Eleanor cabalgó hacia la mansión de Maximilien en la capital, pues aunque era muy noche y sabía que era peligroso y que no debía estar con él a solas, lo necesitaba.
Necesitaba oír su voz y mirarlo nuevamente.
Aunque a si misma se engañaba diciéndose que era para decirle que Anne estaba vengada.
Luego de pedir información a unos sirvientes en la calle, camuflada con ropas masculinas tocó la puerta trasera de la mansión, que utilizaban los sirvientes del conde y salió un hombre a recibirlo.
-¡Antonnio! -Al verlo Eleanor lo recordó. Ese hombre había estado en sus sueños hacía tiempo.
-¿Cómo sabes mi nombre, chico? -Le preguntó a Eleanor, Hachings con cautela.
Eleanor no supo que responder. Ese hombre la tacharía de loca si le decía que era porque lo había soñado.
-Yo.... He venido a ver al conde.
-¿Por qué quieres ver al conde, chico? El conde está ocupado, además ni siquiera te has presentado.
-Digale porfavor al conde que Nor está aquí.
Eleanor sabía que ese hombre no la dejaría entrar, pero no quería golpearlo para poder pasar, así que debía de dar un nombre masculino y el único que se le vino a la mente fué el nombre con el que Andro la llamaba.
-¡Espera aquí chico! -Le dijo Hachings cerrando la puerta sin dejar pasar a Eleanor.
Pasaron un par de minutos para que Hachings le abriera la puerta de nuevo dirigiendo la a una sala donde esperaría que Max llegara.
Max salió a su encuentro, nervioso pero intentaba disimularlo, y lo hacía a la perfección. Pero enseguida Eleanor notó que algo estaba mal.
-¡Max! -Le dijo ella sonriendo.
-Eleanor, ¿Qué estás haciendo aquí? -Le preguntó el conde a la joven que venía a su casa vestida de hombre, que había arriesgado su vida una vez más, y que lo volvía loco.
-Lo he hecho Max, he vengado a Anne.
Ambos estaban en el salón pero Eleanor no podía estarse quieta y caminaba por todo el salón.
-Lo sé, te he visto.
-¿Qué? -Preguntó Eleanor.
-¡Te seguí! -Le dijo tranquilamente el conde.
-¿¿Cómo te has atrevido? -Preguntó ella incapaz de comprender.
-Necesitaba saber que estabas bien, así que uno de mis subordinados te siguió y cuando te vió salir de tu casa con ropas de hombre me avisó,.
-¡Max! ¿No crees que sé cuidarme sola? ¿No te alegra que Anne haya Sido vengada, que todo esto termine?
-¡¡No!! -Le dijo el con voz mordaz.
Eleanor no lo entendía y estaba muy confundida. Esa noche algo en ella se había liberado. Ahora estaba libre del juramento.
Y había acudido a Max porque lo amaba.
Y estaba dispuesta a demostrárselo.
E incluso podría reconsiderar su oferta de matrimonio.
Ahora podía volver a confiar y creer.
-No lo entiendo, Maximilien.
-¡No lo entiendes! ¡Yo debí vengar a mi mujer! ¡¡Ella era mi esposa!!, ¡¡Y yo debí hacerle justicia, y no una chiquilla mocosa que se cree lo suficientemente para arriesgar su vida cada vez que se le da la gana!!-Max estaba furioso pero lo escondía muy bien, y no por lo que acababa de decirle, sino porque su Eleanor había corrido el riesgo de ser descubierta. Y si él no la amara, por Dios, que si el no la conociera en absoluto, viendo lo que hacía e identificandola como criminal la hubiera encarcelado y seguramente enjuiciado, después de todo era un coronel, y por ella se estaba jugando su misma vida. Y lo hacía con gusto.
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LA LOBA VINTERI
Historical FictionEleanor Vinteri a quien algunos apodaban "El lobo" es una guerrera que no ha tenido una vida fácil, se ha convertido en una mercenaria. Busca venganza, para conocer su verdadera identidad, recuperar la herencia de su madre y por el asesinato de su m...