Yo me enamoré de sus demonios, ella de mi oscuridad. Éramos el infierno perfecto.
Mario Benedetti
1944
POV Anne
Nadie planea enamorarse. Simplemente ocurre. No puedes evitarlo. Amas, vives, sufres. El amor es una lucha constante. A veces dejas de luchar si crees que todo está perdido. Por más que intentes huir del dolor, si es amor verdadero, nunca dejarás de estremecerte al pensar en el ser amado. Nunca dejarás de anhelar su contacto. De oír su voz. Regresa. Afronta tu destino o sé infeliz por siempre. Tú decides.
Porque cada uno es dueño de su destino. Toda persona es dueña de su vida, de sus sentimientos, de errar, de caer, de la decisión de seguir o parar, de luchar o dejarse vencer. No sirve de nada escudarse en el destino para disfrazar la infelicidad, el miedo, la duda... Porque puede que ya esté escrito, pero la manera de escribirlo, sólo nos compete a cada uno de nosotros, y no hay pluma más poderosa que la del amor; si posees dicha pluma, úsala sin miedo a cometer faltas y tachones, porque sólo ella te llevará a vivir la historia más hermosa que conocerás: tu vida.
¿Qué tiene el miedo o la cobardía que nos arrastra a equivocarnos cada vez más? ¿A no poder ser felices? No nos damos cuenta que nada importa si no somos extrañados por alguien, si no inspiramos ternura, si no provocamos que esa máquina vital llamada corazón lata más fuerte en el pecho de otra persona. Ni el dinero, ni el poder. Todo es superfluo salvo el amor. El amor todo lo puede. Nos trastoca nuestro mundo interior. Nos hace ser mejor persona.
Es que el amor da miedo. Da miedo sentir como tu mundo deja de tener sentido si la persona amada no está a tu lado. Da miedo sentir el puñal de la duda. Da miedo sentir el dolor al saber que hagas lo que hagas, pase lo que pase, prefieres sentir ese miedo a enfrentarte a él. Prefieres ser cobarde y escudarte en el recuerdo de lo que fue una felicidad incompleta o una historia inacabada. El amor es miedo, sí, porque puede llegar a ser tan grande e inmenso que vivirlo plenamente puede ser tan cruel y peligroso como el negarlo y resignarse a no sentirlo. Y, en ese punto, es donde se crea la disyuntiva que hace del amor el motor del universo. Porque nadie puede escapar de su maraña. Porque se puede vivir una vida soñada, sin sobresaltos, haciendo lo que se supone que hay que hacer, viviendo en la comodidad de un espejismo de felicidad, o vivir el sueño de sentir, de llorar, de sufrir, de perder, de odiar, de perdonar, de huir , de volver y de arder de amor.
Sí, es cierto que el amor puede dar miedo, pero puede darte esperanza. Tu mundo puede desmoronarse si el ser amado no está, pero si permanece a tu lado te sientes pleno. Puedes dudar sobre miles de cosas, pero la confianza de sentirte querido te hace más fuerte frente a las adversidades. Puede doler, mucho, como si estuvieses muriendo, pero te hace renacer y volver a vivir las cosas desde otra perspectiva totalmente nueva, como si lo percibieses todo por primera vez. Puede que sean recuerdos, pero seguro que muchos serán de los mejores que hayas experimentado jamás.
Cuando te enamoras dejas de ser tú el centro del universo. Vives por y para la otra persona. ¿Para qué quieres vivir una vida cómoda y sin sobresaltos si en el fondo siempre sabrás que estarás vacío por dentro? ¿Merece la pena?
La esperanza está unida al amor como el cordón umbilical une a una madre y a un bebé. Ambos, amor y esperanza, forman en sí un dueto que no sabe existir el uno sin el otro. Si uno acaba, la otra muere; si una no existe, el otro no puede nacer; allá donde está el uno, la otra también aparece.
Si esto es así, siempre que haya amor, hay esperanza. Porque si amo con todo mi ser a otra persona, mi vida y mi esperanza pasan por vivir la vida del otro. Porque mi mundo ya no es mío sino de dos; porque si amo en la lejanía, la esperanza me da fuerzas en un mañana cercano; porque si amo más allá de la muerte, la esperanza de una nueva vida me dará alas para seguir; porque si amo de manera no correspondida, puede que haya un giro inesperado que lleve como firma la esperanza; porque si amo en silencio, si amo aún aquello que tuve y que perdí, esa esperanza hace que siga vivo ese amor. La esperanza de verlo de lejos, de anhelar una mirada furtiva y de soñar sin querer con un roce de mi mano con la suya. Ese amor sigue vivo por la esperanza de un reencuentro y, mientras exista la esperanza, no hay vidas vacías. Hay una fuerza que dormita, esperando que las chispas nos mantengan en la calidez de lo anhelado.
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Fräulein Anne
Roman d'amourEn 1938, Anne se ve obligada a huir de su país por la tensa situación política, dejando atrás a su familia y a la persona que ocupa su corazón. La guerra cambia a las personas pero, ¿podrá el amor sobrevivir a la mayor guerra jamás conocida?