Capítulo 8: Todos conocen el secreto.

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Gemidos, dos cuerpos entrelazados, llenos de sudor, los quejidos golpearon las paredes, aquellos cuerpos consumiéndose el uno con el otro, la habitación olía a sudor y sexo. Pero la mente de Shang Ren Jie no se hallaba ahí, la belleza bajo el permanecía con los ojos cerrados mientras suplicaba por más, sonrió mientras ejecutaba una y otra vez, le gustaba duro, fuerte, tomarlas mientras suplicaban por más, las prefería sumisas, pero por alguna extraña razón aquella vez se cansó rápido, demasiado rápido de la mujer bajo su persona.

Desde que conoció el placer de la carne había disfrutado de ella, se consideraba un lascivo, lo reconocía, podría justificar su actitud con el hecho de la búsqueda de un heredero, pero la verdad era otra. Él era un obsceno que disfrutaba de la sexualidad y del poder que le fue entregado por el destino.

Realizo una cadencia, con fuerza tomo las manos de su compañera y las sujeto por encima de la cabeza, negándole a esta el placer de tocarle. El sonido de su voz fue áspera al terminar, ni siquiera se preocupó esa vez si su compañera había culminado o si había disfrutado, su cabeza aún seguía procesando todo lo ocurrido en los últimos días y la actitud de su Emperatriz aquella tarde, tan desafiante.

¿Acaso se habían vuelto locas sus mujeres?

- Su Majestad – su concubina hablo - ¿se marcha ya?

Afirmo con un simple sonido antes de incorporarse, tomo su bata, se vistió mientras caminaba y se retó, dejando a la belleza desnuda en aquella oscura habitación, sola.

Era consciente de que el Palacio Interior nunca le había dado problemas, nunca se excedieron de los gastos, los sirvientes eran bien educados y nunca llegaron a él las quejas de eunucos o doncellas maltratados o que alguno de estos cometiera fechoría alguna y mucho menos recibió quejas de alguna de sus mujeres, la gestión en el Palacio Interior era impecable. Siempre atribuyo esto a la magnífica gestión de su joven Emperatriz, pero conocer el secreto a voces del harem lo había trastornado.

¿Realmente era tan mal marido?

Desde su subida al trono había olvidado incluso el rostro de su antigua princesa consorte, su consorte niña, la favorita de su abuela, educada bajo la tutela de su madre la reina viuda, ella destinada a casarse con su hermano mayor y luego con él. No importaba quien heredara el trono, lo importante es que Zhao Hua Xiang fuese la consorte coronada. Aquellos tiempos fueron tan tormentosos, revueltas, rebeldes e intentos de usurpar el trono de su padre, su niñez había estado tan llena de sangre y traiciones que ya nada le asombraba, bueno, excepto ahora, dos mujeres habían logrado volcar toda su tranquilidad y volverle completamente un extraño en su propio palacio.

Se detuvo mientras reflexionaba, observo el estrellado cielo, tan solitario todo le pareció en aquel instante. Pero por alguna extraña razón recordó algo, faltaban pocos días para los servicios conmemorativos de su hermano mayor, ¿acaso la ida al templo de Zhao Hua Xiang no era más que una excusa?




                                                                                           ***

Cairen Zhan fue informada, Su Majestad había visitado a una de las concubinas, pero no durmió allí, ella sonrió, comenzó a prepararse, ella conocía muy bien al Emperador, le gustaba dormir con el cuerpo de una mujer a su lado, solía dormir en los brazos de ella cuando no quedaba satisfecho en el lecho de alguna de esas mujeres.

No podía verse seductora, debía seguir fingiendo su embarazo, sin ayuda de nadie tomo los bultos con los que fingía su barriga y los coloco, suavemente y que quedaran firmes. Peino su cabello y se recostó en su cama cubriendo solo lo necesario, no podía levantar sospechas.

Zhan Peng Jie permaneció así, a la espera hasta que el sueño la venció, la desilusión llego cuando despertó.

Él no llego, Shang Ren Jie no siguió su rutina. Aquella noche no durmió en los brazos de ninguna belleza.

                                                                                 

                                                                                          ***

Shang Ren Jie despertó agotado, durmió, pero su mente había permanecido activa durante toda la noche, pensamientos y vagos recuerdos venían a él en forma de pesadilla, aquella mañana no envió regalos a ninguna cámara y mucho menos fue adulado en exceso. Se sintió extraño, pero a la vez se alegró, aquel día no tendría paciencia para fingir que le importaba los sentimientos de una mujer que era obvio no le importaba. Ninguna había cargado en su seno el anhelado heredero que había esperado por años.

- Su Majestad. – Jin Mi Zhan había permanecido junto a Su Majestad desde que este era un niño. – la investigación ya ha sido realizada. Cairen Jin no cometió adulterio - Shang Ren Jie observe frio y sereno a su eunuco principal. – pero era cómplice de algunas maquinaciones dentro del harem.

Un fuerte suspiro.

- Tan hermosa y tan maliciosa, ¿Cuánto tiempo fingirá ante mi persona?

- Su Majestad, la emperatriz, ella la está dejando ser, creo que espera a que baje la guardia.

- No, - el emperador sonrió – está esperando que se ponga de parto. Cuando intente ingresar algún niño a palacio, eso es lo que espera. 

Honorable Consorte ZhaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora