Capítulo 26: Astutos aliados.

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- Toma – extendió el rollo – ahora le debo unos cuantos favores.

El retrato se extendió sobre la mesa, la imagen de una juvenil mujer se revelo ante él.

Tan joven, una niña que no conocía el mundo, inocente.

- Se veía así justo antes de entrar a palacio.

- ¿Qué edad tenia?

- Joven, la edad típica para el matrimonio, unos 15 años. ¿De verdad no la recuerdas? – Qiao Chen Yu negó – Recuerdo una vez que todos nos encontrábamos en la Mansión Hao, incluyéndote, no sé porque terminamos hablando de más, ya sabes, siempre hablábamos de más. Nos regañó como si fuéramos los niños y ella el adulto, aun tensaba su cabello y traía su bordado en la mano.

- ¿En serio?

- ¿No recuerdas? Recito Mencio para regañarnos.

Seguía en blanco, como podría recordar en aquellos juveniles años a una niña que aun trenzaba su cabello.

Observo el retrato, era bonita, por lo menos en su temprana juventud, aun existían rasgos infantiles en aquella mirada, que se le hacía familiar.

¿Un vago recuerdo?

El vino volvió a ser servido y las mujeres despedidas, no tenía por costumbre visitar esa clase de lugares para disiparse en los placeres carnales. Lo saboreo, deseaba emborracharse aquella tarde, quizás fue la única vez en su vida que envidio el comportamiento de sus amigos, disipados, libres de las ataduras o aparentemente, las responsabilidades que relegaban en el desde temprana edad le dieron una perspectiva diferente a sus contemporáneos.

Suspiro. Se arrepentía de esa personalidad suya tan orgullosa. ¿Por qué tenía que ocurrírsele a los 13 años que podía realizar el examen imperial?

Una copa, seguida de otra más, seguía sin disipar su mal humor y mucho menos se le nublaba el juicio.

- Mencio dijo: "Yu detestaba el vino exquisito, pero amaba mucho las palabras que inspiraban la virtud"

- Chen Yu no es momento de comenzar a recitar Mencio. – su amigo reflexionó – Espera. Alguien te regaño. Alguien te puso en tu lugar.

- Nadie.

- Eso es un sí. – invito al brindis – Bebo por esa admirable persona, espero que algún día nuestros caminos se crucen.

Diciendo esas tontas palabras prosiguió a seguir bebiendo.

La cortesana de fingida sonrisa irrumpió en la sala privada, la conocía bien, aquella relación no pasaba de lo comercial, el pagaba y ella le contaba, su nombre nunca se vio mezclado al de la cortesana.

¿Por qué habría?

- Están aquí. – susurro suavemente y le sirvió un poco del vino.

Su amigo sabia él porque el de aquella visita a un burdel, solían ir de forma discreta, siempre con la misma razón, espiar las conversaciones de algunos nobles.

Al inicio no hablaron, el sonido de la música y la risa de las mujeres, luego una voz conocida al otro lado de la pared, Jin Wei Zhi era el único hijo del Ministro de Personal, uno demasiado confiado de su estatus, fallando dos veces ya en los exámenes imperiales, convirtiendo su nombre en señal de burla.

Pero él no era a quien Qiao Chen Yu quería espiar, sino a su principal invitado, la mano derecha del principal oponente de su padre, aquel Sang Ji Long salió de la nada, un don nadie con una moral laxa que oscilaba según sus intereses, en los últimos años logro mucho para el Duque de Wu, el afamado Zhan Li Po, en vida del anterior emperador se dio a conocer como el conquistador, ayudo en la expansión de los territorios antes de centrarse en la política y enviar a su sobrina como concubina, la favorecida Zhan Peng Jie.

Honorable Consorte ZhaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora