CAPÍTULO 8. Cerrando heridas

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Bésame eternamente para que no tenga que ver adónde nos han llevado
los años y en qué te has convertido.

Stephen King

1944

POV Anne

- Fue de las primeras que me hizo, aún me resistía entonces. Luego le dejé castigarme sin quejarme mucho porque eso significaba las sobras de su cena, el poder tratarme los piojos que me tenían el cuero cabelludo lleno de marcas o tocar el chelo para los oficiales mientras cientos de mis compatriotas eran conducidos a las cámaras de gas o a las zonas donde estaban los médicos. Médicos cuyos actos incluían experimentos de gran altura con cámaras de descompresión, experimentos de malaria, de tuberculosis y de hipotermia, y experimentos para probar medicamentos nuevos. Médicos que rajaban a una mujer encinta sin mediar palabra y experimentaban con el feto mientras su madre exhalaba su último aliento en un charco de sangre en el suelo.

Me sequé con furia las lágrimas y continué cuando sentí sus dedos apretar los míos.

- El capitán Shüller estaba al mando de la zona donde me llevaron cuando llegué a Dachau. Tuve suerte de que ese cabrón malnacido adorase la música. En cuanto se enteró de que tocaba el chelo, hizo traer uno de Múnich y me llevó a hablar con él. Apenas llevaba unas semanas allí, pero ya había podido comprobar el horror a diario que miles de personas hacinadas, malnutridas y obligadas a realizar trabajos hasta caer desfallecidas. Fui débil y cedí a sus deseos sin luchar todo lo que debería.

- No fuiste débil, hay que tener mucho valor para sobrevivir en un infierno así. Jamás me perdonaré no haber llegado antes - dio un puñetazo a la silla que teníamos cerca haciendo que cayese al suelo. Me estremecí - Lo siento, no he podido evitarlo.

- Cuando me dijo que mi trabajo consistiría en tocar para él y los oficiales me ilusioné. No más horas en esa silla haciendo munición para que siguieran matando gente y no más raciones de pan con gusanos y agua sucia. No me lo podía creer. Me sentía afortunada. Ilusa. Cuando me llevaron la primera noche a tocar me hizo desnudarme. Tocaría sin ropa solo tapándome con el instrumento. Evidentemente me negué. Se quitó el cinturón y comenzó a golpearme en la espalda con él. Aguanté consciente unos diez minutos. Desperté en un agujero, habló conmigo y me dijo que repetiría la misma operación hasta que accediese o me pudriese ahí. Me revelé durante una semana más. Para entonces ya tenía la espalda en carne viva e infección en varias heridas. Me sentía débil y le prometí acceder si me ayudaba.

- Anne... Dios, Anne, no sé qué decirte - le sentía temblar de rabia contenida.

- No digas nada. Solo escúchame hasta el final.

Me tocaba por encima del camisón la espalda, deteniéndose en las marcas y rozándolas con sus dedos, sin dejar de mirarme a los ojos, conteniendo ambos las lágrimas y juntando nuestras frentes como si quisiéramos leernos la mente. Suspiré acariciando su mejilla y proseguí. No se lo diría todo, pero a grandes rasgos merecía saberlo.

- Cuando aparecí en la cena Shüller y otros tres hombres me miraron con lujuria. Tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano para no vomitar y controlar mi pulso. Me senté dispuesta a tocar, pero me temblaban las manos, no era casi capaz de sujetar el arco. Me obligué a serenarme y me hundí en las profundidades de mis recuerdos para evadirme de allí. Así, cada vez que me llamaba para tocar volvía a ti, a nuestra juventud donde nada parecía poder tocarnos. Mis recuerdos más preciados. Alguna vez me llevé un bofetón por estar tan metida que no escuchaba nada de lo que pasaba a mí alrededor. Tuve que soportar que me tocasen - reprimí una arcada y seguí – Que me insultasen y me golpeasen, pero el capitán no les dejó nunca pasar más allá. Yo era su trofeo, solo para él. Debo dar gracias de que estuviese convencido de que mancillar mi cuerpo degradaría su pureza o algo. Jamás me penetró. Pero sí me hizo hacerle cosas que no sé si seré capaz de repetir con otro hombre. Me da pánico el pensarlo. Además, le...- no sabía si iba a ser capaz de seguir.

Fräulein AnneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora