La había adorado con todo su cuerpo, repitió las noches que la visitaba una y otra vez, incluso almorzaba con ella cuando tenía la oportunidad.
Era quizás lo nuevo o tal vez le gustaba la tranquilidad que reinaba en aquel pequeño palacio. La miro, como siempre apenas y tenía maquillaje, su cabello no tenía adornos, solo algunas horquillas para sujetarlo. Siempre se quedaba mirando su pequeña cintura, ansioso ya de que quizás el fruto de las continuas noches ya creciera en ella.
- Deje de mirarme, por mirarme no va a hacer que se cumpla más rápido.
- Cada día doy todo de mí para que se cumpla.
Fingió no escucharle y le paso uno de los rollos de tabillas de bambú.
Aquella Zhao Hua Xiang le miro, estudiando el semblante del Emperador, desde su posición ella se mantenía oculta, aun y cuando él era consciente de su presencia.
- ¿Me mira usted ahora? - el pretendía sobresaltarla.
- Realmente no le comprendo, no entiendo porque sus palabras dicen una cosa y hace otra - reflexiono - más bien no, si le entiendo, su posición, el trono, una simple silla y una corona pueden ser más que un ornamento y ser un gran peso para su dueño.
- Sí, creo que realmente me entendió, pero de una forma superficial.
- Por supuesto que superficial, son solo conjeturas, es mi imaginación divagando, no soy usted, así que no puedo comprender del todo su pesar.
Visitaba a la Honorable Consorte con mucha frecuencia, la Emperatriz se lo solicitaba constantemente, "la hermana mayor fue criada en el Clan Imperial, educada por la Emperatriz Viuda, sin ella yo no sería quien soy ahora, estoy aquí porque ella era una discapacitada y los ministros querían una Emperatriz en la que pudieran influir, soy quien soy gracias a que ella era quien era" - las palabras de su Emperatriz aun retumbaban en sus oídos, cuanto reproche había escuchado, eso más la intervención de la Princesa de DongPing.
Su antigua princesa heredera, mantenía la distancia, pero le gustaba verle trabajar, lo noto desde la primera vez que llevo los monumentos de la corte y el comenzó a estudiarlos, enseguida le fue servido té y ella comenzó a rallar la piedra de tinta a su lado, de vez en cuando dejaba caer una sugerencia o arrugaba la nariz cuando no le gustaba alguna decisión que el tomara.
Desde aquella noche en que consumaron su matrimonio las cosas habían mejorado en algunos aspectos, mientras en otros aún se notaba el recelo y la desconfianza.
Poco a poco comenzó a entender los gestos de su consorte, los cambios en su mirada o las torceduras de sus labios.
- No estires tanto el cuello para tratar de leer - una suave sonrisa se escuchó a su lado - si quieres leer, solo lee.
- ¿Acaso planea el Emperador que esta Consorte lea monumentos y edite para usted?
Una carcajada se desprendió del duro semblante del Emperador Shang, bajo el monumento encuadernado en seda amarilla y el pincel.
- No lo hagas sonar tan esperanzador, se cuánto disfruta mi consorte en editar los monumentos del ministro de guerra y los del tesorero imperial antes de que lleguen a mí. Realmente me llamaba la atención que el General Chen fuera tan bueno con las palabras y su caligrafía tan refinada.
- Esta consorte no se siente ni arrepentida ni apenada, lo estaría si mi tío materno entregara monumentos escritos de su puño y letra - negó la cabeza decepcionada - Después de tantos años sigo sin comprender como tal general, ahora ministro puede tener una caligrafía tan deplorable.
- Ahora este Emperador comprende, mi consorte solo protegía mi vista de tal perturbación - ella dulcemente asintió. - ¿las revisiones en las del tesorero y otros ministros?
- Les gustó mi caligrafía.
Otra carcajada, él realmente nunca creyó que el trabajar algún día le resultaría tan divertido.
Su Honorable Consorte no había sido corrompida por la corte, era una manipuladora nata, podría decirse que no había perdido la inocencia de sus ojos como cuando se casaron.
***
El sonido de los pájaros era vivido, la joven bebía de su te mientras permanecía erguida en su asiento. Era Hao Yueying ahora Princesa de Xi'an se encontraba observando la pajarera frente a ella, volvía a vestir colores claros y cálidos, tal y como lo prefería en el pasado, junto a ella su futura suegra pidió reunirse con ella para conocerla.
Ouyang Fei era como un estanque de agua cristalina donde las flores de ciruelo caían, si no le llegan a comentar que era una noble xiongnu que vino a casarse en un tratado de paz no lo creería tan fácilmente, la señora de hermosa apariencia y delicados hoyuelos le tomo las manos cuando la conoció e inmediatamente paso a abrazarla, alabándola y consintiéndola con regalos.
- Las mujeres en la familia Qiao eran adornos. – hablo – fue así hasta que llegue, mi esposo me adoro, sabe que para casarse conmigo ofendió a algunos príncipes en aquel entonces. – suspiro – Lastima que no siempre los hijos son como los padres, no los imitan solo en las cosas buenas.
- ¿Habla usted...?
- Siento decir que tendrás un largo camino que recorrer querida. Ese hijo mío... - suspiro. - La Emperatriz la alabo cuando la visite preocupada tras la noticia, hija, ya te llamare hija, serás una maravillosa esposa para mi Chen Yu, el Primer Ministro también está complacido, eres de una familia de eruditos, fuiste educada por tu hermano mayor sin reparo alguno al respecto de tu sexo, eres una extraña joya – Yueying impactada, pocos sabían de ello - él nos hizo la visita. – sonrió – Chen Yu no lo demostró pero aprecio mucho la muestra de tu caligrafía cuando nos la mostro tu hermano mayor.
Ella comprendió, aquel no era un matrimonio pacifico, lo sabía bien, la Emperatriz le advirtió.
Un acuerdo matrimonial entre la familia imperial y la familia Qiao, un acuerdo que favorecería a alguien más o a alguien que quería que naciera.
- Sé cuál es mi papel en este juego, soy un peón en las manos de alguien poderoso – Ouyang Fei se entristeció con sus palabras – Pero la suerte realmente me sonríe, antes de morir olvidada en estas cuatro paredes alguien abrió la jaula de oro y me libero. – su sonrisa era sincera – que vengan todas las adversidades de la vida, yo Hue Yueying la encarare con una sonrisa en mi rostro.
Mano fuerte y admirable sonrisa, era el arma que ella portaría, sería la esposa de alguien que no conocía, alguien que sospecharía de ella por ser quien era y venir de donde venía.
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Honorable Consorte Zhao
RomanceTras 15 años como Emperador, Shang Ren Jie descubre que en el harem no es la emperatriz quien lleva el poder, la mayor influencia en su harem lo lleva su primera esposa, la consorte Zhao, a la que no ve desde su boda cuando ambos eran unos niños. ...