¿Qué harías si por error traes 3 atractivos demonios a la tierra?
* 🕯️ *
Val no cree en los demonios, y para probar su inexistencia decide seguir un tutorial de invocación.
Hay puntos que ella debería haber tenido en cuenta an...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
En cuanto llegué al exterior, el agua cayó sobre mi rostro y corrió mi maquillaje; no tenía escapatoria. Mi corazón iba más rápido que nunca, los truenos eran tan estridentes que no oía nada. Un rayo bajó directo hacia el bosque e hizo caer un árbol, y, de ese punto exacto, surgieron tres siluetas conocidas.
Primero me vieron a mí en medio del jardín y, a mi alrededor, las estatuas rotas tiradas en el suelo por culpa del viento y una tormenta que se negaba a amainar. Mam me observó confundido, hasta que su vista fue más allá; por el cambio en su expresión, supe que debía prepararme.
Levi iba al lado de Amon, protegiendo su flanco izquierdo.
Me disponía a salir corriendo hacia un lado cuando Mam se abalanzó sobre mí en un abrir y cerrar de ojos, más rápido que un parpadeo. Dejé de respirar. Al levantar la cabeza, me encontré con sus ojos analizándome, con unas alas doradas que nos rodeaban y con el comienzo de unos cuernos que brotaban de su frente. Estábamos tan pegados que su aliento acarició mis labios.
—¿Estás bien? Vine tan rápido como pude.
Tomó mi rostro suavemente con una mano y señaló en la dirección por la que había llegado: en la distancia, una gran bola de fuego terminaba de apagarse gracias a la lluvia. Me ayudó a levantarme y, cuando volví a observar a As, sus ojos habían perdido todo rastro de humanidad. Necesitábamos ayuda, pero no teníamos a quién pedírsela. En esa guerra no habría ganadores, dado que nos enfrentábamos a un loco al que no le importaba perder con tal de hacer todo el daño posible.
La herida en la mejilla de Mam no había sanado. Ojalá pudiera haberlo dejado fuera de todo esto. Aunque era yo quien lo había arrastrado hasta aquí en primer lugar. Él observó a Asmodeo con el ceño fruncido, y entonces este hizo que su rostro se convirtiera en el de Agus.
Mam abrió mucho los ojos y su atención volvió a mí.
—¿Nos vendiste? —me preguntó.
—No fue mi intención.
—¿Por eso no me hablabas cuando regresé del infierno? ¿Por él? —vociferó.
—¡No! Yo no sabía que eran la misma persona, me amenazó —traté de excusarme—. Solo acepté llamaros, no hice nada.
—Ese es el tema: no hiciste nada —resopló—. Bajé al infierno, dejé que hirieran a mi familia por ti, para acabar con el peligro que te acechaba, y tú... —me soltó.
—Mam...
—No puedo creer que haya sido tan payaso de confiar en alguien que me estuvo traicionando todo el tiempo, ya fuera con Agus, As o como quiera llamarse. Nunca nos tuviste en la misma consideración que nosotros a ti, no... —Se detuvo cuando escuchamos un grito—. Muchas gracias, Valentine.
—¡Todo este asunto alteró mi vida entera! ¡Mi mejor amiga está en peligro también! ¡Y nosotras no somos inmortales!
—¡Lo sé! ¡Lo entiendo! Pero ¿nunca tuviste en cuenta que esto no es un paraíso para nosotros tampoco? Ante el primer inconveniente, nos tiraste a los leones —siseó—. Y no, yo jamás habría hecho nada que te pudiera hacer daño. —Su voz estuvo a punto de quebrarse—. No lo haré ni siquiera ahora que somos enemigos.