CAPÍTULO .15.

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Después de estar por horas en la biblioteca, por fin estaban en casa, Saint tira su bolso al suelo, importándole poco y se tumba sobre el sofá, suelta un suspiro de agotamiento. Zee se dirige directamente a la cocina por un vaso con agua, moría de sed; en unas horas Kirán estaría con ellos en casa.

- no he estudiado nada, iré a hacerlo. - Zee se inclina sobre Saint para besar su frente.

- yo no haré nada. - Saint ve a Zee retirarse.

Al sentirse tan silenciosa la casa, Saint quería escuchar música, pero no quería molestar a Zee y era demasiado perezoso como para ir por sus audífonos, así que decidió solo revisar las fotos de su galería, sintiéndose tímido y afortunado al ver la hermosura que Zee emanaba, al tener a Zee para él, se sentía la persona más feliz del mundo...

- Saint, despierta, papá está en casa. - escuchó la dulce voz de Zee cada vez más clara en su oído, no sabía en qué momento había caído dormido. - ¿Saint? -

- cállate. - habló abrazando a Zee y jalando de él.

- suéltame. - Zee se apartó de Saint.

- chicos. - habló Kirán, haciendo que ambos lo miraran. Kirán se acercó al sofá en donde Saint se encontraba y se sentó a su lado.

- saben que su cumpleaños cae un día hábil ¿cierto? - preguntó y ambos chicos asintieron. Saint acomodó la cabeza sobre el regazo de Kirán y sus pies sobre Zee sin autorización alguna.

- ustedes tendrán que ir a la escuela y yo al trabajo, ¿qué les parece celebrarlo el fin de semana? así podremos ir a honrar a su madre, pasaremos ahí la noche. - Kirán hablaba mientras acariciaba el cabello de Saint.

- por mí no hay problema ¿y para ti, Saint? - preguntó Zee, sacudiendo los pies de Saint.

- igual. – habló con los ojos cerrados, disfrutando las caricias de su padre.

- genial, pero esa noche prepararé una rica cena, puedes traer a Christ. - Kirán se dirigió a Zee.

- no cero que quiera. - Zee recordó que Christ solo había aceptado una comida familiar y pedirle una segunda, se veía muy difícil.

- dile que no me haga ese desplante y tráela. - el tono de Kirán parecía una orden, por lo que Zee solo pudo asentir.

- ¡oh, la comida está aquí! - Kirán habló cuando escuchó que llamaban a la puerta, seguro de que era la comida que ordenó minutos atrás. Saint se apartó, dejando que su padre acudiera a la puerta.

Saint, que al retirarse su padre quedó sentado, pero lentamente se acomodó sobre el regazo de Zee.

- ¿ya tienes mi regalo? - preguntó viendo a los ojos de Zee.

- ¿tú quién eres? - dijo Zee, al instante vio a Saint hacer un puchero. - he pensado en ello. - dijo, enredando sus dedos en el cabello de Saint. - ¿tú, tienes el mío? - preguntó.

- también he pensado en ello, pero a estas alturas no sé qué darte. - Saint jugueteaba con los dedos de Zee al hablar. En eso Kirán llamó, avisando que era hora de cenar.



***



- ¿en serio pasarán toda la tarde en la biblioteca? - habló Ohm, quien ya estaba demasiado aburrido de ver a Saint, Zee y Christ estudiar, mientras Alin jugaba con su móvil y Bow pretendía leer un libro.

- aquí la señorita tiene mucho que aprender. - habló Zee estirándose en su lugar.

- tomemos un descanso. - Ohm estaba cansado de no hacer nada y aun así pedía un descanso.

- eso me agrada. - Christ apoyó alegremente a Ohm.

- de ninguna manera, no has hecho nada. - Zee se negó. - yo temaré el descanso mientras tú haces estos ejercicios. - agregó. Christ miró con furia a Zee, luego a Saint, quien se estaba conteniendo la risa.

- iré por una bebida, ¿les traigo? - Bow habló desde su asiento, tirando el libro. - ¿Zee, me acompañas? - pidió.

- yo... no. - Alin se levantó y habló, pero de inmediato fue intimidada por la terrible mirada que le dio Bow, bajó la mirada volviéndose a sentar.

- vamos. - Bow volvió a insistir.

- Saint, ayuda a Christ, ¿quieres algo en especial? - habló Zee.

- solo no te demores. - dijo Saint y Bow se retiró, seguida por Zee.

Ambos caminaron hasta salir de la biblioteca, caminaron en absoluto silencio, hasta que Bow se detiene.

- ¿sucede algo? ¿por qué no caminas? - Zee habló al ver a Bow.

- Zee, ese día ¿por qué me rechazaste? - Bow pregunta viendo sus zapatos. Zee pone en blanco los ojos y sin ganas de responder, habla.

- fui sincero, tengo a alguien a mi lado. - Zee sigue caminando, queriendo ignorar los berrinches de la niña detrás de él.

- ¿quién es? - Bow pregunta con la voz quebrantada y el corazón roto, corazón que había quedado con ranuras desde el día del rechazo de Zee, pero al verlos en la biblioteca, había llenado esas ranuras con piezas amargas.

- no te incumbe. - las palabras de Zee eran como una espada de doble filo atravesando su pecho, destrozando todo a su paso.

- ¿por qué, Zee? ¿por qué no puedo ser yo? ¿por qué Saint? - Bow no resiste más y rompe en llanto, había aguantado la indiferencia de Zee todo este tiempo, podía verlo cariñoso con una chica, pero con un chico, con Saint, definitivamente no lo soportaba.

- ¿qué has dicho? - Zee para en seco, Bow le había propinado un golpe muy fuerte con esas palabras, la mente de Zee quedó nublada, en blanco, por lo que no pudo decir más.

- ¿por qué es Saint y no yo, porque él? - Bow repitió en forma de reproche, ahogándole cada vez más el hecho de que fue rechazada.

- solo dices estupideces, me voy. - Zee se aparta con intenciones de volver a la biblioteca.

- ¿estupideces? ¿dices que son estupideces? - Bow pregunta furiosa mientras saca su móvil antes de que Zee se fuera. - ¡¿y esto?! - grita con la mano extendida, mostrando la pantalla del móvil.

Zee, con miedo de voltear y ver lo que Bow mostraba, apretó el puño y lentamente volteó. Al ver el pequeño videoclip que se repetía y repetía, sintió su ruina, se sintió perdido, muerto en vida.

- ¿de dónde sacaste eso? - miró con ira a Bow.

- ¡los vi, Zee, lo presencié! - Bow grita limpiándose las lágrimas, pero retrocede cuando Zee se acerca.

- ¡dámelo! - Zee trató de quitarle el móvil, pero ella fue más rápida y lo guardó. Zee quería arrebatárselo a toda costa, porque la idea de perder a Saint le aterraba, aunque quisiese no bebía agredir ni lastimar a Bow.

- es la única copia que tengo y te lo daré si me eliges a mí. - habla Bow, aferrándose al móvil. Era una niña caprichosa, quien desde pequeña está acostumbrada a obtener lo que quiere y esta vez no sería la excepción, no le importaba si era a punta de pistola.

- Bow, no eliges a quien amar. - Zee quería hacerla entrar en razón.

- puedes estar con él y conmigo a la vez, no, no me importa. -

UNA MALDITA HISTORIA DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora