CAPÍTULO .11.

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- quiero una hamburguesa, ¿vamos por una después de clases? - habla Saint muestras camina con Zee tomados de las manos.

- si pagas tú, de acuerdo. - dijo Zee.

- me puedo pagar hasta dos. - habló Saint en su defensa. Zee sonrío.

Últimamente, Zee parecía angustiado y preocupado, aunque no lo decía, Saint lo conocía muy bien, por lo que podía decir con certeza que Zee se traía algo entre manos y Saint solo podía esperar a que Zee hablara. Llegando a la escuela, todo transcurrió con normalidad, hasta que... el timbre sonó para el cambio del último curso del día, en seguida Zee se levantó de su asiento y salió del salón precipitadamente sin decir ni una sola palabra.

- "corre o no llegarás" - Saint sonrió al pensar que Zee ya no aguantaba para ir al baño.

- hoy tendremos un pequeño parcial, las pruebas semestrales nos atacan y no debemos perder tiempo... -

- nooo. -                  - ¿por qué? -                                     - ¿tan rápido? -

En cuanto el profesor habló, el bullicio y cuchicheo de los estudiantes se hizo notar, y vaya que las pruebas eran un dolor de cabeza, por lo que debían de prepararse. El profesor inició la última clase de la jornada escolar y Zee seguía sin aparecer en el salón.

Mientras tanto...


- ¡hey, espera! - Zee llamó, deteniendo al grupito de cinco amigas que iban caminando.

- ¿puedo... puedo hablar contigo? - habló, dejando confundidas a las niñas.

- ¿con quién? - preguntó una de las chicas, ya que no sabían a quien se refería.

- contigo. - Zee señaló a la chica que se encontraba en medio de todas. Al verla pasar frente a su salón, decidió salir corriendo a su encuentro, ya intentó hablarle antes, pero no encontraba el momento adecuado, así que pensó que era ahora o nunca, por lo que salió decidido.

- ¿conmigo? - preguntó la chica, asombrándose cuando Zee asintió, confirmando.

- a solas. - habló Zee al ver que las chicas restantes estaban atentas.

- solo date prisa, la clase está a punto de empezar. - habló una de las chicas antes de retirarse con las demás. - de todas formas, no importa. - se escuchó a lo lejos.

- dime. - dijo la chica con nerviosismo. - "que yo recuerde, no le debo nada a nadie" - pensó.

- ¿cuál es tu nombre? - preguntó Zee, aunque era para ganar tiempo, ya que no sabía cómo explicar las cosas.

- Christina, pero dime Christ. - ella estaba confundida. - "¿un pretendiente?" - se preguntó.

- eemm, Christ, hace días escuché por casualidad una plática de ustedes... - Zee explicó.

- "¡un acosador!" - pensó Christ escuchando aquel chico tonto en silencio.

- ...en la cual escuché que las matemáticas no se te dan muy bien y puedo ayudarte con eso si me ayudas. - propuso Zee.

- "¡qué entrometido! ¿qué querrá a cambio? ¿un beso? nooo" - pensó y por reflejo, se cubrió los labios, mirando aterrada a Zee.

- ¿me dejas explicarte? - Zee sonrió viendo a la chica.

Christ frunció el ceño. - bien, pero si un profesor nos atrapa platicando en el pasillo en horas de clase, no será agradable... mejor vamos afuera. - si podía obtener un puntaje alto en la prueba, Christ no tenía nada que perder al escucharlo, así que ¿por qué no?

UNA MALDITA HISTORIA DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora