¿Qué harías si por error traes 3 atractivos demonios a la tierra?
* 🕯️ *
Val no cree en los demonios, y para probar su inexistencia decide seguir un tutorial de invocación.
Hay puntos que ella debería haber tenido en cuenta an...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Las personas se enamoran de forma misteriosa.
Mientras realmente intentaba hacerlo en la tierra, cada 31 de octubre me recuerda que el amor es confuso. Que por más de que odie la idea, podría amar a dos personas a la vez porque cada vez que lo recuerdo, mi corazón vuelve a latir.
He perdido la cabeza cada vez que lo pienso por eso no lo hago mucho, pero en mis momentos de delirio, incluso he considerado aliviante la idea de morir e ir al infierno. Algo me dice que luego de este día, el próximo año será diferente y eso no puede ser bueno. Esto ha escalado demasiado. Quizá es que mi intuición me alerta de mi final, o mi verdadero comienzo. Así que esta era mi última oportunidad de vivir una simple experiencia, una fiesta común, nada más.
Tengo que evitar dejarme llevar por mis cuestionamientos, mis miedos, tengo que dar lo mejor de mí. Son las 23:59.
Checo el reloj cada cinco segundos. Le estoy esperando como un niño espera a santa Claus. Doy vergüenza.
Debí ir al psiquiátrico hace mucho tiempo a ver si dejaba de sentir energías o ver al diablo cada un año. Debí tomar medicamentos. Debí buscar ayuda.
—No necesitas ayuda de nadie.
Aún sigue sorprendiéndome que aparezca de la nada. Mi corazón se detiene, la expectación me hace temblar en busca de mi teléfono. Controlo la hora.
La pantalla marca las 00:01.
—Hola, Mam.
—Hola, pecadora.
—¡¿Por qué a mí nunca me saludan?! —pese a que le cambiara la voz, siempre reconoceré el tono desagradable en el que Amon me habla—. Ya mejor digan que me odian.
—No recuerdo mucho, pero aún te odio poco —ironizo—. N-no los veo, ¿Dónde están?
—Debajo de la cama. —susurra Amon.
Nerviosa, me pregunto si todas las historias de un monstruo en ese sitio por las noches son ciertas, con un nudo en la garganta me fijo en el pequeño espacio que queda entre el piso y el colchón de mi departamento. Casi me tuerzo el cuello, pero nada, o al menos nada que pueda ser visualizado por mí.
—Deja de jugar con ella —ríe Mam—. Estamos en la puerta. —oigo un par de golpes huecos, contengo una sonrisa.
Mam no ha cambiado desde la última vez que lo vi más que su altura, tengo que hacer un pequeño nuevo esfuerzo para verlo a los ojos. Tiene el cabello rubio bien peinado hacia atrás, aunque aún hay un par de mechones cortos que se escapan. Me sonríe en grande, le devuelvo el gesto, bastante nerviosa. Dejo de respirar cuando pone un pie dentro de mi habitación.
Ah, y allí está Amon.
—Pasen —ordeno apresurada—. ¿Alguien los ha visto entrar?
—Oh, claro, y creyeron que era un disfraz —responde Amon, no tiene un "disfraz", solo sus cuernos, apariencia habitual con el cabello hecho un desastre y una cicatriz en el brazo de la cual no me atrevo a preguntar—. No hicieron preguntas, asumo que deben estar acostumbrados a que metas desconocidos a tu cuarto.