[Lo que no debí ver en sus ojos.]
Natalia.
—Algo va mal. — Susurré mirando la luna menguante que bañaba los tejados esa noche. — Nada de esto está bien, mamá.
Mi madre me miró preocupada, terminando de limpiar una de las tantas herida que seguían supurando a pesar de que los minutos seguían pasando sin esperar a nadie, sin respetar la vida y sin darnos tiempo alguno para remediar todos los daños que se habían efectuado. Miré el rostro mal trecho de esa persona que tantos años me había consolado y que durante cada segundo de mi vida había tomado mi mano para abrazarme cuando las cosas ponían complicadas.
—Todo saldrá bien. — Susurró calmadamente. — Sabes que apenas lo consideres pertinente, podremos llevarla al hospital.
—Sin hospitales, mamá. — Murmuré con la voz adolorida. — Ya te lo dije.
Ella suspiró. — ¿Qué es lo que me estás ocultando, amor? — Murmuró con cierto desconcierto. Era como si le doliera saber eso. — Siempre hemos podido hablar de todo, nos hemos contado todo desde que aprendiste a hablar. — Le dolía, podía sentirlo en su voz. — ¿Qué es lo que cambió ahora? ¿Por qué no confías en mí?
Me giré con rapidez, abrazándola en el acto, como un único método para poder controlar ese dolor que parecía germinar en su alma y que yo misma había plantado. La abracé con tanta fuerza que apenas lograba controlar el apretón para que no fuese demasiado para ella misma y le rompiera los huesos por un descuido torpe.
—Confío en ti. — Susurré con calma. — Pero en este momento hay muchas cosas que no te puedo decir, no al menos que todo esto se calme. — Mamá de a poco comenzó a relajarse entre mis brazos, dejándose acunar por la calma de mis palabras. — Ahora te pido que tu confíes en mí, como yo he confiado en ti de todas las maneras posibles. Necesito que confíes de la manera más entregada en que te diré la verdad cuando pueda hacerlo y te contaré cada uno de los detalles que se puedan quedar en el tintero. — Besé su mejilla, entonces me di cuenta de que estaba llorando. — Confía en mí, que te daré todo mi corazón guarda, para que lo tomes en tus manos de madre y mágicamente lo hagas parecer menos pesado de lo que alguna vez pareció en este momento.
—¿Confías en mí? — Preguntó con una sonrisa iluminando sus ojitos. — ¿De verdad confías en mí, mi niña?
Sonreí. — Confío en ti, mamá.
Estaba tan sumida en el cálido abrazo y en esa paz reparadora que me regalaban los brazos de mi madre, que no vi esa nube negra que lentamente comenzaba a envolvernos, alzándose sobre nuestras cabezas hasta el punto de simplemente ser imposible ver más allá. El desastre se venía anunciando desde que Denisse apareció en la puerta de mi casa completamente desecha y llena de heridas. No presté atención alguna a todas las señales químicas que mi olfato podía capturar, hasta que simplemente se vino sobre mi como un tsunami lleno escombros que terminaría por destruirme del todo.
Los aplausos lentos llegaron a mis oídos. — Que lindo cuadro. — La voz jovial de mi amiga llegó a mis oídos. — Hasta me hizo querer un abrazo igual.
—¿¡Qué demonios, Natalia!? — Gimió mamá.
Denisse estaba ahí, sentada sobre mi cama con las piernas cruzadas como si nada hubiese pasado, las heridas habían cerrado y el rostro antes lleno de dolor, ahora era atravesado por una sonrisa tan radiante como la del primer día en el preescolar. No comprendía la forma, ni la manera en que miraba, solo comprendía que esto había sido un engaño del más bajo nivel que terminó por romper completamente mi alma.
—Nunca estuviste realmente herida. — Concluí. — ¿¡Es que no pensaste en lo mucho que ver a mi mejor amiga herida!?
—Curioso. — Con andar elegante se hizo tronar los huesos, como si estos terminasen por acomodar cada pequeño músculo de forma brutal. — Yo pensé que ya ni siquiera nos podíamos considerar amigas. — Iba a recriminar, pero ella solo levanto la mano exigiendo el silencio. — Lo digo porque las mejores amigas confían, se apoyan y están ahí cuando la otra parte la necesita. Pero tu eres egoísta, solo miraste por ti y ni siquiera fuiste capaz de asegurarte si yo te necesitaba.
![](https://img.wattpad.com/cover/222743379-288-k141603.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Mi Luna. - (Ventino) [Makia]
FanfictionNatalia Afanador vivía en un pueblo en el que "normalidad" no se podía definir como una palabra muy usada, porque hasta el cartel de bienvenida era raro. Un día cualquiera, una noticia llegó, el ataque de lobos hambrientos había inquietado a su ciu...