- Capítulo 9 -

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La alarma del rizado despertó a ambos chicos, Harry de inmediato abrió los ojos viendo el techo desconocido, tenía un brazo de Louis en su pecho y una pierna del ojiazul entre sus piernas, se sentiría muy apenado por su bulto debajo del muslo de Louis, pero rápido se dio cuenta que el castaño estaba en la misma situación que él, así que solo paso un brazo por debajo de su cabeza y dejo escapar una risa.

- ¿De qué te ríes ricitos? - Dijo el malhumorado chico que no se inmuto en moverse ni un solo centímetro.

- ¡Buenos días! ¿Cómo amaneciste? ¿Descansaste? - Habló el rizado en burla al notar el mal humor de su compañero.

- Harold no tengo idea de que hora es, pero sé que es jodidamente temprano, ¿acaso estas demente o algo así? ¿Por qué demonios tienes una alarma a esta hora? - Dijo realmente irritado.

Harry soltó una carcajada. - A esta hora me despierto para ir a correr. - Contestó divertido.

- ¡Dios! ¡Lo sabía! ¡Eres uno de esos locos obsesionados con el ejercicio! - Dijo el ojiazul mientras se sentaba en la cama para ver a la cara a Harry.

El rizado volvió a reír al ver la cara de Louis. - Te ves lindo al despertar. - Dijo el ojiverde con su voz ronca y suave. Solo a hasta ese momento el ojiazul noto que la voz de Harry al despertar era un orgasmo para sus oídos y por fin noto el bulto en su ropa interior, se cubrió rápido con la sabana y se recostó de nuevo pero esta vez viendo el techo. - Tranquilo yo desperté igual. - Dijo Harry levantando la sabana para verificar que su bulto seguía ahí.

- ¡Dios! ¡Cállate! - Dijo muy apenado Louis.

- ¡Hey! - Harry replico. - Tú al menos sentiste mi trasero toda la noche, yo ni siquiera sé cómo demonios pasó. - Bromeo tratando de hacer sentir más cómodo al ojiazul.

Louis río ante el comentario del rizado. - ¿Y quién te dijo que es por ti? - Contestó divertido.

Harry volteo a verlo y levanto una ceja ofendido, un segundo después estaba sobre Louis dejando cortos besos en su cuello, hombros y clavículas. - Duermes conmigo y despiertas duro por alguien más. - Reclamó el ojiverde entre besos y risas de Louis.

- ¡H...Harry! ¡Basta! - Reía por las cosquillas que le provocaban los besos del rizado.

Y entre tantos movimientos sus partes se rozaban entre sí, ninguno lo iba admitir, pero se sentía jodidamente bien y cada vez estaban más calientes, para ese punto estaban considerando ignorar la plática que tuvieron la noche anterior.

- ¡Bien! Te perdonare esta vez, solo porque esto no ayuda a nuestra situación. - Dijo el rizado sentado sobre Louis.

- Que estés sentado así sobre mí tampoco ayuda. - Le dijo el ojiazul acariciando los muslos del rizado, con una ceja alta y una sonrisa coqueta, la cara que hace que Harry mande todo a la mierda. Louis cerró los ojos y sonrío. - No tengo control. -

Eso fue suficiente para que Harry mandara su poca cordura a la mierda y se abalanzara sobre el castaño para besarlo húmedamente, por alguna razón no les importo el aliento matutino, no les importo que esto estaba saliéndoseles de las manos, lo único que querían era estar juntos. Harry comenzó dejando besos húmedos sobre el cuello de Louis, bajando con calma hasta su pecho, cuando su camino llego hasta la orilla del bóxer del ojiazul, el rizado se detuvo mirando a Louis, para que le diera una señal de aprobación, cuando el castaño sintió la ausencia de los labios de Harry inmediato de recargo en sus codos para ver qué es lo que pasaba y se encontró con la mirada de cachorro del ojiverde, sin decirle una sola palabra le rogaba permiso para seguir, el ojiazul sonrío y asintió.

Harry se acomodó y retiro la ropa interior del chico, coloco las torneadas piernas del cataño en sus hombros y le lanzo una última mirada llena de deseo antes de meter toda la hombría de Louis en su boca, rozando suavemente la piel caliente del miembro con sus labios, probando la esencia que este goteaba, Louis echo la cabeza hacía atrás cerrando los ojos después de ver la escena erótica entre sus piernas, Harry lo hacía con tanta devoción y con tal entrega que el castaño solo podía gemir y suspirar cuando sentía como el ojiverde ponía especial atención en la punta de su miembro acariciándolo con su lengua caliente, siguiendo la forma de la vena principal que se formaba en el trozo de carne hirviente, el rizado subía y bajaba ahuecando las mejillas, ayudándose con su mano para poder completar el placer en toda la extensión del miembro de Louis. El castaño gemía y entre suspiros dejaba salir un - Oh Harry - eso volvía loco al rizado, tenía la necesidad de hacerle gritar su nombre, saber que el ojiazul se derretía en placer y eso era gracias él, lo calentaba como nunca antes lo había experimentado.

El arte de amarte - Larry Stylinson -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora