Vampiros y Brujos. La Profecía Del Equilibrio (Historia Terminada)

Capítulo 20. Pesadilla

La inmortalidad es un misterio, el que tiene ese privilegio puede aprovecharse de todos los beneficios. Pero, ser inmortal tiene graves consecuencias y para Peter y Úrsula esta no era la exepción. Aunque a ambos se le propuso vivir en el Inframundo rodeados de relativa paz, con los mejores empleos, entre otras cosas, ellos acostumbrados al Submundo, prefirieron vivir con mortales y seguir cuidándolos, pero los mortales se estaban dando cuenta que algo pasaba con ellos, los años corrían y ellos seguían siendo jóvenes.

Desde el último encuentro con los Vampiros, habían pasado dos años. Apesar que los Stuart; Peter y Úrsula, vivían tranquilos, los mortales no paraban de molestarlos porque eran de una u otra forma diferente a los demás.

Vivían en una hermosa casa a las afueras de Madrid; España, tenían a su servicio a dos empleados; María y Luis, ambos esposos y mortales, y en conocimiento de lo que Peter y Úrsula eran.
Peter trabajaba en una sucursal de Carpe Diem, allí en Madrid. Úrsula se estaba dedicando a su hermoso embarazo de gemelos, ya le faltaban días para que diera a luz. Para ella eso sería mágico y poderoso, nadie sabía qué serían los bebés; Vampiros o Brujos

Esa mañana Peter salió a su trabajo algo preocupado pues llevaba noches con pesadillas inexplicables.
Esa mañana, ya en la ciudad, Peter conducía su automóvil y vio a una chica joven, vestida con túnica negra, cabello desarreglados y en su mano una varita. ¿Sería posible lo que él veía? ¿Era esta chica una bruja?¿Por qué estaba ahí? Intentó detenerse pero no lo logró, tenía algo de miedo, sí, Peter Stuart, el que peleó con Clemente Fredrickson, tenía miedo. Por eso siguió su camino. Peor fue lo que vio a continuación. Cuando llegó a las afueras del edificio donde funcionaba Carpe Diem, había una decena de personas, todos igual a la chica anterior, túnicas negras, varitas en las manos... Peter detiene el automóvil, toma su portafolio y baja, todas estas personas se le aglomeraron y decían cosas inentendibles porque todas hablaban al mismo tiempo. Los mortales presenciaban aquel hecho, confundidos, al igual que Peter.

_ ¿Por qué hacen esto?_ Preguntó Peter, refiriéndose de la forma como actuaban, con esas ropas y las varitas y delante de los mortales.

Pero pronto y por locura las personas comenzaron a desaparecer, ¡Ahí enfrente de todos! Una por una desaparecían en trasladores, hasta que el último antes de irse le dijo a Peter:

_ Confiamos en ti_ Desaparece como los anteriores.

  Los mortales que presenciaron aquello gritaron despavoridos y a Peter no le quedó de otra que entrar también aterrado al edificio.

   Ese día no logró concentrarse en su trabajo, todo era caos en su mente y apesar de que envío cartas al Edificio Imperial en el Inframundo, nadie le respondió.

   Al salir ese día de su trabajo con destino a su casa, volvió a ver personas con túnicas negras por cualquier lugar, él ya estaba seguro, eran magos. La pregunta era, ¿Por qué no seguían en incógnita? ¿Qué hacían tantos magos en el Submundo? 

  Esa tarde llegó a su casa preocupado, no podía concentrarse en nada.

_ ¿Te encuentras bien?_ Le preguntó Úrsula al verlo tan distraído.

_ ¿No han llegado cartas del Inframundo?_ Fue lo único que preguntó. Vio por la ventana, frente se veía una chica de los magos, ahí, parada frente a la casa Stuart. Ella continuó siguiéndolo con la mirada.

Úrsula sabía que algo le pasaba a Peter y no era cualquier cosa, por eso esperó hasta entrada la noche para preguntarle de nuevo cuál era el motivo de su distracción. Él le dijo al fin.

_ Están sucediendo cosas extrañas amor. Llevo varias noches teniendo pesadillas. ( Para un Brujo o Mago, tener pesadillas no era nada bueno) Estoy en un lugar cubierto de nieve, muy hermoso aquel lugar, pero de pronto, la nieve se convierte en cenizas y lo bello desaparece. Entonces, en medio de aquella desolación, oigo una voz, una de un niño, él dice: "Papá no me dejes. Debes cuidarme". Y lo repite vez trás vez hasta que aparecen miles de Vampiros que se abalanzan sobre mi, hasta que me oprimen y despierto.

   Úrsula se pone las manos en su barriga como preocupada. Peter continúa:

_ Ando aterrado Úrsula_ Dijo hundiendo su cabeza en el pecho de ella.

_ Quizás sea un mal sueño.

_ Son pesadillas.

_ ¿Le informaste al Inframundo?

_ Si, carta trás carta y no me responden.

_ Debes dormir.

_ Hoy mientras iba al trabajo vi..._ Iba a contarle lo de la revuelta de magos pero vio la cara de preocupación de Úrsula y continuó_ No nada, es algo sin importancia, mejor durmamos.

    Nuevamente las pesadillas de Peter volvieron esa noche, de la misma forma como le explicó a Úrsula.
     Peter sabía que esto era señal de que algo malo estaba apunto de suceder, lo que no sabía era qué. Él estaba claro de que los Vampiros habían sido derrotados, pero también estaba consciente de que Patry tenía el poder de resucitar a más vampiros prominentes, también sabía que Valantan estaba viva en algún lugar, aunque a ella no le prestaría tanta atención porque era una cobarde, sí le preocupaba Patry, era poderoso, inteligente, capaz de resucitar a otros vampiros, eso le daba miedo o por lo menos le preocupaba.

A pesar de sus temores, ese siguiente día salió a su trabajo como de costumbre. Volvió a ver a varios magos en las calles, pero trató de ignorar aquellos hechos. Ese día trabajó hasta entrada la noche. A medida que pasaba el tiempo ignoraba a los magos que se le cruzaban en el camino, se lanzaban sobre el automóvil, le gritaban y demás, su vida iba calmandose y los magos dejaban su insistencia. Pero las pesadillas, esas no se iban, seguían torturandolo, quería ser fuerte.

   Úrsula lo estaba siendo, ella era valiente y Peter debía imitarla y calmarse, de esta manera ambos podían llevar la vida matrimonial que deseaban, que juntos soñaban, y debían ser un ejemplo para el bebé que pronto traería felicidad... O, ¿no era así?.