CAPÍTULO .37.

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La vio arder de rabia e ira, subiendo escalón por escalón, dando pisotones fuertes, haciendo sus pasos sonoros, escuchándola balbucear maldiciones hacia las personas que habían dejado la casa. Relajado y feliz por la acción de aquella niña hiperactiva, que siempre la creía cabeza hueca, pero Christ tenía su carácter oculto, sintiéndose satisfecho al verla golpear a Bow.

- te lo mereces. - dijo Zee poniéndose de pie, viendo a Bow ceñuda quedándose en silencio, Zee comenzó a dar pasos lentos.

- ¡oh cuanto amo a Saint! ¡oh cuanto amo Christ! ¡oh cuanto amo a Ohm! ¡oh cuanto amo a todos menos a Bow! - Zee caminó cantando, haciendo explotar a Bow.

- ¡maldito monstro, loco, bastardo! - gritó Bow, deteniendo el paso de Zee.

- ¿que soy qué? - Zee preguntó volteando a ver a Bow.

- ¿quieres ver de lo que es capaz este monstro? - dijo Zee acercándose a Bow, su mirada destellaba maldad, junto a las muecas en su rostro hicieron temblar a Bow.

- ¡Uboooooooon! - cuando Bow sintió el peligro en la distancia con Zee, gritó con temblor en la voz, haciendo que Zee esbozara una sonrisa, pero su grito no detuvo el paso de Zee, siguió acercándose peligrosamente.

- morirás. - susurró Zee al estar frente a Bow. Tan solo siete letras, una palabra, hizo estrujar el corazón de Bow, perdiendo fuerzas en sus piernas, paralizando y helando su sangre, haciéndola palidecer.

- morirás si no parar la hemorragia. - Zee sonrió dulcemente. 

- ¿verdad, Ubon? ayúdale con eso. - Zee se dirigió a Ubon quien llegó corriendo. Bow seguía sin reaccionar, esa expresión, su tono de voz, la manera en que lo dijo no era un juego, en ese instante, Zee le daba miedo, en especial el odio que siempre había en sus ojos cada vez que ellos se encontraban.

Viendo a Bow sin parpadear, estática en ese lugar, Zee ladeó la cabeza y sonrió, aterrando más a Bow.

- ¿lla,llamo al doctor? - Ubon preguntó.

- no es necesario, eso se soluciona con agua. - Zee habló. - usa agua del retrete. - sin más, Zee se retiró a su habitación.

- llama a mi madre. - habló Bow sin move rni un solo músculo.

- pero ella... -

- ¡llama a mi madre, he dicho! - Bow interrumpió con un grito a Ubon.

- es mejor parar el sangrado primero. - Ubon habló con cuidado de no volver a ser regañada.

- yo me encargo de eso, llama a mi madre. - Bow habló, pero al ver que Ubon no se movía gritó. - ¡ahora! - el grito hizo correr a Ubon.

Caminó con dificultad a su habitación, sus manos seguían frías, su rostro pálido y sus piernas temblaban. Se dirigió al cuarto de baño y llenó la bañera, se limpió el rostro, al parecer el sangrado había parado dejando un desastre con su ropa, llena de sangre, apestando horrible. Se sumergió en el agua, al cerrar sus ojos, llamaron a la puerta.

- su madre llegará hasta la hora de la cena, su madre ha dicho que sea lo que sea no podrá venir antes. - Ubon habló desde el otro lado de la puerta.

- llama a mi daddy. - ordenó.

- él ha dicho que no lo esperen para la cena. - Ubon habló.

- vete. - dijo desde la bañera. 

- Ohm. - susurró con tristeza, sintiéndose abandonada, desorientada, abrazó sus piernas, lagrimas brotaban de sus ojos mezclándose con las gotas de agua en su rostro.

- Ohm. - susurró en medio del llanto.

"eres amargada, envidiosa, celosa... si sigues con esa actitud te quedarás sola para siempre... eres desagradable y no quiero serlo siguiendo los caprichos tuyos.... eres desagradable..." - las palabras de Ohm hacía eco en la cabeza de Bow, atormentándola con cada palabra, hiriéndola, haciéndole sangrar y sufrir dolorosamente.

- tu eres el desagradable por darme la espalda, por no tenderme la mano cuando más lo necesito, tu eres detestable por apoyar una relación incestuosa, anormal, esa relación es todo lo malo que existe, esa relación no es correcto. - susurró llorando, tenía miles de sentimientos encontrados, que no sabía como manejarlos, sintiendo una punzada en la cabeza, se sumergió entre el agua, intentando calmarse, tal vez la falta de oxigeno le ayudaría.

"no iré a ti porque no me rendiré con Zee" - 


*


*


- ¡aaahhh! ¡Ohm suéltame, me lastimas! - Christ se quejó por el dolor en su muñeca, el agarre de Ohm era fuerte, haciendole doler.

Habían salido sin decir nada, Ohm había jalado de Christ por un largo tiempo en silencio, ellos estaban muy lejos de la casa de Bow y Ohm no la soltaba, se negaba a soltarla.

- ¡suéltame! - pidió Christ cuando Ohm detuvo su paso.

- ¿por qué la golpeaste? ¿por qué lo hiciste? - preguntó Ohm jalando del brazo de Christ.

- me lastimas. - Christ chilló.

- ¿le hiciste sangrar y te quejas por un jalón? - Ohm estaba fuera de sí.

- yo... lo siento. - dijo Christ alborde del llanto.

- no... yo... perdóname, no debí descargarme en ti. - dijo Ohm soltando a Christ.

- es solo que. - Ohm sobó la muñeca de Christ. - no tengo excusas, lo siento. - continuó.

- ella ha sido mi mejor amiga desde pequeños, verla así y yo sin hacer nada me hace sentir realmente estúpido, yo... soy un idiota. - dijo con un suspiro, luego se llevó las manos al rostro.

Christ hizo un puchero mientras estiraba el hombro, Ohm había jalado de ella muy fuerte.

- yo creo que es mejor... - dijo Ohm apartándose de Christ, volviendo por donde habían caminado.

- ¿a donde vas? - preguntó Christ.

- iré a curar las heridas de Bow, ella está sangrando. - dijo Ohm caminando con nerviosismo y con cargos de consciencia.

- ¡hey, hey, hey! espera ahí. - dijo Christ caminando detrás de Ohm.

- ¿recuerdas lo que le dijiste? - preguntó tomando a Ohm del brazo, impidiendo que se marchara.

- le dijiste que no apareciera frente a ti si no maduraba y ella gritó que tu irías a buscarla primero, entonces ¿perderás la cara ante ella? - preguntó con el ceño fruncido.

- a la mierda con lo que dije, tengo que cuidar de ella. - dijo Ohm.

- vamos, enfría tu cabeza, cálmate y luego verás que hiciste lo correcto. - Christ jaló de Ohm, tomando el otro lado del camino, el opuesto al que llevaba a la casa de Bow.

- no le mandes mensajes ni le llames, deja que ella lo haga primero, si de verdad valora su amistad, ella no dudará en hacerlo. - Christ aconsejó.

- entonces si no la llamo ¿no valoro nuestra amistad? - Ohm preguntó, su cabeza no podía pensar correctamente, estaba desconcertado, no sabía que era correcto hacer.

- mira, no es fácil caminar en medio de la multitud. - dijo Christ mientras caminaba jalando de Ohm.

- pero ella está sangrando. - Ohm susurró.

- ella ya no es un aniña, ella podrá cuidarse... vamos a casa. - Christ insistió.

UNA MALDITA HISTORIA DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora