[Seis años sin ti.]
(Segunda Parte.)
Aclararé algo, las razones por las que esta se denominará una segunda parte, es porque se desarrollará luego de un salto de tiempo, además, abordará problemáticas diferentes a las que se han desarrollado en la historia hasta este punto. Lo otro, es que todos los capítulos (4 o 5) serán narrados desde un punto de vista Omnisciente.
Makis se removía inquieta en el ático que había habitado los últimos cinco años y medio. Durante su pequeño lapsus en busca de su compañera, que a fin de cuentas había resultado más desastroso de lo que parecía , había dejado atrás una vida lujosa a la que estaba volviendo a habituarse.
Durante un corto periodo, luego de que decidirá frenar las matanzas de ese monstruo en el que se había refugiado cuando apenas iniciaba su vida licántropa, había empleado los recursos guardados y acumulados para montar una especie de colchón financiero que la salvada de cada una de las penurias venideras. Es por eso que, con los años, la empresa inmobiliaria que había montado y el complejo hotelero que estaba emergente, había prosperado y terminó por darle más ingresos de los que podía gastar por si sola.
Eso fue lo que aseguró a fin de cuentas había asegurado el bienestar y sustento para la que fue su manada en ese pueblo olvidado del mundo. Se había dispuesto a no implicarse en los asuntos de negocios, puesto que la vida controlando a un sinfín de betas recién creados, que más parecían cachorros que recién descubrieron que tenían dientes, ya era bastante complicado. No obstante, la pérdida de su mate, la imposibilidad para encontrarla y la muerte súbita del hombre que había asumido como gerente de sus empresas, la habían obligado a retirarse de los cálidos territorios de ese pueblo abandonado de la mirada del mundo, para volver a sumergirse en las abarrotadas calles de Bogotá, volver a tomar posesión de su ático y asumir el completo control de la constructora.
—Señora. — Escuchó la voz dulcificada de su secretaria. — Le traigo la agenda del día.
—¿Hay algo interesante? — Cuestionó en ese habitual tono frío que usaba con cualquier persona que se le acercara. — ¿Algo que realmente merezca mi atención y no sea otro pobre insulso suplicando por un poco de recursos?
Así se había vuelto, una mujer que no daba cabida a su corazón, porque no quería que alguien como Natalia Afanador volviera a acunar celosamente ese órgano inútil entre sus manos, para luego aplastarlo sin compasión alguna. Era cierto que había algunas cosas que no alcanzó a revelar, pero ella tampoco le había dado la oportunidad de enseñarle cada una de sus vidas y por, sobre todo, cada detalle que quisiera compartir con ella.
—Tiene una reunión a las 15:30 con los dueños del complejo turístico que quieren uno de los hoteles en sus instalaciones. —Susurró en una sugerencia que casi logró despertar un cierto atisbo de las necesidades primarias que había suprimido a la fuerza desde que Natalia había desaparecido de la faz de la tierra. — El señor Vaziri se ha comunicado esta mañana y ha hecho un énfasis demasiado animoso que su nueva adquisición sería quien llevase a cabo las negociaciones y si ella encuentra todos los puntos en orden, está facultada a firmar el contrato.
Makis dio un sorbo amargo a lo que fueron los resquicios de una cara botella de whisky que esta misma mañana había abierto y finalmente había vaciado. Cualquier humano que la viera en ese momento debería haberse horrorizado por completo al ver que se volcaba todo el día en la bebida, si tan solo supieran que por mucho que lo deseara, ella jamás se podría embriagar.
—Si un infeliz como Arastoo Vaziri está dándole ese poder a una mujer, significa que esta sabe como contentarlo. — Susurró amargamente, impulsada por los mismos celos de no tener la oportunidad de encontrar ese desahogo al fuego que quemaba en su entrepierna. — Ese maldito árabe solo se ablanda con el sexo y con los halagos a sus muchos anillos clavados en su dedo.
![](https://img.wattpad.com/cover/222743379-288-k141603.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Mi Luna. - (Ventino) [Makia]
FanfictionNatalia Afanador vivía en un pueblo en el que "normalidad" no se podía definir como una palabra muy usada, porque hasta el cartel de bienvenida era raro. Un día cualquiera, una noticia llegó, el ataque de lobos hambrientos había inquietado a su ciu...