CAPÍTULO .9.

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- ven, solo dame un beso. - Saint persigue a Zee con los brazos extendidos, con intención de atraparlo y no dejarlo escapar bajo ninguna circunstancia.

- no, mis labios están entumecidos. - Zee se encuentra al otro lado del sofá con sus manos sobre sus labios que estaban rojos e hinchados por los mordiscos que Saint dejaba cada que lo besaba y después de tener una larga sesión de besos, sus labios ya no estaban en condiciones para seguir con la sesión, por lo que huyó de Saint.

- solo quiero uno chiquito. - Saint insistió mientras hacia un gesto con las manos, pero Zee seguía negándose, cubriendo sus labios y negando con la cabeza.

- entonces, solo abrázame. - Saint se sienta sobre el sofá y se acerca cauteloso a Zee, cual un león a su presa, un paso en falso haría que su preciado ciervo escapara.

- no te besaré, solo quiero abrazarte. - volvió a hablar Saint al ver a Zee dudoso de sentarse.

Zee se acercó a Saint y lo abrazó, hundiendo su rostro entre el cuello y hombro de Saint, se relajó, creyendo estar a salvo. En un movimiento ágil y rápido, Saint tumbó a Zee sobre el sofá, tomándolo con fuerza por los hombros.

- eres demasiado ingenuo. - Saint sonrió con malicia al lograr su cometido.

- no, Saint, me duelen demasiado... - Zee se quejó, pero Saint hizo caso omiso ante la queja y se acercó para besarlo. Este beso era distinto al que Zee esperaba, esperaba un beso rudo, pero el que recibió fue un beso suave, Saint chupaba y lamía los labios de Zee con delicadeza, intentando curar los labios dolidos de Zee con su lengua.

- si sigues quejándote no volveré tener piedad. - habló Saint entre el beso, pero Saint se apartó rápidamente al escuchar un ruido proveniente de la puerta.

- estoy en casa. - anunció Kirán al entrar por la puerta. - ¿están pelando? Suéltalo, con los golpes no se llega a nada. - habló furioso al ver a Saint sobre Zee, sujetándolo con fuerza, a su parecer estaban a punto de golpearse. Nunca habían llegado a los golpes, pero Kirán entendía que cada día se hacían cada vez más grandes, por lo que pensaba que era inevitable.

- ¡papá! - hablaron al unísono, viendo como su padre corría hacia ellos. Saint se apartó de inmediato.

- ¿estás herido? - preguntó Kirán mientras revisaba el rostro de Zee.

- no, solo estábamos jugando, la has malinterpretado todo. - habló Zee.

- no trates de encubrirlo o los dos estarán castigados. - dijo Kirán volteando a ver a Saint.

- papi, Zee ya lo dijo, solo estábamos jugando... nunca retaría a Zee a una pelea, es claro quién sale perdiendo. - Saint abrazó a su padre diciendo esas palabras.

Kirán frunció el ceño viendo a Zee, pidiéndole con la mirada que era un malentendido y no una pelea. Zee asintió.

- ¿qué la pasa a tus labios? - la pregunta de Kirán sorprendió a ambos.

- ah, no, no es nada... me golpee con la mesa al recoger un lapicero que se me cayó. - explicó Zee con nerviosismo, cruzando los dedos para que su padre le creyera.

Kirán sonrió.

- esta vez les creeré, pero recuerden que deben cuidar del otro y no lastimarse. - Kirán acarició la cabeza de Saint, quien se encontraba ya acostado sobre su regazo.

- iré a preparar la cena. - avisó y Saint se apartó para dejarlo ir. Kirán se dirigió a la cocina.

- todo es tu culpa. - susurró Zee.

- ¿Quién estaba huyendo de mí? - Saint se echó a reír, haciendo que Zee también lo hiciera.

- no soy un viejo sordo, puedo escucharlos. - habló Kirán desde la cocina, haciendo que Saint y Zee se miraran fijamente.

Cenando...

El ambiente era silencioso, las miradas entre hermanos no cesaban y Kirán observaba a sus chicos en ese silencio. Viendo los labios de Zee, sintió curiosidad para indagar, puesto que ese color rojo no se debía a un golpe.

- están por cumplir 17. - habló, captando la atención de los chicos. - y en estos años no me ha presentado ninguna novia, ¿no creen que ya es tiempo? - El ambiente silencioso se llenó con el sonido de cucharas cayendo sobre los platos, Kirán sonrió ante la reacción de sus hijos.

La pregunta era como un cubetazo de agua fría cayendo sobre el cuerpo de Saint, la pregunta era nueva para él, nunca se había cuestionado en cómo se lo dirían a papá y como lo tomaría, tenía miedo el solo pensar en perder a Zee...

- yo tengo una novia. - Zee soltó sin más, distrayendo a Saint de sus pensamientos, quien había comenzado a temblar sin darse cuenta. Zee había notado el nerviosismo de Saint, por lo que habló para atraer la atención de su padre sobre él. - y es extremadamente guapa. - agregó, viendo como su padre y Saint lo miraban fijamente.

- que escondidito lo tenías. - Kiran habló con alegría. - ¿Cuándo pensabas decírmelo? -

- pensaba hacerlo. - dijo con indiferencia.

- ¿qué hay de ti, Saint? - volvió la mirada hacia Saint.

- yo... - Saint no sabía que decir.

- él disfruta viendo Bob Esponja, no creo que piense en esas cosas. - habló Zee, tratando de ayudar a Saint, pero este lo fulminó con la mirada. - ¿qué? - susurró.

Kirán sonrió ante las palabras que hicieron enojar a Saint.

- ¡cierto! no soy un pervertido como tú. - dijo Saint antes de llenar su boca con comida.

- tráela y preséntamela un fin de semana, cocinaré algo rico para ella o comeremos fuera. - dijo Kirán, ansioso por conocer a dicha novia.

- se lo diré... yo te aviso. - Zee sonrió, si bien había logrado distraer a su padre, ahora tenía que animar a Saint, ya que su semblante había cambiado por completo.

- me iré a la cama. - Saint dice antes de retirarse de la mesa.

La novia de Zee lo había dejado pensativo y preocupado, Zee nunca le había dicho nada de una novia, ¿acaso Zee estaba jugando sucio? Saint sacudió la cabeza para expulsar esos pensamientos, tomó su toalla y se dirigió al cuarto de baño.

*

Miró su reloj y ya era media noche, no podía dormir, Saint no había llegado a su habitación como cada noche, eso le preocupó, salió de su cama y caminó hasta la habitación del frente, la habitación de Saint.

Abrió la puerta y vio a Saint acurrucado entre las sábanas y se acercó con cuidado para no despertarlo, Zee se metió entre las sabanas con Saint y vio que Saint seguía despierto. Zee lo abrazó con fuerza.

- ¿puedo saber quién es? - después de un largo silencio Saint habló enterrando su rostro en el pecho de Zee.

- "lo sabía" - pensó Zee.

- fue para distraer a papá, sabes que seguiría preguntando hasta la muerte. - Zee dejó un beso sobre el cabello de Saint.

Saint sentía tristeza en su interior y con miedo cerró los ojos. - ¿sabes que Bow gusta de ti? - con tal de tener cerca a Zee, no le importaba el compartir.

Zee se sorprendió, ¿a qué se debía la pregunta? Saint, definitivamente estaba pensando de más, Zee debía encontrar una solución y tendría que ser rápido.

- sí, lo sé. - suspiró.

UNA MALDITA HISTORIA DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora