La verdad, la que no fue contada iba más allá de la noticia de la Emperatriz inconsciente, ella permanecía así, incluso el médico más afamado de la corte no tenía una forma de saber que veneno se utilizó.
La ira contenida exploto en aquel preciso momento, Zhao Hua Xiang siempre diplomática y estoica dejo a un lado sus perfectos modales y frías formas.
- Inútiles, todos inútiles, de que sirven con todo su renombre si solo son parteras y sirven para aliviar achaques. – Zhao Hua Xiang no era particularmente amable con sus palabras, nunca lo fue, pero aquella vez las cosas eran diferentes. – quiero resultados, resultados que le saben la vida.
- Alteza, no debe alterarse.
- ¿No debo? Pues hagan algo, inventen algo, un médico piadoso, divino, no me importa.
Sin fuerzas volvió a sentarse, estaba agotada, física y emocionalmente. Sus planes desbaratados y su cómoda rutina destruida, ahora estos ineptos sacaban lo peor de ella.
- Si su alteza emite un edicto para que la abadesa Su abandone el monasterio, ella es la reconocida aprendiz del médico divino.
- ¿La abadesa?
Olvido por completo ese detalle, en su última visita la abadesa la atendió por primera vez, su trato le recordó mucho a aquel anciano que le salvo la vida.
- ¡La Emperatriz viuda! – recordó – si alguien puede convencerla mejor que un edicto es ella
***
Batallas ganadas, ese era un palacio llego de peligros la hacían déspota y malvada, no le importaban las palabras de los ignorantes mientras su vida siempre pendía de un hilo. Alcanzaría las respuestas que buscaba, no le importaba un título, nunca le importo, desde temprana edad supo que el titulo de Emperatriz aunque era la cúspide también era el motivo para una muerte temprana, ahora allí ver a Chen Xi Zhi le partía el corazón.
Movería cielo y tierra estaba claro, acabaría con aquellos que osaron tocarla.
¿Cuento revuelo puede causar una simple mujer?
Mucho.
No era una simple mujer, la ahijada de la Emperatriz Viuda era la Noble Consorte, la portadora del sello de la Emperatriz, la verdadera dueña del Palacio interior. No causaba revuelo, causaba conflictos, guerras, todo lo necesario para que su palabra fuera ley sin importarle a quien pisoteara en el proceso.
Su reputación no eran meras palabrerías y mucho menos autoproclamada, bajo su mirada no hubo perdón para los traidores, eso fue sin la atenta mirada del Emperador.
¿Qué quedaría ahora que era la amada favorita?
En una sola noche infinidad de gritos se escucharon desde mazmorras o desde patios interiores, castigos se impartieron, la muerte era prohibida, no ahora, no sin una respuesta.
La corte amaneció desolada, un Emperador que nunca llego y una impactante noticia para los que en realidad no sabían nada. Esa mirada déspota a la que temían se dibujó en el rostro de este como un depredador que cazaba a su presa. Ministros y cortesanos presentes fieles a su horario fueron detenidos antes de ser guiados a donde el hijo del Cielo se encontraba.
Muy pocos conocían a Zhao Hua Xiang, la odiada mujer era un misterio para muchos y una imagen conocida para otros. Ambos, el propio Emperador de pie al final del elegante salón del palacio de la Emperatriz, mientras que la noble consorte permanecía a su derecha sentada en la lujosa silla de ruedas, hermosa cuan hada devastadora que podría destruir países con solo existir.
El poder de Zhao Hua Xiang no hacía más que solidificarse y su influencia en el emperador la convertía en el principal estorbo para muchos. Las habladurías mencionaban esa reciente fascinación del Emperador y la búsqueda de un heredero en los brazos de la devastadora belleza, ahora ambos como mensajeros del inframundo los miraban con un deseo casi inexplicable en la búsqueda de sangre.
Tal mujer era una amenaza, ahora más, la Emperatriz permanecía inconsciente, el malhechor fue encontrado, un médico con un motivo demasiado convincente al que supuestamente habían ejecutado, la familia aprendida y los conocidos investigados. Solo unos pocos sabían la verdad, entre ellos el verdadero culpable del complot y por el otro el que monto el espectáculo de esa mañana.
Testigos de aquella gélida mirada que los estudio, los analizo como culpables, todos a sus ojos lo eran.
- La vida de la Emperatriz corre peligro.
Desde el rincón más apartado la mujer que menos pensaron que visitaría ese palacio se encontraba presente. La mujer que recientemente llegaba a sus sesenta años observaba sin siquiera esconderse, aun así, no la vieron. Las canas la adornaban en lo que en el pasado fue un deslumbrante negro azabache, arrugas alrededor de sus ojos vivos y ahora disgustados, esa era la sombra de lo que fue una espléndida y hermosa mujer.
La siempre virtuosa Emperatriz Viuda Jianxing, Zhao Lian Shui era solo la sombra de la belleza que fue en el pasado, pero era la viva imagen del terror, la guerra de su hijastro y ella casi hace caer la corte imperial en el pasado, ahora enemigos jurados se encontraban en la misma sala.
¿Qué les esperaba en el fututo?
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Honorable Consorte Zhao
RomanceTras 15 años como Emperador, Shang Ren Jie descubre que en el harem no es la emperatriz quien lleva el poder, la mayor influencia en su harem lo lleva su primera esposa, la consorte Zhao, a la que no ve desde su boda cuando ambos eran unos niños. ...