CAPÍTULO .1.

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- ¡oh!... sí, así, vamos... oh, ya casi. -

- ¡eres muy ruidoso! -

- así es bebé, vamos, eres el mejor, aah, ah. - al terminar extendió su cuerpo sobre la cama y se relajó.

- ya no quiero jugar, eres bueno en esto y nunca me dejas ganar. - dice Saint, quien había perdido la carrera en el videojuego.

- llevamos jugando por mucho tiempo... soy el rey. - dice orgulloso Zee, quien tenía la garganta seca por tanto gritar.

- oh, vamos, no te enojes... juguemos de nuevo y te dejo ganar. - dice Zee abrazando a Saint, quien había hecho un lindo puchero.

- eso escuché al inicio de la partida y mírame, he vuelto a perder. - dijo Saint cruzándose de brazos y apartando la vista de Zee.

- te dejaré ganar. - dice Zee abrazando a Saint de la cintura. No hubo respuesta, Zee jaló de Saint y cayeron sobre la cama. - prometo dejarte ganar. - dice Zee, quien estaba a horcajadas sobre Saint. Viendo el lindo destello en los ojos de Saint, Zee no se pudo contener y dejó un beso sobre la frente de este.

- ¡Zee, Saint, la comida está lista! - se escucha el grito desde la cocina.

- ya no quiero... tengo hambre. - dice Saint, quitándose a Zee de encima y corrió hacia la puerta. - ¿vas? - pregunta al ver que Zee no se movía de su lugar.

- ve tu primero... iré... iré al baño. - dice Zee frunciendo el ceño.

Saint asiente, sonríe y sale de la habitación, se sorprendió al escuchar a Zee maldecir en cuanto él salió.

- papi ¿qué cocinaste? huele delicioso. - dice Saint al llegar, donde Kirán, su padre.

- lo favorito de Zee ¿y él? - pregunta al no verlo.

- fue al baño. - dice encogiéndose de hombros.

- ¿me ayudas a poner la mesa? – pide Kirán y en seguida Saint lo hace.

Ya estaban en la mesa, pero Zee no aparecía. - ¡Zee, a comer! - grita Kirán, escuchando un 'voy' proveniente del baño. - ¿qué sucede con él? ¿se pelearon? ¿discutieron? - le pregunta a Saint, normalmente, esa era la actitud de ellos cuando discutían, evitándose uno al otro.

- no, por supuesto que no... iré a ver. - dice Saint levantándose de su asiento. - yo debería de estar enojado con él, por mentiroso. - habla entre dientes mientras camina hasta la habitación de Zee, en donde estaban jugando.

- ¿has tomado una ducha? ¿por qué tienes el cabello mojado? - pregunta al ver a Zee salir.

- no, no es nada... vamos, tengo hambre. - dice Zee pasando su brazo sobre el hombro de Saint y se dirigieron al comedor.

- la comida se enfría. - dice Kirán al ver a ambos chicos llegar.

- lo siento. - dice Zee tomando asiento. Comenzaron a comer, en silencio.

- ¿están emocionados por su primer día de clases? - rompió el hielo Kirán.

- lo estoy, pero estaría nervioso si no tuviera a Zee a mi lado. - dice Saint con una sonrisa. - pero extraño a mis amigos. - la sonrisa de Saint desapareció.

- lamento que mi trabajo te aleje de tus amigos. - dijo Kirán, es un profesor universitario, le ofrecieron una plaza de trabajo lejos de su ciudad natal, por lo que tuvieron que mudarse.

- no podías dejar pasar la oportunidad, podremos visitarlos en las vacaciones. - dijo Zee, sabía que, para los tres, mudarse había sido un cambio duro y era doloroso dejar atrás a las personas que apreciaban para llegar en un lugar de desconocidos.

- sí. - dijo Saint ante lo que Zee decía. - además podré hacer nuevos amigos. - dijo para no preocupar a su padre.

- es probable que ya no me encuentre en casa cuando ustedes regresen de la escuela, les dejaré preparado el almuerzo, solo tienen que calentarlo. - indicó Kirán, ya que sus horarios no coincidían, sus chicos estarán en la escuela por las mañanas y él daría clases por la tarde, por lo que solo los vería las noches y fines de semana.

- yo lo haré, si Saint lo hace, nos dejará sin comer. - dijo Zee, ya que era muy probable que Saint quemara la comida, era un desastre en la cocina. Saint frunció el ceño al escuchar.

Al terminar de comer...

- papá, descansa, nosotros limpiamos. - dijo Zee, levantando la mesa.

- ¿estás seguro, manos de mantequilla? - preguntó Kirán.

- sí, ve. - dice Saint.

- bien, no acaben con la vajilla entera. - dice Kirán retirándose.

- yo lavo, tu secas. - dijo Zee llevando los platos a la cocina.

- ¿crees que será igual a nuestra antigua escuela? - pregunta Saint, mientras recibía los platos para secarlos.

- no lo sé... lo descubriremos mañana. - dice Zee, concentrado en lavar para no romper ni un solo plato.

- ¿estás emocionado, nervioso, temeroso? es que no veo ni una emoción en ti. - habla Saint, ya que siempre veía en la cara de Zee un "no me importa".

- no lo estoy, me da igual... hablas demasiado cuando estas emocionado. - dice Zee secándose las manos.

- ¿Zee? - susurra Saint.

- mmn. - responde Zee apoyándose en el lavaplatos.

- ¿puedo dormir contigo esta noche? - pregunta Saint. - tengo miedo de no despertar y llegar tarde el primer día o si quieres tu duermes conmigo. - explica al ver a Zee levantar la ceja.

- no, tu habitación es un desastre... tu duermes conmigo. - dijo Zee pasando su mano por el cabello de Saint.

- iré a ducharme... termina con eso. - dijo Zee antes de dejar a Saint solo en la cocina; al terminar de secar los platos, Saint también tomó un baño y se dirigió a la habitación de Zee, quien ya se encontraba acostado sobre la cama.

Saint se acerca y ve a Zee con los ojos cerrados, Saint apaga las luces y se mete entre las sábanas con Zee.

- Zee, estoy emocionado, creo que no podré dormir... - dice después de estar en silencio viendo hacia el techo. - Zee, ¿Zee? - habla Saint, pero Zee no le respondió.

- sé que no estás dormido. - dice acercándose cada vez más a Zee. - oye, Zee... - dice moviendo el cuerpo de este. Estaba por hacerle cosquillas, pero Zee fue más rápido que él, abrazando el cuerpo de Saint.

- Zee, no puedo respirar. - dijo Saint, intentando apartarse del pecho de Zee.

- si no pudieres respirar, no estarías hablando. - dijo Zee, volviendo a colocar las sábanas sobre ellos. - duerme. - habló.

Saint no dijo más, se acomodó y cerró los ojos, puesto que amaba ser la cuchara pequeña, al serlo, dormía calentito entre los brazos de Zee.

Zee se colocó la cabeza sobre la de Saint y rodeó la cintura de este con sus piernas, amaba sentir el aroma de Saint, cerró los ojos, olvidado lo que había hecho pensando en Saint en el baño antes de cenar.





UNA MALDITA HISTORIA DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora