CAPÍTULO .3.

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- ya, quita esa cara. Parece que te los quieres comer, son agradables. - habla Saint, quien ha observado a Zee mantener una mala cara, ahora se encuentran fuera de la escuela, siguiendo a sus compañeros de clase.

- son agradables para ti. - alegó Zee a su favor.

- si no quieres no vamos. - dijo Saint deteniendo su paso.

- vamos, quieres ir ¿no? - dijo Zee tomando a Saint de la mana para jalarlo.

- pero cambia esa cara, dales una oportunidad. - Saint trató de persuadir a su hermano.

- chicos, no se queden atrás o se perderán. - se acercó Bow a ellos.

- además no queda muy lejos. - agregó Ohm. Zee trató de sonreír.

- sí, te aseguro que te divertirás. - dijo Alin abrazándose del brazo de Saint, sin más corrió jalando a Saint para juntarse con el resto del grupo, dejando atrás a Zee y Ohm.

- eres un tipo callado, me agradas. - dijo Ohm, arrojándole a Zee el balón que tenía en sus manos.

Zee tomó el balón sin pronunciar ni una palabra, miró al balón para después dirigir la vista hacia el sonriente de Ohm.

- déjate llevar. - habló Ohm. - estamos cerca. - dijo antes de correr hacia el grupo de amigos que estaban al frente.

Zee dirigió la vista hacia ese grupo y la fijó en Saint, quien parecía estar feliz y sonriente entre ellos, se había acoplado a ellos tan fácil y tal vez, Zee deba hacer lo mismo.

- son solo amigos, me puedo acostumbrar a ellos. - susurró viendo a Saint.

- ¡estamos aquí! - gritó con euforia una de las chicas del grupo.

- ¿qué haremos primero, jugar o ir al río? - preguntó Ohm y todos voltearon a ver al par de hermanos.

- son demasiado amables. - susurró Saint ocultándose detrás de la espalda de Zee.

- ¿por qué venir hasta aquí? ¿no pudimos haber jugado en la cancha de la escuela? - preguntó Zee, ya que todos querían jugar una partida de futbol en ese lugar.

- tu sí que eres un caso, es obvio que es diferente. - se acercó Bow a Zee y tomó el balón. - los equipos de siempre, Saint es nuestro. - dijo alejándose, haciendo que todos gritaran.

- ¿jugaremos con el uniforme? - preguntó preocupado Saint, mientras era llevado a la mitad que les correspondía.

- no te preocupes por eso. - contestó Bow dándole palmaditas al hombro de Saint.

- ¿ellas jugarán con su falda? - preguntó sorprendido Zee al ver la mezcla de niños con pantalones y niñas con faldas en la cancha de juego.

- no las subestimes, son las mejores... es más, cuídate para que no pateen tu trasero. - dijo Ohm, acercándose al centro para comenzar con el juego.

Ohm tocó el balón, pasándola a otro jugador, el juego había comenzado. El balón combinado de jugador a jugador, corriendo de un lugar a otro, todos con la misma meta, anotar. Todos los jugadores dejando su alma en el partido, como si fuesen parte de las ligas mayores de futbol. Los gritos eran demasiado ruidosos al anotar un gol, anotado entre jadeos y sudor, pero dos de esos jugadores estaban sorprendidos por lo que veían, Bow tenía razón y vaya que la tenía, la sensación de jugar en ese lugar y en un patio de escuela era, definitivamente distinto.

- ya no puedo seguir corriendo. - dijo Saint con cansancio, tumbándose al suelo.

- ¿estás bien? - pregunta Zee corriendo hasta en donde se encuentra Saint.

- sí... estoy cansado. - dice con la respiración agitada.

- terminemos el juego aquí... vayamos al río. - indica Alin sentándose al lado de Saint.

Saint asiente y se levanta con la ayuda de Zee. - tengo hambre. - susurra Saint al oír su estómago rugir.

- vayan ustedes, nosotros nos vamos a casa. - habla de pronto Zee, quien estaba atento a cada movimiento de su hermano.

- ¡hey! ¿por qué? - pregunta Bow con una voz chillona.

- somos puntuales con la hora de la comida, muero de hambre. - explicó, si Saint tenía hambre, él también, aunque no sea el caso.

- la próxima, iremos al río con ustedes. - dice Saint, caminando al lugar en donde habían dejado sus bolsos, agradecido a Zee por haber hablado.

- toma. - habla Saint entregando el bolso de Zee a este.

- déjame llevar tu bolso, te vez cansado. - dice Zee tomando el bolso de Saint.

- llévame a mí también. - dijo Saint, ladeando la cabeza al mismo tiempo haciendo un puchero, tal cual un bebé.

Zee suspiró ante su descarado hermano antes ponerse de cuclillas para recibir a Saint en su espalda. La sonrisa de Saint se hizo escuchar al ver la acción de Zee y con alegría se acomodó sobre la espalda de Zee. Zee comenzó a caminar con Saint en su espalda.

- no llegaré muy lejos, también estoy cansado. - habla Zee.

- podemos turnarnos. - dice Saint de inmediato.

- ¿bromeas? no aguantarías conmigo. - dice Zee acomodando a Saint sobre su espalda. - mejor, lléname de energía. - continuó.

- ¿cómo? - preguntó Saint, pero Zee no respondió, dejando a Saint pensativo.

- ya sé. - dijo después de un largo silencio, se estiró hasta alcanzar la mejilla de Zee y dejar un beso sobre ella, haciendo que Zee dejara de caminar.

- ¿te he llenado de energía? - preguntó Saint. Zee sonrió asintiendo, deseoso por más, pero no se podía permitir ser codicioso, lo único que podía hacer era seguir caminando.

- estoy pegajoso y sudoroso. - dijo Saint apoyando su cabeza contra el hombro de Zee.

- no eres el único, necesitamos un baño. - habla Zee, quien ya sentía debilidad en sus piernas, pero siguió caminando porque amaba sentir el calor del cuerpo de Saint.

No pasó mucho tiempo antes de que bajara a Saint al suelo, puesto que ya no podía ni con su propio cuerpo, rechazando la invitación de Saint a subir a su espalda. Entre jadeos y risas, llegaron hasta su casa y lo primero que hicieron fue tomar una ducha y comer.

El sol está por ponerse, dejando ver el color rojo entrando por el cristal de las ventanas, es señal de que papá pronto entrará por la puerta, completando el calor de la casa.

- ¡papá, está en casa! - gritó Saint, quien estaba esperando a que la puerta se abriera para dejar ver a su padre.

- ¿cómo te fue? - pregunta Kirán, su cansancio se esfumó al ver el rostro sonriente de Saint. Saint comenzó a hablar con alegría, narrando que había hecho nuevos amigos. Zee también sonrió al escuchar a Saint hablar.

- ¿papá, conoces al director de la escuela? - preguntó Zee de repente cuando Saint paró de hablar, tenía curiosidad de saberlo.

- somos viejos amigos, fuimos juntos a la universidad... además él fue quien me ayudó con la plaza. Chicos, se los pido, sean buenos y no causen problemas. - dice Kirán, viendo a sus chicos.

UNA MALDITA HISTORIA DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora