Leyó dos memoriales justo antes de que entrara Jin Mi Zhan, el eunuco que desde su ascenso al trono le había servido fielmente, seguido por dos doncellas que traían cajas laqueadas entre sus manos. Era consciente del contenido de ellas, el mismo lo había solicitado.Las piedras de tinta habían sido traídas específicamente para reunir las condiciones que había solicitado, en ambas piezas el dibujo tenia las mismas características pero la escena era diferente, siempre un fénix y un dragón. Detenidamente aprecio las dos piezas, el eunuco Jin señalo la de la derecha, desde su punto de vista y lo que conocía de la Honorable Consorte Zhao ella prefería la sencillez y lo práctico, antes de lo ostentoso e inútil. Shang Ren Jie asintió complacido, él debía guiarse en aquel caso de aquellos que conocían mejor la personalidad de su inexplicable esposa.
Shang Ren Jie mantenía una peculiar sonrisa en su rostro, el Eunuco Jin se mantenía tranquilo a un lado del Emperador, expectante ante como respondería la Honorable Consorte, aquel no había sido como los otros regalos enviados, no fueron sedas ni mucho menos joyas que la dama no necesitaba. Aquel era un regalo inteligente tras haber ocurrido eventos entre la Gran Princesa Consorte de DongPing y enviar las copias de los diarios. Aquel regalo podía ser interpretado como la aceptación del papel que ella interpretaba tras el sello de la Emperatriz y a la vez una complicidad ante lo verdaderamente importante para la familia imperial.
Un abanico llego, en la misma bandeja donde antes habían enviado un presente un abanico blanco abierto había sido depositado como para que todos pudieran leer el mensaje enviado del puño y letra de Zhao Hua Xiang, el poema citado en tantos libros en diferentes dinastías no tenía un autor al que pudieran referirse, pero el mensaje enviado era claro. Ella aceptaba servir al Emperador, ella aceptaba todos los tratos con la Gran Princesa Consorte de DongPing y sobre todo estaba dispuesta a ser esposa.
***
La dama recostada en la majestuosa cama, observo como nuevamente traían el amargo medicamento, odiaba el olor que sus habitaciones habían adquirido en los últimos días, todos aquellos tónicos de olor penetrante le daban ganas de estornudar nada más que se les acercaban. Pero los médicos eran firmes en no permitirle dejar de beberlos, debía restaurar su salud.
- Es solo un resfriado.
En momentos como ese toda posición o título eran ignorados por el eunuco frente a ella y las sirvientas que la habían seguido desde su hogar familiar.
- Su Majestad la Emperatriz no intente minimizar el problema. Su salud decayó mucho con un simple resfriado. No mencionamos nada, pero paso varios días delirando por la fiebre, solo el Medico y nosotros tres sabemos cuánto sufría y por su propia seguridad lo ocultamos. – acerco el cuenco – Ahora beba, no deje que nuestros esfuerzos sean en vano.
La joven Emperatriz empatizaba con sus sirvientes, pero el fuerte olor de las hiervas le molestaba, en un último intento desesperado tapo su nariz teatralmente y bebió el cuenco de medicamento mientras se las arregló para mostrar un rostro asqueado.
Complacidos todos a su alrededor acercaron algunos de los dulces favoritos de esta para aliviarle el mal sabor de su boca.
- Hua Ji ¿Algo que decir? – el eunuco asintió.
- Su Majestad la Emperatriz hay noticias.Le entrego la carta enviada por Zhao Hua Xiang, tras leerla detenidamente la lanzo al bracero junto a la cama. Tras leer de alguna forma parecía tranquila, quizás incluso aliviada.
***
Un evento tan nuevo en el Palacio Imperial claro que correría como el agua, esa era la intención de Zhao Hua Xiang, quería que en cada rincón de aquel lugar se supiera que ella serviría al Emperador aquella noche, incluso si los planes se cancelaban el simple hecho de que ella lo solicitara y él lo anunciara era necesario que se divulgara con premura, la noticia debía llegar a los oídos de más de una persona, enemigos y aliados por igual.
Tras enviar el mensaje a la Emperatriz comenzó el proceso del cual nunca había experimentado, nunca había sido preparada para compartir la habitación del Emperador, era una esposa virgen, así que cuando las sirvientas prepararon el baño y comenzaron a masajear su cuerpo fue completamente diferente a lo que estaba acostumbrada. Su cuerpo siempre había sido muy delicado desde los 10 años, tras el accidente que le dejo la cojera había sido muy susceptible a dolores musculares y a algunas recaídas cuando había exceso de esfuerzo.
El agua era perfumada, cálida y aromática, aquel no era la esencia que siempre había utilizado, al parecer sus sirvientas siempre habían albergado la esperanza de que serviría algún día al Emperador, se les veía contentas y vivarachas mientras le narraban todo lo que hacían y el porqué. ¿Cuánta sabiduría podrían tener aquellas mujeres que eran de su misma edad o menores que ella?
Entendió cuan ignorante era en cuestiones de la vida.
- Más que mi persona parece que son ustedes las que esperaban este momento.
Algunas sonrieron.
- Claro que si Alteza, usted era la Princesa Heredera, estamos a su lado desde aquellos años.
- Siempre albergamos la esperanza de que algún día Su Alteza podría comenzar a recuperar el lugar que le corresponde.Sintió el frio cuando las sedas tocaron su piel, luego de peinar su cabello y aplicar el maquillaje, la Honorable Consorte Zhao estaba preparada, aquella era la apariencia que nunca había conocido en sí misma, pues todos estos años se había negado a engañarse pensando que su posición era verdadera.
- Alteza, esta lista.
Efectivamente, la apariencia mostrada en el espejo de cobre no era la misma de siempre, aquella era una hechicera, su tez se veía blanca y su cabello brillaba, un traje elegante, por primera vez podría ser comparada con la nieve en el viento, cambiante. ¿Ella siempre había sido así de hermosa?
Quizás era su imaginación, lo nuevo.
Las cortinas fueron levantadas, las pinturas recogidas y los libros organizados, aquella era residencia diferente a la de esa misma mañana, todos se habían esmerado en preparar la estadía del Emperador.
Tantas expectativas puestas en ella y ni siquiera tenía la certeza de que podría.
- El Emperador llega. – Era el anuncio dado por el Eunuco Jin. Shang Ren Jie se adentraba al palacio de su Consorte.
- Bienvenido el Emperador.Las palabras que escucharon fueron en la entrada del Palacio Interior Tian, presentándole su respeto.
Ahora frente a ella, Zhao Hua Xiang debía hacer lo mismo, Zhi Min y Tae Ran se habían colocado a cada lado y con su ayuda la Honorable Consorte realizo la inclinación para saludar al Emperador.
Este no la detuvo, no intervino para ayudar y detenerle la posible molestia que podría ocasionar aquel gesto. Era de vital importancia que aquella noche no se omitiera nada, todo debía realizarse como era establecido, cada movimiento era necesario para la legitimidad de cualquier futura consecuencia.
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Honorable Consorte Zhao
RomanceTras 15 años como Emperador, Shang Ren Jie descubre que en el harem no es la emperatriz quien lleva el poder, la mayor influencia en su harem lo lleva su primera esposa, la consorte Zhao, a la que no ve desde su boda cuando ambos eran unos niños. ...