CAPÍTULO .27.

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- ¿dónde está Zee? - preguntó al no ver a Zee llegar. Puesto que su esposa e hija se habían retirado ya.

- él decidió tomar el desayuno en la cocina. - dice, recordando a Ubon servirle a Zee en la cocina por petición de este.

- este niño. - Burat susurra levantándose de su asiento. Caminó hasta llegar a la cocina de su casa y lo vio comer y sonreír con los empleados. La mirada en el rostro de Zee al estar con los empleados y con él, su esposa e hija, era totalmente diferente, parecía otra persona. La sonrisa de Zee decayó cuando notó su presencia.

- ¿piensas comer para siempre en la cocina. - Burat habló cuando Zee quiso ignorarlo.

- es mejor que tener que ver a Bow. - dijo y continúo comiendo.

- el resto de la semana puedes descansar y familiarizarte, empiezan la escuela el lunes. - habla Burat.

- ¿empezarán? - Zee habla, casi ahogándose con la comida.

- tú y Bow... Bow accedió a cambiarse de escuela junto contigo para hacerte compañía. - Burat permanecía de pie junto a Zee, viendo cómo este fruncía el ceño con desagrado.

- a usted no le importa de que le haga algo a Bow ¿cierto? - Zee pregunta haciendo contacto visual con Burat.

- tu padre me aseguró que eres un buen chico. - Burat había escuchado maravillas de Zee por parte de su padre y Burat confiaba en su amigo.

- ¡qué importa lo que Kirán haya hablado de mí! - dijo azotando la mesa con su mano. - tenga por seguro que cumpliré mi palabra, aunque muera en el intento... sobre aviso no hay engaño. - Zee apretó el puño, conteniendo su ira.

- los uniformes estarán aquí el fin de semana. - Burat sonrió ante las palabras de Zee, era un niño y las palabras de un niña no tienen peso, así que lo ignoró.

Zee controló su enojo, pareciera que a Burat le hacía gracia verlo enfadado y Zee no iba a seguir su juego, prefería ser como la serpiente, sigilosa ante su presa y atacar cuando menos se lo esperan.

- con todo respeto... lárguese de aquí y déjeme comer. - sin más Zee continuó comiendo. Burat sonrió y sacudió la cabeza al retirarse de ahí.

- ¿cómo quiere su tostada, con mantequilla o mermelada? - escuchó a Ubon hablarle a Zee en cuanto él de retiró, se alegraba saber que, por lo menos Zee se sentía cómodo con los empleados.

- ¿cómo podré no morir en esta casa? además tendré que aguantar a Bow en la escuela, es odiosa. - preguntó Zee a Ubon, pero esta solo lo vio, sin saber qué decir.


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De la calle a su casa, del suelo a la cama, abrió los ojos, no tenía idea de cómo llegó ahí. -"fue un sueño". - pensó levantándose precipitadamente de la cama, feliz de que todo había sido un mal sueño.

- Zee... Zee. - llamó mientras corría para encontrarlo en su habitación, pero la encontró vacía, así que corrió hacia la habitación de su padre.

- papá, tuve un sueño raro, jaja... ¿dónde está Zee? - habló en cuanto entró, por suerte su padre seguía despierto.

- ven acuéstate. - Kirán invitó a su hijo a dormir con él. Saint se acerca lentamente hacia su padre, recostándose entre sus brazos.

- ¿por qué Zee no está en su habitación? - preguntó mientras su padre colocaba las sábanas sabre él.

- ¿tampoco puedes conciliar el sueño? - Kirán preguntó acariciando el cabello de Saint, puesto que aún era de madrugada.

- tuve un sueño raro... no, fue una pesadilla. - dijo Saint cerrando sus ojos, disfrutando de las caricias de su padre.

- duerme, es tarde. - dijo Kirán siguiendo con las caricias. Saint obedeció y durmió, esperando despertar y contarle a Zee lo que había soñado.

Al despertarse y no ver a su padre, sonrió, por fin era de día, era hora de ver a Zee. Salió de la habitación de su padre y corrió a la de Zee, pero nuevamente la encontró vacía, prendas de Zee esparcidas sobre el suelo, un alboroto total, Saint empezó a sentir miedo, creyendo que no había sido un sueño. Se le hacía tarde, por lo que decidió ir a prepararse para la escuela.

- ¿papá, donde está Zee? ¿por qué no está en casa? - preguntó al llegar al comedor.

- papá, no fue un sueño ¿cierto? - Saint pregunta tomando asiento.

- come. - fue lo único que Kirán dijo, posando su mano sobre la mejilla de Saint. Saint tomó el desayuno, esperando ver a Zee entrar por la puerta, puesto que le aterrorizaba pensar en que Zee en verdad se había marchado, abandonándolo.

- me voy. - gritó desde la puerta y a paso apresurado llegó a la escuela, pensando en que Zee se había adelantado a la escuela, negándose a creer en lo peor.

***


- viejo, deja de preocuparte, ya he hecho la transferencia, Zee y mi princesa comenzarán la escuela la próxima semana. - escuchaba la voz de su amigo por el teléfono, aun preocupado por la actitud de Saint esta mañana. Kirán había estado ordenando la habitación de Zee, ahora se encontraba cocinando para Saint cuando regresara.

- ¿crees que haya sido lo mejor? - Kirán preguntó después de un silencio.

- sí, por eso transferí a mi princesa, para que Zee no se sienta solo... -

- me refiero a separarlos. - Kirán interrumpió a su amigo.

- no lo sé, pero creo que así las cosas no empeorarán, Zee ha estado sereno. - Burat dijo, tranquilizando a Kirán.

- él piensa que solo fue un sueño y que Zee estará en casa pron... te hablo luego. - Kirán finalizó la llamada al escuchar ser la puerta azotada, vio el reloj y aun no era hora de que Saint estuviese en casa, así que corrió a ver.

Al abrir la puerta y entrar, tiró su bolso al suelo, se sentía enojado, decepcionado, engañado, un sinfín de emociones que le daba náuseas y le hacian querer vomitar. Las lágrimas salían sin permiso alguno.

- ¡aaahhh! - gritó, tumbándose sobre el suelo, pataleando y dando golpes al suelo con los puños, se sentía tonto, llorando en el suelo sin importar qué.

- ¿qué sucede? - escucha a su padre correr hacia él con un trapo en mano. - ¿qué haces aquí tan temprano? - preguntó viendo a su hijo llorar sobre el suelo, con lágrimas y mocos corriendo por su rostro.

- no fue un sueño ¿cierto? mandaste a Zee lejos de mí ¿cierto? ¡¡dime!! - dijo entre llantos.

- ¡¿dónde está Zee?! - gritó desde el suelo viendo cómo su padre se negaba a responderle. Zee se había ido sin decir nada, no contestaba los mensajes ni llamadas, tenía tantas dudas por resolver, se sentía confundido, quería explicaciones, quería verlo, abrazarlo, besarlo y nunca soltar su mano. Había ido a la escuela con la esperanza de encontrarlo y poder hablar con él, pero se enteró de que Zee no asistía más a esa escuela y nadie sabía nada, había preguntado como loco, pero ninguno de los profesores le dijeron algo interesante.

- Zee no estará con nosotros un tiempo. - dijo Kirán limpiándose las manos con el trapo.

- papá, dime ¿dónde está Zee? - Saint preguntó, perdiendo fuerzas.

- estoy preparando tu comida favorita, pedí permiso esta semana por lo que no tendré que trabajar. - Kirán habló ignorando el berrinche de su hijo.

- papá... - dijo Saint limpiándose las lágrimas, sentándose. - ¿no te preocupa que mi amor por ti cambie? - preguntó.

UNA MALDITA HISTORIA DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora