Capítulo 10: Bella y Maliciosa

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Fueron siete días más hasta que la noticia de la llegada de la Consorte Honorable Zhao a las puertas de la Capital. El sequito con el que había viajado era simple, su partida justificaba una simple peregrinación al templo. Por esta razón la mujer ni se preocupó por ostentar sobre su cargo mientras transitaba por la ciudad y mucho menos por los caminos.

El retorno de Zhao Hua Xiang fue muy diferente a su partida, esta vez el Emperador recibió la notificación de los planes de su Consorte. Aunque no estaba conforme por la forma en que las dos mujeres más poderosas de harem habían manipulado su vida por años, eso no significaba que no apreciara la forma en que le habían hecho la vida más fácil.

Fue esperada con mucha pompa, al descender del carro en la entrada frente a ella una silla de manos esperaba por ella, seis eunucos y diecinueve damas de la corte se encontraban allí. Fue escoltada con lujo, propios más de la Emperatriz que de una Consorte Honorable, pero de algo ella estaba segura, la propia Emperatriz estaría feliz de verla en esa circunstancia.

- ¿Qué es todo esto?

Pregunto personalmente a uno de los eunucos que se presentaron junto a ella.

- La Señora no debe asombrarse, el Emperador esperaba su llegada, imagino que sería muy incómodo el viaje hasta su Palacio Interior, - señalo la silla de manos – se confecciono esta silla de manos especialmente para usted.

- ¿No es demasiado?

El viejo eunuco sonrió, había visto crecer al actual Emperador y le había servido por años, no era nueva historia el comportamiento caprichoso de este.

- Mi Señora, nunca nada es demasiado. 

Asintió mientras era conducida con delicadeza hasta la cómoda silla. 

Solo había una persona en el Harem Imperial no muy feliz al saber esta noticia, satisfecha consigo misma se regodeo mientras era llevada al Palacio Interior Tian. 


***


Nuevamente porcelana rota, el estruendo molesto a los guardias que transitaban fuera de los muros.

Aquella mujer tenía muy mala personalidad, aquellos que le servían siempre eran cautelosos a la hora de darles las noticias a su señora, incluso si eran buenas no había recompensas que ofrecer, pero el temor era el camino que Zhan Peng Jie había recorrido por años. 

Otro estruendo, el eunuco fuera de la habitación rezaba para que nadie se hubiera lastimado.

- Señora no se altere, por favor – suplico una de las doncellas – son las decisiones de Su Majestad.

Indignada tiro uno de los libros cercanos a ella, el Emperador no la había visitado ni una sola vez durante los últimos días. Compartió lecho con simples concubinas, sus propios espías no supieron si paso la noche o si se marchó.

- Quiero respuestas, el Emperador esta cambiado su rutina, eso no es bueno. – se incorporó – envié tónico a esas concubinas, no me preocupan que conciban pero no puedo permitirme perder el favor del Emperador aun.

- La Señora es hermosa como un hada, se encuentra embarazada de la sangre del dragón, el Emperador a esperado mucho por este primer hijo, claro que nunca la dejara de lado. – menciono el Eunuco junto a ella. 

La Consorte Zhan había sido catalogada como la belleza principal de la capital antes de que se organizara que entrara al harem del Emperador, los Zhan eran nobles que habían servido a la familia imperial por generaciones, su tío era un Duque. Aunque el Emperador la favorecía no estaba de acuerdo en deshacerse de la Emperatriz que ni siquiera visitaba, es más, la verdadera dueña del harem era la lisiada de Zhao Hua Xiang.

La coja que ni siquiera el miraba.

En el último año no había quedado embarazada, así que se buscó la solución. Un falso embarazo, soborno a todo el que pudo ser sobornado, chantajeo y mato, ahora fingía con una falsa barriga, mientras su madre ya tenía garantizado él bebe que sería entrado a palacio para que ocupara el lugar de su hijo.

Ella misma se garantizaría su lugar y una alta posición en el futuro.

Mordisqueo sus uñas mientras pensaba, tenía que cambiar su táctica, no podía permanecer confiada como hasta ahora. Seguía nerviosa tras el arrebato de ira, ahora no podía tocar a la Consorte Honorable Zhao, ya no era un ser silenciado en el Palacio Interior, era una figura reconocida por el Emperador, la verdadera dueña del Harem.

Solo estorbaba la Emperatriz, ella era quien ostentaba el título que enfundaba respeto y la Consorte Honorable Zhao solo gobernaba por que la Emperatriz Chen lo permitía.

Sonrió complacida, ahí era a donde debía mirar ahora, Chen Zhi Xin, la dulce e ingenia Emperatriz. 

Las doncellas permanecían arrodilladas ante aquella mujer de fuego.

- Pedid que mi madre entre al Palacio – grito mientras seguía maquinando su siguiente movimiento.

- ¿Informamos al Duque? – hablo una de las doncellas.

- No, - recapacito – Si, él sabrá como. 

Honorable Consorte ZhaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora