UNA MALDITA HISTORIA DE AMOR

CAPÍTULO .33.

- Zee. - dijo con su último aliento, cuando éste levantó la mirada, dejando ver su rostro. Saint corrió a su encuentro, aferrándose al cuerpo de Zee, no queriendo soltarlo nunca más, sus piernas estaban flácidas, sus manos se tornaron frías y tiritaron sin piedad alguna, el dulce aroma del cuerpo de Zee inundó sus fosas nasales, llenando el vacío que cargaba dentro, paz y alegría sintió al apretar el cuerpo de Zee.

- Zee. - repetía entre lágrimas, palpando y besando el rostro de Zee, asegurándose que fuese real, que no fuese una alucinación.

- te extrañé. - dijo Zee con una enorme sonrisa en su rostro, limpiando las lágrimas con el pulgar, viendo a Saint sorber la nariz, sonrió acercándose.

- te amo. - dijo rozando su nariz contra la de Saint, este sonrió e inmediatamente se lanzó para besarlo, humedeciendo aquellos labios secos, sanándolos como si fuese medicina. Saint tomó impulso y se colgó de Zee, enredando sus piernas en su cintura.

- Saint. - susurra en medio del beso, beso necesitado, húmedo, con lenguas juguetonas, alegres de volverse a rozar, tan cálido y suave.

- te necesito. - gimió y con apuro, Saint quitó la capucha que Zee llevaba. Sin esperar más Zee colocó a Saint sobre la mesa, arrebatándole la ropa, dejando su pecho descubierto, dando una vista, más hermosa que una puesta de sol, más hermosa que ver una cielo estrellado, estaba viendo a Saint, su Saint, la hermosura que este denotaba era inconmensurable, nadie, absolutamente se comparaba a él.

Con deseo y anhelo, recorrió con sus manos su abdomen hasta sus pezones, queriendo grabar en su mente ese cuerpo tallado por manos celestiales, besó y jugó con el cuerpo de Saint, sintiendo estallar de alegría al escucharlo gemir, apretando sus piernas sobre su cintura.

Saint, quien estaba acostado sobre la mesa, se sentó para poder tocar y besar a Zee, puesto que no le iba a dejar la diversión solo a Zee. Un escalofrío recorrió el cuerpo de Zee al sentir a Saint lamer su cuello y hombro, jugando con su manzana de Adán, subiendo hasta su mandíbula.

- te necesito. - susurró apretando la entrepierna de Zee con su mano. Zee frunció el ceño a causa del dolor que le provocó el apretón.

Mirando a Saint a los ojos, bajó sus manos hasta sus pantalones, quitándolos con rapidez, como si los pantalones quemaran. Acarició las pernas de Saint y se inclinó sobre él, besando su pecho y chupando sus pezones, fue entrando en él con lentitud, llevando una mano a la boca de Saint para taparla cuando este comenzó a gemir con fuerza.

- no es que me desagrade... alguien puede escucharnos. - dijo al ver que Saint fruncía el ceño, molesto. Saint soltó una pequeña risita traviesa antes de lamer la palma de la mano de Zee, para luego chupar su dedo medio lascivamente.

Zee comenzó con sus estocadas, aun con el dedo dentro de la boca de Saint, no impidió que este gimiera al recibirlo. Metió la mano debajo de la cintura de Saint, tomo impulso y jaló de él, penetrándolo con fuerza.

- otra, otra vez. - Saint dijo después de un gran gemido sonoro, al parecer, con ese movimiento Zee había tocado su punto dulce.

Zee, obedeciendo, apartó su mano de la boca de Saint y lo tomó de la cintura con ambas manos, para volver a jalar de él e impulsarse con fuerza, Saint en un intento de callar sus gemidos se mordió el labio inferior, pero fue inútil, ya que salían sin permiso alguno.

- cambie, cambiemos... de posición, quie, quiero hacerlo... yo. - gimiendo y con dificultad, pidió.

- pero... pero ¿cómo? - preguntó Zee, confundido al ver sus posiciones, Saint acostado sobre la mesa, él parado en medio de las piernas de Saint.