estoy enamorado de ella—dijo Peter.

—Estoy enamorada de él—dijo Úrsula.

Peter sabía; o por lo menos sospechaba, que Úrsula era una Vampira, pero apesar de todo eso el amor le domaba los sentidos y la pasión bailaba en sus corazones. Cada centímetro la deseaba pero su rivalidad los alejaba.

—¿Quizás podríamos ir en contra de las leyes y las Ordenes?— se preguntaba Peter.

—¿Qué tal si somos los primeros de razas distintas en amarnos tan intensamente?— se preguntaba Úrsula.

—Una Vampira y un Brujo. ¡Qué amor tan peligroso!— Exclamó Peter.

—Un Mortal y una Vampira. ¡Cuanta alegría siento!— Exclamaba Úrsula.

—Nadie jamás podría con una forma de misericordia como esta.— Dijo Peter.

—Es como la muerte sin resultado— Dijo Úrsula. Aunque no estaban juntos parecía que se conectaban. ¿Acaso así funcionaba el amor verdadero?

Peter iba con Harold paseando por la ciudad de Nueva York, buscaban alguna señal de Bill quién no había vuelto. Comenzaba a llover.

—Los Vampiros se están volviendo el talón de Aquiles de los Brujos.

—No siempre fue así Harold. Hubo tiempos donde estas razas convivíamos juntos, éramos familias, amigos y hermanos. Un profeta predijo el fin de esa unidad y nadie le prestó atención, pensaban que eso no sucedería y pasó. El clan de Ulises Latuff apareció y la profecía se cumplió, todos en el Inframundo pelearon, razas con razas, amigos con amigos, todo lo bello de aquellos tiempos desapareció; los inframundos, las criaturas fabulosas, los amigos y el amor. Y al parecer, con la vuelta de los Vampiros se repite la historia, según el código, si vamos a batallar el ganador tomará el control de los Inframundos. Es extraño, pero justo en este momento recuerdo cosas que hace unos años no.

—¿Y si alguien pierden?

—Se abra acabado todo.

—No quiero perderte amigo. Habrá una forma en que por lo menos tu ganes esa batalla.

—Si tuviera en mis manos el libro de la Orden del Oráculo seguro que ganaría.

—¿Qué tiene ese libro?

—Hechizos y conjuros infinitos y poderosos, era el que usaban los magos en el Inframundo, volverían a cualquier Brujo en un experto en el arte mágico.

—¿Dónde esta ese libro?

—Se perdió en la última batalla. Nunca más se supo de él, al parecer un escogido lo podría encontrar. Él aparecería en el momento justo, en manos de la persona justa, para ayudar. El libro no ve dones, ni poderes, solo el corazón...

Un Vampiro pasa a toda velocidad al lado del automóvil, llevaba a un mortal chillando a lo alto de un rascacielos. Peter toma su escoba y sube.

—¡Espérame aquí abajo!— Fue lo único que dijo al salir.

Peter llega a la azotea. Se esconde detrás de unas cajas de madera, el Vampiro era una chica, estaba transformada, el mortal yacía en el suelo lleno de agua, pues la lluvia era fuerte. La Vampira caminaba de un lado al otro, parecía que algo le perturbaba.

—Dime— preguntó al miedoso mortal— ¿Por qué un código antiguo puede condenarme por mi amor? Siento que mi mundo se vuelve cada día mas pequeño. Como si existir fuera una maldición. ¿Entiendes lo que digo?— Ella se inclina para absorber la sangre del insípido mortal, es allí cuando Peter descubre que la Vampira gótica era su amada Úrsula, por eso queda a la vista de ella.

—El amor nos invita a cometer locuras.

—¿Peter?—Queda sorprendida— ¿Cómo es qué...— Él se acerca. Ella continua.

—Veme, soy un monstruo.

—Si estas enamorada de mi no lo eres, porque eso indica que tienes un corazón. Hay secretos indomables, ¿verdad?

—Y secretos culpables. ¿Cómo me amaras ahora sabiendo lo que soy?

—Te amo no por lo que veo, sino por lo que eres.

_ ¿Y qué soy para ti?—El mortal al ver la distracción huye.

—Es inexplicable con palabras que se van, solo puedo mostrarlo con hechos. Pero en lo mas profundo de mi alma estoy convencido de que representas el futuro de mi vida, la razón de mi existir, como si fueras mi propósito_ Ella se voltea dándole la espalda y caminando hacía la orilla de la azotea, él la sigue pero a distancia.

—Estoy confundida. Siento miedo y tristeza. Si se enteran que estoy enamorada de ti, seguramente no podrá la inmortalidad salvarme... estoy cometiendo una locura— Peter se acerca, le coloca la mano en el hombro y le dice unas palabras citadas del poeta Pablo Neruda:

—"La princesa está triste ¿Qué tendrá la princesa?"

—El simple hecho me tortura—habló ella.

—Si el 'hecho' es el amor, la 'tortura' será gratificante.

Ella se voltea y se abrazan bajo aquella lluvia convertida en tibia, tibia debido al amor, a la Catarsis de los cuerpos, a la Catarsis espiritual. ¿Es una locura? Sí, así es el amor verdadero.

Y como es inevitable el amor verdadero conlleva responsabilidades, y en este caso dolor y sufrimiento. Peter olvida que un insignificante beso puede llevarlo a la muerte. Úrsula al parecer ignoraba la maldición y Peter dejándose llevar por el deseo, une sus labios a ella y ella a él. Ambos sentían que volaba y caían a tierra, que el paraíso era real porque ese beso sabía a amor verdadero, todo lo bonito que podía existir, era como si el mundo se hubiera detenido frente a ellos, como si las gotas de lluvia estuvieran estáticas, la tierra se detuvo para ellos, el beso tenía mucha magia... tiernamente el beso se convierte en tragedia. Úrsula pasaba sus dedos por el cabello de Peter y siente algo extraño en ellos, algo gelatinoso, pegajoso, en medio del beso ella abre los ojos dirigiéndolo a sus dedos, se sorprende al ver que del cabello de Peter salía una sustancia negra, era como si Peter llevará un tinte negro de mala calidad que se diluía con la lluvia, ella se asombra.

—¿¡Peter que te sucede!?

—¿Por qué?

—¡Mírate!

Peter descubre lo que sucedía y dice:

—La Maldición Negra.

—¿Qué?

Él sale corriendo dejándola sola pero la puerta del edificio estaba cerrada, al lado Peter ve su escoba la toma y monta. Úrsula queda más que anonadada. Él sale volando, cae en picada y pasa al lado de Harold, este descubre que algo andaba mal, así que enciende el auto y sale rumbo a donde iría Peter.

En alguna ventana de un edificio allí Patry, percibe el olor con que había marcado a Harold y sus ojos cambian de color y dice:

—Por fin— Saca sus alas y emprende el vuelo.