CAPÍTULO .13.

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Inesperadamente, los días pasaron volando como un halcón y el sábado por la noche ya había llegado. Una chica de quince años no paraba de dar vueltas de un lado para otro, ansiosa por tocar a la puerta, pero titubeaba ya que llegó diez minutos antes, claramente estaba nerviosa, se había preparado para ese día, ensayando cada una de las palabras que diría, incluso se compró el vestido celeste que llevaba puesto.

En el reloj se podría apreciar el número siete seguido por dos ceros, era hora ya de llamar a la puerta.

- "la ayuda por una buena nota, conlleva sacrificios" - pensando y con manos temblorosas tocó la puerta y enseguida Zee abrió la puerta, dejándola pasar. Christ sonrió sin saber qué decir.

- papá, Christ está aquí. - habló Zee, guiándola hasta el sofá en donde se encontraba Saint, la invitó a sentarse.

- en seguida voy. - se escuchó a Kirán desde la cocina.

Christ tomó asiento, estaba distraída viendo alrededor cuando Saint habló, pegándole un pequeño susto.

- papá es bueno, no tengas miedo. - Saint sonrió, calmando al manojo de nervios sentado a su lado.

- cuando sea tu turno, me comprenderás. - habló Christ.

- estoy aquí. - dos palabras fueron suficientes para que Christ sintiera su corazón morir por los nervios. Era Kirán que había llegado a donde ellos. Sintiendo su cuerpo completamente inmóvil y frío, vio a Kirán y en él vio al típico suegro villano y sangrón. Christ parpadeó un par de veces.

- ho-hola, mi nombre es Christ, encantada de conocerlo. - habló rápidamente en cuanto su cuerpo reacción y en un abrir y cerrar de ojos ya estaba de pie saludando a Kirán. Kirán sonrió al ver a la chica tartamudear.

- estás en tu casa. - Kirán la invitó a sentarse, al ella sentarse, Kirán se sentó al lado de Zee.

- tienes demasiado coraje como para ser novia de Zee, te lo agradezco porque Zee puede llegar a ser un cabeza de cebolla. - Kirán recibió un codazo por parte de Zee, acción que hizo que Kirán se carcajeara.

- también felicito el buen ojo de Zee, eres realmente linda como él dijo. - habló Kirán después de la sonora carcajada. Christ agradeció el cumplido.

- mi padre es de Arizona y mi madre es de Seúl, de ahí mi atractivo. - dijo acomodando su cabello.

- irónicamente, por cuestiones de trabajo de mis padres, terminé viviendo aquí, ahora vivo con mi abuela materna, pero cuando sea hora de ir a la universidad me mudaré a California con mi otra abuela y tías. Como mis padres viajan demasiado, solo los veo en casa tres veces al año, en mi cumpleaños, en navidad y año nuevo... aunque preferiría no verlos. - quedó en silencio haciendo un puchero, vio el rostro confundido de los que la escuchaba, ¿qué persona no querría ver a sus padres? era la pregunta pegada en la frente de ellos. Christ sonrió y continuó.

- no es que no los extrañe, es que cada vez que llegan a casa es solo para regañarme por mis notas, por más buenas que sean, nunca es suficiente para ellos, además, de mi abuela no me quejo. - sonrío.

Saint y Zee quedaron sorprendidos por las palabras de Christ, a pesar de no tener a sus padres al lado era una chica tan alegre; incluso Kirán, siendo un adulto no supo que decir.

- eres bienvenida a esta casa, siéntete libre de visitarnos cuando gustes. – fueron las palabras que Kirán pudo decir.

- le tomaré la palabra, ahora que Zee me ayudará con tutorías, me verá muy seguido aquí. – Christ parecía más confiada.

- me parece genial que la ayudes. - Kirán se dirigió a Zee.

Después de una pequeña charla, le dieron paso a una deliciosa y divertida cena, el ambiente de la mesa era alegre y acogedor, hablando y conociéndose unos a otros, aunque Christ fue la que más habló. Christ se había divertido demasiado jugando UNO, incluso no quiso marcharse. Quien iba a pensar que a quien había visto como un villano resultara tan agradable.

- iremos a dejar a Christ a casa. - Zee, Saint y Christ se encontraban en la puerta, ya era demasiado tarde como para que una niña caminase sola por las calles.

- nos vemos. - Christ tomó su abrigo y bolso.

- antes, déjame hablar con Zee un momento. – habló Kirán.

- esperaremos afuera. - Saint habló al escuchar a su padre. - vamos. - dijo abriendo la puerta.

- ¿crees que es algo malo? - Christ preguntó preocupada.

- no lo creo, papá se veía feliz... le agradas. - Saint se sentó en el escalón frente a la puerta.

- ¿puedo preguntarte algo? - Christ se sentó al lado de Saint.

- sí. -

- es solo que... ¿tus padres son divorciados? - Christ había estado curiosa desde el momento en que entró a la casa y no ver a una figura materna, pero no encontró el momento adecuado para preguntar, hasta ahora.

- bueno fuera si fuesen divorciados, así podría ver a mamá. - habló Saint.

- lo siento, no quise... - habló Christ, pero Saint siguió hablando.

- La probabilidad de vida de mamá era alta, pero para uno de nosotros era muy baja... papá dice que desde un inicio, el embarazo de mamá era riesgoso, pero ella se aferró al embarazo y continuó din importarle. Yo siempre digo que Zee es mayor por solo minutos, pero la verdad es por horas... - Saint hablaba entre suspiros.

- ... todo salió bien con Zee, pero mamá tuvo complicaciones conmigo y estuvo en la sala de partos por horas, los médicos dieron a elegir entre ella y yo, pero mamá rogó le rogó a papá para que me salvaran a mí y por eso estoy aquí... por las complicaciones en el parto tengo que ir al médico cada cierto tiempo, por eso papá y Zee siempre cuidan de mí...

... la familia de mamá se enfadó por la decisión que tomó papá y perdieron contacto con nosotros, papá trabajaba, mientras su hermana nos cuidaba y así fue hasta que papá consiguió una plaza y nos mudamos. - habló, dando un resumen, una pizca de su vida.

- a veces pienso que yo nunca debí nacer, porque así Zee hubiera crecido dentro de una familia normal, con una mamá y un papá... - habló después de un largo silencio.

- no... - las palabras de Christ fueron cortadas.

- no vuelvas a decir semejante estupidez. - Zee habló con enojo. Zee jaló a Saint, haciendo que este se parará y de inmediato lo abrazó.

- ¿sabes lo feliz que soy teniéndote a mi lado? ¿acaso no piensas en mí? eres cruel y me lastimas diciendo eso. - habló con un nudo en la garganta.

- te amo y no me imagino una vida sin ti. - Zee dijo sollozando mientras besaba las mejillas de Saint. Saint estaba en silencio.

- sí, nunca vuelvas a decir eso. - dijo Christ poniéndose de pie. Saint empezó a reírse.

- ¿qué es tan gracioso? - Christ y Zee preguntaron al unisono.

- casi olvido que Christ está aquí y estaba por besarte. - susurró al oído de Zee antes de apartarse.

- ¿nos vamos? - Saint preguntó con una sonrisa.



UNA MALDITA HISTORIA DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora