- Capítulo 3 -

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Harry empezaba su clase de canto con los cinco pequeños que le correspondían a Louis, los grupos eran máximo de cinco personas debido a que la escuela estaba comprometida con el aprendizaje de los alumnos, algo de calidad en vez de cantidad, fue lo que le dijo la directora al contratarlo.

Los niños eran adorables y se esforzaban mucho para aprender, la forma en la que trataban de seguir las instrucciones al pie de la letra hacían a Harry sentir satisfacción, había una pequeña niña que sobre salía entre los demás, no solo porque era hermosa, con su cabello castaño claro y grandes ojos azules, sino porque tenía una voz hermosa, claramente era una cantante nata ya que no se le dificultaba nada conseguir atinar las notas que Harry indicaba, él se perdía escuchándola y eso la hacía sentir especial y sonrojarse mucho, para el ojiverde los otros niños no tenían ningún talento siendo sincero, pero no pensaba rendirse con ellos, al menos les enseñaría a que cantaran afinado.

Harry era de la fiel creencia que cuando no existe un talento nato, con suficiente esfuerzo puedes llegar a ser de los mejores, lo comprobó al convertirse en el capitán del equipo de su escuela. Rendirse con los pequeños sin talento simplemente no era opción.

- Profesor Harry, ¿Por qué me mira tanto? - Le pregunto la pequeña Grace con el ceño fruncido.

Harry río bajo ante la pregunta de su pequeña alumna. - Bien Grace es porque veo que estás haciendo un gran trabajo, incluso pareces una profesional, una cantante famosa y me siento orgulloso de ser tu profesor. - Le dijo mientras se ponía en cuclillas para estar a su altura.

- ¡Ahhhhhh! Mi hermano siempre me dice eso. - Le contesto con una gran sonrisa y dando un pequeño saltito. - El también canta ¿sabes? - Le dijo esto último en un susurro como si fuera un gran secreto que guardar.

Harry sonrío enternecido al notar la inocencia de la pequeña, le llenaba de tanta felicidad estar con estos pequeños que casi olvidaba lo miserable que se sentía al estar solo. - Entiendo, entonces el talento debe ser de familia. - Aseguro Harry tocando la punta de la pequeña nariz de Grace.

Ella rio bajo poniendo sus manitas en la boca. - Talvez. - Le contesto a Harry y después se fue con sus compañeros para seguir con el ejercicio vocal que el ojiverde les había enseñado.

*Sonó la campana*

Era el último grupo de niños de la tarde, tendría un largo receso antes de continuar con su clase de guitarra a sus adorables y necios ancianitos.

Harry estaba guardando sus cosas para irse a comer algo antes de cambiar salón con Louis.

Lo vería por primera vez en el día y estaba algo ansioso, esperaba que él lo acompañara a comer algo y así platicar un poco sobre el plan de trabajo y sobre él sí veía que las cosas iban bien.

Mientras Harry se perdía en sus pensamientos un fuerte sonido lo hizo sobre exaltarse.

- ¡LOUIS! ¡Casi me matas del susto! - Le dijo el ojiverde al más bajo llevándose la mano al pecho con el ceño fruncido y tratando de contener una risa.

El ojiazul estaba doblado de la risa, dejando salir unas escandalosas carcajadas. - ¡De-debiste ver tu cara! - Dijo entre risas con una mano en el abdomen y otra golpeando su pierna.

- ¡JA - JA! Qué bueno que te diviertas. - Le contestó Harry con una ceja en alto y brazos cruzados.

- ¡Dios Harry! Lo siento tanto, pero fue inevitable, estabas tan concentrado que simplemente no lo pensé. - Le dijo Louis ya controlando su risa y limpiando una lagrima que salió de su ojo. - ¿Qué tanto haces? - Se acercó a Harry aun con una sonrisa en su rostro.

El arte de amarte - Larry Stylinson -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora