Capítulo 30: Los por qué.

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La frágil salud de la emperatriz fue una noticia que traspasó los muros del palacio, se hablo de ello, para bien y para mal.

La investigación continua, se intensificó las torturas y se arrestaron demasiados implicados, en momentos como este al emperador no le interesaba la verdad a medias, quería respuestas, respuestas que le satisficieran.

Dos grandes familias implicadas y con ellos dos concubinas arrestadas, pero aquellas pruebas tan limpias y verídicas daban más sospechas que tranquilidad. Caos durante la noche, aquellos que confesaban morían, arrastraban tres generaciones de su familia con el crimen de la traición.

Otros lugares como el palacio interior "Tian" permaneció en silencio hasta que ella regreso de visitar a la viuda, luego el propio emperador la escolto para luego permanecer toda la noche.

Dormir en aquel acogedor lugar era parte de la nueva costumbre de Shang Ren Jie.

Solo se retiró cuando los eunucos informaron que los ministros esperaban.

Habitaban aquel palacio lleno de traidores.

Con el resiente protagonismo de Zhao Hua Xiang en la alcoba del Emperador claro que ganaría más recelo y enemistades. Esos enemigos no perdían ni pie ni pisada para espiar y maquinar nuevas formas de hacerla caer, perecer como mismo ella se deshacía de sus propios enemigos.

Aquel fue un día mas, uno nuevo más de esas formas.

Lo primero que escucho Shang Ren Jie fueron las murmuraciones de las sirvientas.

Luego personalmente el Eunuco Jin le conto el resiente rumor que protagonizaba su más querida consorte. Un hombre fue visto en las habitaciones de esta, incluso hablaban íntimamente.

Él no era un hombre irrazonable, sabía bien cómo funcionaban ese tipo de rumores y por qué circulaban, pero el reciente escándalo de la fallecida Cairen Jin aún era resiente.

Dispuesto a cuestionar hasta la última palabra de quien informo, pero con las dudas no visito con la fanfarria acostumbrada, como ladrón que asecha se acercó. Difuso se volvió todo cuando la voz de un hombre se escuchó dentro de la habitación de la esposa.

Matar, no sería la primera vez que el deseo de matar lo llenara como un pozo en época de crecidas, mataría no solo por la traición, era como una sed.

Era un hombre vengativo, apretó sus puños dispuesto a no perder la razón.

¿Por qué se le ocurrió visitar sin guardias?

¿Por qué se ocultó?

Dando el primer paso para acercarse volvió a escuchar, pero solo esta vez vislumbro las palabras de aquellos dentro.

La voz del hombre se le hizo conocida.

Solo que ahora, sus palabras lo detuvieron.

- Hermana mayor, no puedo comer más.

¿Hermana?


***




Prometía ser una mañana aburrida cuando la visita más inesperada llego a su puerta.

El niño de sus ojos reportaba los progresos de su interrogatorio, retirándose el casco de su uniformado atuendo lo saludo con la mayor de las alegrías, sabiéndola adolorida solo se acercó obedientemente para que esta le pellizcará el cachete como si de un niño se tratara.

Honorable Consorte ZhaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora