Era una dulce niña que debía aprender a ser adulto, así era Zhao Zhen Qi, con ese nombre con el que siempre había vivido la pequeña princesa, la madre adoptiva tan niña cuando ella nació en medio de su frustración solo intento sonreírle mientras extendía sus brazos para que la joven Qi Qi viniera a abrazarla.
"El favoritismo no es tan malo después de todo" pensó la adolecente al mismo tiempo que se fundía en los brazos de la joven madre, se daban un poco de paz la una a la otra en esta agobiante vida sentir el cariño incondicional de su hija adoptiva.
¿Eran frívolas con su forma de materializar el amor?
Quizás sí, quizás no, existen muchas formas de dar y recibir cariño y solo se tenían la una a la otra para mendigar un poco de él.
- Madre, tengo miedo.
- ¿De Su Majestad? – sonó preocupada.
La joven negó aun entre sus brazos.
- Esa mujer, se presentó ante mi cuando salí de compras hace unos días.
No le gustó la idea de saber exactamente de quien estaba hablando, la Gran Princesa Consorte de DongPing, no podía ser más que ella. Realmente quería amenazarla de esta forma, tan brutal, esto la hacía sospechar, esa mujer no se podía subestimar.
¿Acaso el trato entre ambas era solo una cortina de humo?
¿Había algo más?
- ¿Qué fue exactamente lo que te dijo?
Saliendo del fuerte abrazo miro a su madre a los ojos, sin nada que ocultar o tergiversar solo hablo.
- Dijo que tenía los ojos de mi padre, que era demasiado Shang como para pretender ser una Zhao.
- ¿Algo más?
- No, pero la forma en que me sonreía no me gustaba para nada.
- ¿Cómo fue?
- Fría, apática pero luego al finalizar como si fuera un trofeo.
Un trofeo, si, Qi Qi sería un buen trofeo si Sang Ren Jie llegara a perecer, ella sería la única princesa soltera de la dinastía, un hijo suyo llegaría a ser el próximo Emperador, sobre todo ya que el Príncipe de Tu no era una opción desde que le diagnosticaron infertilidad en la infancia.
- Madre, siento tanto importunarla cuando se siente tan mal.
- Esa frase sonó forzada – una sonrisa completamente sincera se dibujó en su rostro – Ese carácter sumiso debe cultivarse más si quieres que sea creíble.
- Pero soy sincera con lo Madre.
- De eso soy consciente, pero aún hay algo en la voz cuando finges ignorancia.
La niña sonrió y la abrazo nuevamente.
- Aprenderé diligentemente las enseñanzas de la madre.
- Debes parecer tonto e ignorante, no dejes que vean a través de tu mascara, no se puede ser ni muy tonto ni muy astuto, tu vida depende de ello.
Enseñarle a aparentar era un estilo de supervivencia, las mujeres inteligentes morían pronto en este mundo de hombres.
Enseñarle esta clase de trucos la prepararían para el fututo incierto.
- Su Alteza.
La llamaron, un eunuco esperaba en la entrada de su salón, invitándolo a entrar, el eunuco no parecía preocupado por la invitada junto a la Noble Consorte.
- Su Alteza ¿Espero que se encuentre mejor de su afección?
- Un poco mejor. – contesto por mera educación.
- Su Majestad envía varios regalos para la pequeña princesa y si es su deseo que las jóvenes permanezcan con usted los arreglos ya están listos.
- ¿Los arreglos?
La sonrisa educada del eunuco no se inmuto, entrego a la doncella de la Noble consorte una nota envuelta en ceda dorada. Le informaba del pabellón del oeste, fue amueblado y decorado para el gusto de las jóvenes.
- ¿Su Majestad preparo esto? – el eunuco asintió – Agradézcale a Su Majestad de mi parte, ¡Zhi Min! – llamo.
La doncella entrego un pequeño bolsillo al eunuco con dinero, un pequeño obsequio, con una ligera inclinación el anciano eunuco se marchó.
La joven miro a la madre, ¿había escuchado bien? Le habían llamado pequeña princesa.
- Madre...
- No hay ninguna posibilidad de ocultarle algo a Su Majestad, nada se escapa de su vista, solo se puede retener la información durante un tiempo.
- Ese hombre lo ha tomado todo.
Si, lo había tomado todo, pero tenía el derecho, no iba a discutir con Qi Qi por ello, solo darle una salida diplomática.
- ¿Ese es tu punto de vista? – la chica solo se le quedo mirando y luego asintió – Recuerdo mi boda con Su Majestad –se escuchó nostálgica - quería llorar, no por mi destino, sino por el dolor, a ninguno de los adultos le importaba como me sentía, un par de piernas que no funcionaban, para realizar los arcos. Fui cargada hasta el altar, los realice sin pesar en mi orgullo, solo lo hice, pero no derrame una sola lagrima, era mi ira y sobre todo, era mi desilusión. – toco los suaves cabellos de su Qi Qi – No puedo hablar por Su Majestad, la verdad durante años me dio lo mismo, era solo una figura en mi vida que no representaba nada, solo importaban ustedes.
Suspiro, después de todo Zhao Hua Xiang nunca pudo ser una niña y dijo la verdad, se aferró a unos niños huérfanos, no tan menores que ella, se aprisionó a ellos para justificar su existencia.
Ya no era una cuestión de blanco o negro, existía un tercero en este problema, uno que podía ser fácilmente utilizado, tenía que proteger a Qi Qi, ella carecía del poder.
Suspiro nuevamente.
Tendría que solicitar una audiencia con Su Majestad, debían hacer algo al respecto de la seguridad de Qi Qi.
Ahora más que nunca debía hacerse responsable de la sobrina que tampoco sabía que existía.
Sonrió, ironías del destino.
Un poderoso Emperador al que le ocultaban los acontecimientos más importantes de su vida, un Emperador que adorado por las masas, por sus ministros y muchas mujeres, pero tenía una esposa que no recordaba hasta hace poco y una sobrina desconocida para él.
¿Ironías del destino?
No, más bien un punto que ella, sin proponérselo la familia Imperial poco a poco terminaba en sus manos, pero como mismo comenzaba a subir, este destino podría caer.
ESTÁS LEYENDO
Honorable Consorte Zhao
RomanceTras 15 años como Emperador, Shang Ren Jie descubre que en el harem no es la emperatriz quien lleva el poder, la mayor influencia en su harem lo lleva su primera esposa, la consorte Zhao, a la que no ve desde su boda cuando ambos eran unos niños. ...