Capítulo 18. Una lady muy ladina.

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-¿De qué diantres me estás hablando? - tronó Maximilien al oír las palabras de Eleanor.

-Sé que creíste que yo había matado a mi hermana, y sí, fuí la responsable de su muerte, aunque indirectamente. –Ella se acercó a él hasta que estuvieron a menos de un metro de distancia y lo instó a sentarse en una de las sillas de su comedor. –Anne murió protegiendo los documentos que son la prueba de mi identidad como una Vinteri. –Maximilien no sabía que decir, no podía decir nada. Estaba muy abrumado con toda la situación en la que evidentemente estaba involucrado. Pero una pregunta rondaba por su mente. Necesitaba saber quién querría deshacerse de los documentos de Eleanor.

-¿Fue...

-No fue mi padre. –Respondió ella antes que el siquiera terminase de formular la pregunta. Eleanor se sentó también en una de las dos sillas disponibles cerca de Max, pues aunque le molestara saber que él había amado a Anne, pues ella le había tenido, sabía que estaría abrumado con las declaraciones de ella, pues aunque fuera su enemigo, había sido a quien Anne había elegido para compartir su vida.

-Hacía ocho años que no sabía nada de Anne ni de mi padre, vivía aquí, nunca me importó nada de lo que Andro quisiera contarme sobre ellos, pero entonces, el marqués se comprometió con una viuda. Sabella, la prometida de mi padre, sabe que existo, no sé cómo pudo enterarse, pero antes de morir Anne me dijo que si eliminaban los papeles yo jamás podría reclamar una herencia que mi madre me dejó, ya sabes, algunas madres heredan a sus hijas sin que el marido toque un solo peso.

-A menos, que esa hija muera. –Interrumpió el conde.

-O que no pueda comprobar ser hija legítima.

-Cierto. –Asintió Max.

- Esa noche, un tal Savage mandó a un par de asesinos a sueldo a robar los documentos que Anne tenía bajo su resguardo. Ella se negó a dárselos y la hirieron. He buscado a los asesinos pero mi gente aún no da con ellos.

-Debiste contarme eso desde el principio.

-No. Esa venganza me corresponde a mí. Era mi hermana.

-Era mi esposa.

-La asesinaron por mi culpa.

-Pero yo era responsable de ella. –Exclamó él con resolución. Tanta que Eleanor no pudo morderse la lengua antes de preguntar:

-¿Tanto la amabas?

-... -Maximilien no supo que responder ante eso. Hace tres años la había conocido. En un baile que ofrecían los condes de Maikine. Era una hermosa muchacha, tal como dictaban las normas y la tan preciada moda Valengina, delgada, con su pelo muy rubio, casi blanco como una perla exótica de los mares de Valengo, su cintura fina y su sonrisa tímida y encantadora.

En ese momento Maximilien recordó cuando bailó con ella por primera vez, siempre con prudencia y decencia. Ella era una magnífica anfitriona y tenía un carácter dulce y pasivo. Jamás la había escuchado levantarle la voz a cualquiera.

La había cortejado como las normas lo indicaban y a los dos meses le había propuesto matrimonio. Obviamente ella aceptó encantada. Maximilien había recibido de su madre la encomienda de casarse en esa misma temporada pues su madre quería verlo casado antes de morir. Cuando conoció a Anne, su madre la había aceptado y apreciado desde el primer instante. –(Max, hijo, ella es todo una joya, muy dulce y fina. No la dejes ir, ella será una digna condesa cuando yo no esté–Le había dicho su madre cuando la conoció), y así fue como el joven conde siguió los consejos de su madre y se casó con la joven Vinteri.

El día de su boda ella estaba muy bella con su vestido azul, que ocupaba gran parte de la estancia con sus encajes y bordados. Maximilien estaba con una actitud muy serena que simplemente aceptó frente al sacerdote junto a su esposa y se marcharon hacia su castillo después de la celebración. Su noche de bodas había sido como cualquier otra o al menos en su mayoría. Anne era muy tímida para atreverse a hacer otra cosa que quedarse quieta. Pero Maximilien era muy activo como para conformarse con ello, sin embargo jamás se atrevió a hacerle propuestas que seguramente ella consideraría indecentes. Esa noche fue muy delicado, Anne se merecía eso y mucho más, consumó el matrimonio después de tocarla un poco a través del camisón y darle algunos besos, siempre asegurándose que ella estaba bien, y después se marchó a su propia habitación, pues no quería importunar más tiempo del debido a su joven esposa. Los siguientes meses transcurrieron de la misma manera, Max la consideraba su amiga más que su esposa, después murió su madre y él se distanció de Anne poco a poco, hasta que la joven decidió pasar una temporada con su padre.

LA LOBA VINTERIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora