CAPÍTULO .5.

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- me duelen los ojos. - Saint había estado dando vueltas y más vueltas entre las sábanas, la idea de Bow y Zee juntos lo atormentaba, convirtiéndolo en insomnio; era ya de día, pronto el despertador sonaría, pero era innecesario ya que Saint estaba despierto desde la noche anterior.

La falta de sueño le hizo doler la cabeza, sus fuerzas para levantarse salieron huyendo de él, así que se quedó acostado viendo el techo, esperando a que los minutos pasaran. Más tarde, Saint vio con pereza el despertador sonar, se enterró entre las sábanas y cerró los ojos.

- Saint, préstame tu... ¿qué haces en la cama todavía? - preguntó Zee al entrar a la habitación de Saint.

Saint sacó la cabeza de entre las sábanas y vio el pecho desnudo de Zee. - es jodidamente hermoso. - pensó, admirando la belleza de su hermano.

- levántate. - Zee quitó las sábanas sobre Saint, pero este se aferró a ellas.

- vete, no estoy de humor. - dijo Saint.

- ¿estás enfermo? - Zee preguntó acercándose a él para palpar su frente. - no tienes fiebre. - dijo Zee teniendo una mano sobre la frente de Saint y una en la suya.

- estoy bien... creo, solo no quiero salir de la cama. - dice Saint, tomando la mano de Zee. - solo quiero que solo seas para mí. - anhelaba decirlo a viva voz, pero algo dentro de él se lo impedía.

- llamaré a papá. - Zee se apartó y con preocupación fue por su padre.

- si es por holgazán, no te permitiré quedarte en casa. - habló Kirán después de revisar a Saint.

- de mi cama nadie me saca. - dice Saint hundiéndose entre las sábanas.

- Zee, ve y prepárate. Yo me encargo de esto. - dice Kirán. Zee obedeció, aun preocupado por Saint.

- bien, iremos al hospital y que te inyecten. - dijo Kirán asustando a Saint, conocía del miedo de Saint a las jeringas.

- papá, por favor, solo por esta vez. ¿sí? - habló Saint desde debajo de las sábanas.

- está bien, pero dime por qué no quieres ir, ¿te molestan en la escuela? - dice Kiran sentándose sobre la cama.

- no es eso, lo que pasa es, es vergonzoso. - Saint salió al sentir a su padre sentarse.

- dime. - Kirán acaricia la cabeza de Saint.

- no... no quiero ir porque... tengo el corazón roto. - habló Saint acercándose cada vez más al regazo de su padre. - técnicamente es eso, ¿verdad? - se preguntó.

- por favor, no le digas a Zee. - pidió.

- niño tonto. - Kirán golpeó con delicadeza la frente de Saint. - sólo por esta vez, no te acostumbres. - dijo Kirán sonriendo o talvez burlándose de su hijo.

- ¿por qué no quiere que Zee sepa? ¿se habrán peleado? - pesó Kirán al salir de la habitación de su hijo menor.

- ¿papá, Saint está bien? - pregunta Zee, quien se encuentra frente a la puerta.

- es solo un niño quisquilloso, solo déjalo ser. - Kirán se dirigió a la cocina.

Zee quería entrar y hablar con Saint, pero su padre llamó, impidiendo que lo hiciera.

- papá, me voy. - Zee se despidió, la hora de partida había llegado.

- solo por hoy, tendrás que ir solo. - habló Kirán. Zee asintió y partió.

Al llegar a clases, lo único en lo que pensaba era en volver a casa con Saint, pero el día apenas comenzaba. Era extraño tener que responder a las preguntas que le hicieron cuando lo vieron llegar solo. Zee esperó pacientemente la hora de la salida.

- vamos a los juegos electrónicos. - dijo Bow y al grupo de amigos le pareció una idea buena.

- vayan ustedes. Yo iré a casa. - dijo Zee, tomando su bolso.

- cierto, Saint enfermó. ¿quieres que te acompañemos a casa? - habló Alin.

- no, ustedes tienen planes... acompañarme, lo veo innecesario. - con eso, Zee se apartó del grupo para dirigirse de inmediato a casa.

Zee encontró la casa silenciosa, al parecer, papá ya se había marchado, dejó su bolso sobre el suelo y se dirigió a la habitación, cuando escuchó un grito de Saint.

- ¡¡aaaah! ¡maldita sea!! - el gritó asustó a Zee, por lo que se apresuró a entrar y encontró a Saint haciendo un berrinche sobre la cama con las sábanas enredadas a su cuerpo. Parece que Saint no había salido de la cama.

- ¿estás bien? - preguntó Zee, viendo a su hermano patalear sobre la cama.

- ¡oh, estás aquí! - habló Saint avergonzado.

- me preocupas. - Zee se acerca a Saint para sentir su temperatura.

- estoy bien. - dice Saint, apartando su cabeza.

tintineo...

Zee había recibido un mensaje.

- ¿quién es? - preguntó Saint.

- es Bow preguntando por tu salud. - dijo Zee viendo a la pantalla de su móvil. - iré a calentar la comida. - Zee se retiró de la habitación.

- Bow... Bow. - susurró Saint continuamente.

- ¿qué hago si se le declara y él la acepta? dijo que no, pero... ¿podré vivir con eso?...

... ¿y si lo intento?...

...no, mejor no... lo perderé... pero él nunca fue mío. - el dilema en la mente de Saint lo atormentaba y frustraba.

- tengo miedo... pero no me rendiré antes de haberlo intentado. - dijo y con determinación salió de la cama y se dirigió a la cocina, en donde se encontraba Zee.

Al llegar vio a la espalda de Zee, respiró profundo, llenándose de coraje, caminó hasta Zee y lo abrazó. La acción sorprendió a Zee, pero no se quejó porque le agradó.

- Zee, ya no hables con Bow... te lo suplico. - habló Saint a la espalda de Zee.

Los ojos de Zee se ensancharon, no podía creer lo que escuchaba de su hermano, definitivamente, no tenía interés en Bow.

- ¿por qué? - Zee se apartó del abrazo, viendo de frente a su hermano.

- no me gusta que lo hagas. - Saint se estaba acercando lentamente a Zee. - no me gusta que ella guste de ti. - dijo colocando su frente sobre el pecho de Zee. - lo detesto. - susurró.

- ¿estas así por ella? - preguntó Zee con tristeza en su interior.

- ¿es tan complicado entender? - pensó Saint levantando la vista hasta los labios de Zee. Llevó sus manos hasta las mejillas de este y acarició, deseoso de comer del fruto prohibido.

- ya no puedo seguir conteniendo lo que siento, muero cada vez que siento que te pierdo. - sin más, Saint tomó en sus labios los labios de Zee, labios que eran fuente de la miel más dulce y deliciosa.

Zee quedó sorprendido por la acción de Saint, reaccionando a su propio cuerpo, correspondió al beso. - esto, esto no está bien. - habló la razón, por lo que Zee apartó a Saint.

- te amo, Zee. No sabes cuánto te amo. - habló de inmediato Saint.

- pero somos hermanos. - Zee trató de reprimir sus deseos y ser razonable.

- ¡yo nunca te he considerado un hermano! - gritó Saint con frustración, entendiendo que Zee no sentía lo mismo por él.

UNA MALDITA HISTORIA DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora