Shang Shu Xin se alabó a sí misma, no había perdido su toque intrigante, el nacer y crecer en el palacio te hacia bien y mal, todo dependía de las enseñanzas a través de la crianza. En su caso no fue protegida, su padre no le allanó el camino ni la consintió de mas, así que desde temprana edad si deseaba ser favorecida tenía que destacar.Observo al hermano menor que ayudo a criar, perder a su madre tan jóvenes y puestos bajo el cuidado de la Emperatriz Viuda fue una maldición y al mismo tiempo una bendición. Ella había sido más dura que el propio Emperador, pero sobrevivieron cuando muchos habían caído.
- ¿Su Majestad es feliz?
- No entiendo la pregunta – era sincero – el propósito de un monarca no es ser feliz.
- Pero tendrás algo que te de algún tipo de felicidad – el aun parecía estoico y apagado – Su Majestad aún debe tener algo que le de paz, no todo puede ser trabajo, guerra o problemas.
Él era un Emperador joven, un Emperador debía vivir para su pueblo, no para sí mismo, no podía permitir que su reinado viviera con el mismo estigma con el que señalaron a su padre en el pasado, por imprudente, libertino y derrochador.
- La Gran Princesa no debía ser fiel a su palabra y entregarme las cartas.
Sabía que el abordaría el tema en algún momento. Como si no le escuchara continúo caminando por el salón mientras lo dejo allí sosteniendo tablillas de bambú, ella imagino que se trataba de algún viejo texto. No aparto la mirada de su hermana mayor, la actual Gran Princesa Consorte de DongPing seguía con esa misma personalidad que la caracterizaba en su juventud, Shang Ren Jie imagino que su hermana mayor fantaseaba un poco con la yo del pasado, la dejo ser.
- No te lo voy a entregar.
- ¿Como? Teníamos un trato.
- Lo cambié – lo dijo como si nada – hice un nuevo trato, mi marido realizo traición, tengo ahora dos hijos que proteger, no puedo permitir que los errores de su padre los arrastren a ellos también. Mi Hijo mayor es el nuevo Príncipe de DongPing y solo tiene 7 años.
- ¿Qué hiciste?
- Se lo di a Zhao Hua Xiang.
Todo quedo en silencio, el dejo a un lado su lectura.
- Hablas de mi Consorte Honorable, - ella asintió – ¿mi antigua Princesa Heredera? – ella volvió a asentir - ¿La misma por la que aludiste no ser apta para compartir mi corona? – por tercera vez la mujer asintió mientras lo miraba como si fuera un loco - ¿Se puede saber qué haces? – esta ultima vez grito.
- Hua Xiang es la única mujer en este palacio en la que le confiaría el destino de mis hijos, no mencione una palabra de ellos y estoy segura que ella entendió mi por qué. - se acercó a su hermano menor – Eres el Emperador, lo dijiste, tu familia va después, sacrificarías a cualquiera por mantener esa corona en tu cabeza. Pero estoy consciente de que debes ganar algo de todo esto, ella ganara su venganza y su verdad, por otra parte, eres el Emperador y no tienes heredero.
Quedo estupefacto, acaso su hermana mayor había exigido a su consorte que fuera la madre del heredero. La convicción de sus palabras y su mirada fija lo convenció, ella se había atrevido.
- Padre tenía razón, estás loca.
- La única forma de sacar a toda esa gente de la corte es consolidando tu propio poder y ella sería la madre del heredero, su posición será más estable que la emperatriz, no tiene un clan que intente utilizar al niño.
- Tampoco tiene un clan que lo respalde.
- Tendría a la Emperatriz Viuda. – un buen punto.
Se sentó y la dejo allí, mirándolo.
- Otra de mis concubinas está embarazada.
- ¿Y qué? Mantenla en un nivel mucho menor que Hua Xiang y comienza a dormir con ella.
- Esta loca, la Gran Princesa Consorte de DongPing está loca – se masajeo las sienes. – Que dijo. ¿Qué dijo Hua Xiang de todo esto?
- Ni acepto, ni se negó, solo tomo lo que le ofrecí y me marché.
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En el tranquilo Palacio Interior Tian Zhao Hua Xiang leía las cartas recostada en su cama, las luces eran encendidas mientras la tarde comenzaba a caer, tras la partida de Shang Shu Xin solo permitió que sus sirvientes más leales ingresaran, ordeno que aquellos de los que sospechaba de espías fuera desechados de su Palacio Interior, sabía que un movimiento en falso despertaría el interés de sus enemigos, pero lo que guardaba allí era peligroso si caía en las manos equivocadas, su venganza dependía de que tan bien protegía el contenido del cofre.
- Todo está listo.
Zhi Min, su dulce Zhi Min abrió sus cortinas y mostro Heo Di, copiando el contenido de las cartas, realizando copias. Los originales serian guardados bajo su cama, nunca imagino que realmente utilizaría algún día aquel compartimento secreto.
- ¿Las copias se las entregara al Emperador? – ella asintió – Tal y como ordeno, omitimos los mapas marítimos y las cartas personales del Príncipe de DongPing. Señora, el Eunuco Guang tomo la iniciativa de hacer un registro, está tomando los nombres de cualquier implicado y contabilizando a cuánto asciende la malversación según los registros personales del Príncipe de DongPing.
- ¿Un Registro? – ella asintió - ¿Por qué no se me ocurrió algo así? – susurro para si – Gracias a todos, la vista de esa mujer me trastorno y luego leer todo esto… - instintivamente se tocó la pierna.
Dejo a un lado la lectura, fue duro leer aquellas palabras de como planificaban el accidente que le causó la muerte a Shang Ren Yun y la dejo como una lisiada coja.
- Señora - Zhi Min la llamo – La Emperatriz, ¿le contara a la Emperatriz?
- No, esto también implica a su Clan Chen, si se extiende mucho puede causar no solo que las depongan, sino la muerte.
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Honorable Consorte Zhao
RomanceTras 15 años como Emperador, Shang Ren Jie descubre que en el harem no es la emperatriz quien lleva el poder, la mayor influencia en su harem lo lleva su primera esposa, la consorte Zhao, a la que no ve desde su boda cuando ambos eran unos niños. ...