CAPÍTULO .32.

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- lo siento. - dijo Zee dulcemente, besando la mejilla de Bow. - siento no haberte arrancado la oreja. - agregó, con ira en su mirada, queriéndola estrangular en ese preciso momento.

- Zee. - Bow llevó su mano sobre la de Zee.

- puto susto me llevé a causa tuya. - dijo apartando la mano de Bow, le daba asco tener contacto con ella y más ahora que Saint había atentado contra su vida.

- no te preocupes, estoy bien, desinfecté la herida... -

- escúchame bien, perra. - Bow no pudo hablar más, en un movimiento rápido, Zee ya la sostenía del cabello, apretando con fuerza.

- entraste a la fiesta invitación y no pretedas salir ilesa, me encargaré de hacerte sufrir cada puto día mientras esté en esta casa. - dijo furioso, porque sí, sintió morir al no saber nada de Saint, aun ahora, apartado de él, seguía sufriendo, por lo que Bow no se escaparía.

- pero en mí hay benevolencia. - dijo suspirando. - juguemos algo... yo estoy furioso y tu te escondes para que no descargue mi ira en ti. - dijo soltándola.

- Zee ¿y si me dejas calmar tu ira? - preguntó Bow, arreglando su cabello.

- y si no puedes ¿asumirás las consecuencias? - dijo dando un paso atrás, viéndola asentir.

- estoy furioso ahora mismo ¿qué harás? - preguntó arqueando la ceja, esperando ver la acción de Bow. Sus ojos se ensancharon cuando esta corrió para abrazarlo.

- ¿estás tranquilo ahora? - preguntó con el rostro hundido el en pecho de Zee. Zee se echó a reír, haciendo que Bow levantara la vista.

- eres un puto estrés. - dijo empujando de ella, haciendo que se golpeara contra la puerta.

- no vuelvas a hacer nada, la próxima no te dejaré ir tan fácil. - Zee se dirigió a su habitación, en donde se la pasaría esperando terminar este infierno, faltaba poco para que llegara el fin de semana y luego asistir a su nueva escuela... junto a Bow ¿en algún momento tendría paz?

...
...
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...

- no quiero ir. - dijo hundiéndose y enterrándose debajo de las sábanas, el fin de semana había pasado volando, ahora ya era hora de ir a la escuela, de ir y dejar pasar el tiempo lleno de aburrimiento.

- debes ir. - Kirán quita las sábanas sobre Saint, pero este se aferró a ellas.

- no quiero ir, si no está Zee, no quiero ir. - dice Saint debajo de las sábanas.

- ¿quieres saber de él? - habló Kirán y Saint dejó de forcejar.

- te lo diré si haces las cosas bien. - agregó al ver a Saint quieto debajo de las sábanas.

- ¡¿enserio?! - dijo Saint saliendo de su escondite más rápido que un rayo. - no te creo. - continuó, viendo el rostro de su padre, volviéndose a meter debajo de las sábanas.

- te doy mi palabra, los dejaré en paz cuando acaben la escuela. - explicó volviendo a quitar las sábanas sobre Saint, esta vez teniendo éxito, ya que Saint se levantó y se dirigió al cuarto de baño.

- debes darte prisa, eres realmente un holgazán, no puedo creer que seas hijo mío. - Kirán batallaba con Saint, tal cual niño chiquito, comiendo con lentitud y jugando con la comida.

- desearía no ser hijo tuyo. - susurró Saint.

- ¿qué? - preguntó Kirán, no había logrado escuchar lo que dijo su hijo.

- te quiero, me voy. - dijo Saint, levantándose de la mesa, dejando su plato lleno.

- espera, no has terminado... -

UNA MALDITA HISTORIA DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora