Capítulo 9: Recuerdos.

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Extendía su mano sin poder alcanzar a nadie, gritó y su voz no se escuchaba, la sensación de vacío dentro de ella era desgarradora, hiperventilaba y el pánico se apodero de ella.

Era muy doloroso seguir corriendo y no avanzar... perdió por completo el aire de sus pulmones, comenzando a ahogarse lentamente... 

Entre jadeos despertó, todo se trataba de una pesadilla, durante esas fechas siempre era atacada por las pesadillas, el recuerdo tormentoso de casi morir a los ocho años aun le afectaba. El cadáver del Príncipe Heredero Yun era una imagen que la perseguía, ella había sobrevivido, se lo repetía cada día cuando veía sus piernas casi inservibles.

- Su Alteza, ¿una pesadilla?

- Si Zhi Min, sírveme un té o agua, cualquier cosa que tengas a mano.

- Mejor un té, - dijo la muchacha – algo caliente que la reconforte.

No demoro mucho, Zhi Min era rápida a la hora de servirla, él te era simple, de jengibre, a Zhao Hua Xiang no le molesto, nunca le molestaban esos detalles.

- No vi nada – menciono de la nada – no soñé con él, no soñé con nada, solo corría sin avanzar, llamaba y nadie contestaba.

- Su Alteza, no puede torturarse así, debe dejar ir ese fantasma.

- Como quisiera, pero el recuerdo y el dolor persisten – se tocó las rodillas – quienes mataron al Príncipe Heredero Yun también deseaban matarme a mí, aún vivo porque soy una lisiada que no será capaz de ser la Emperatriz ni dar a luz un heredero.

- Su Alteza, Príncipe Heredero Yun no querría oírla hablar así. Usted me conto que era muy bueno con usted.

Una sonrisa nostálgica se dibujó en el rostro de la consorte.

- Siempre escondía caramelos en sus mangas y me los daba cuando la Reina Viuda no veía, yo no sabía lo que era el matrimonio, solía pensar que era el mejor hermano mayor del mundo, solo cuando murió fue que comprendí mis verdaderas responsabilidades. No recuerdo ni como lucia, ¿eso me hace una mala persona?

- No Su Alteza, han pasado muchos años, es normal el olvidar.

Allí en aquella toda melancolía Zhao Hua Xiang bebió nuevamente su té antes de volver a intentar dormir.


*** 

Shang Ren Jie se frotaba las sienes mientras escuchaba las quejas de sus ministros, volvían a quejarse de asuntos banales y no de lo que realmente importaba. Solo uno de ellos había mencionado el servicio conmemorativo del Príncipe Yun, anoto mentalmente recompensar a este de alguna forma que no incitara a mas disputas en la corte.

Aquel día particularmente le molestaba todo lo que le dijeran criticándole o amonestándole, solía tomarse muy en serio las palabras de sus ministros, siempre creyó que eran criticas constructivas, ya sea para el benefició del que sea, le ayudaban a notar de qué lado se inclinaba la balanza entre sus cortesanos.

Tras despachar a estos, los memoriales fueron entregados, había que tener mucha paciencia a la hora de revisarlos, esos viejos metiches no perdían una oportunidad para criticarlos, sobre todo ahora que la Consorte Zhao se encontraba fuera de palacio. Lo reconocía, las continuas palabras de su eunuco para alabarla eran simples palabras tras la verdad, el continuo ojo crítico de esta los mantuvo a todos expectantes y sin molestarlo con necedades.

Ahora ahí, frente a él estaba la prueba, una enorme pila de pedidos y denuncias habían sido entregadas, el primer ministro se acercó a él mientras los funcionarios del Ministerio de Ritos realizaban una reverencia para retirarse.

- Noto el cambio, al parecer esos viejos le temen más a mi consorte que a mi persona.

- ¿Su Majestad sabe? – no espero respuesta, la sabia – Su Alteza la Señora Zhao tiene una carta de triunfo para mantenerlos a raya - Shang Ren Jie intrigado dejo de leer – heredo los diarios de c ahí se encuentra relatado con lujo de detalles cada uno de los nombres de quienes asistieron al intento de golpe de estado hace 35 años atrás. Mucha gente poderosa estuvo implicada y muchos se salvaron, pero la Gran Emperatriz Viuda escribió todo y guardo las pruebas, ahora están en posesión de Su Alteza la Señora Zhao.

- Un secreto que no expirara por varias generaciones según las leyes, pues se puede castigar a un hijo por los errores el padre.

- Si.

- Una jugada maestra, la Gran Emperatriz Viuda siempre fue una mujer inteligente y práctica, manipulo a todos según su conveniencia y lo sigue haciendo incluso desde el Reino de Yama – sonrió – la Consorte Zhao tuvo una gran mentora. 

Honorable Consorte ZhaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora