Capítulo 14. En mis sueños.

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Una joven y muy bella mujer de cabellos dorados se encontraba sentada en una hermosa banca de madera en la terraza de un inmenso castillo. La joven acariciaba su vientre un poco pronunciado anunciando pocos meses de embarazo cuando el mayordomo llegó.

-Milady, ¿Se le ofrece algo? –Preguntó Hachings con total devoción en atender a su señora amante esposa de su patrón y madre de la próxima generación de Courcy.

-Antonio, ¿Cuántas veces te he dicho que aborrezco ser tratada con tanta formalidad, sobre todo con un nombre inglés para llamarme? –Preguntó Eleanor haciéndose la molesta pero sin dejar de acariciar su vientre.

-Muchas veces milady, pero sé que el señor exige sumo respeto para su amada esposa.

-Pero el señor no está. ¿O sí? –Resopló ella riendo.

- ¿Quién dijo que no estoy? –Gritó una voz grave y masculina muy cantarina entrando en la terraza.

-¡Max! –Exclamó Eleanor levantándose felizmente para ir al encuentro de su esposo y él se adelantó para alcanzarla y levantarla a volandas por el aire riendo también. Hachings por su parte se retiró con la suma discreción que lo acompañaba y con una imperceptible sonrisa en el rostro.

- ¡Max, mi vida! –Dijo Eleanor mientras abrazaba a Maximilien y él le besaba toda la cara. Después el la cargó en sus brazos y la llevó a la banca y se sentó con ella.

-¿Cómo te sientes, amor mío? –Preguntó él con los ojos brillantes.

- Bien. Ya quiero salir, no me puedes tener encerrada para siempre Maximilien de Courcy, te digo en serio que el bebé está bien. Hoy en la mañana vino Honorina y me dijo que ya puedo volver a mis actividades solo debo tener mucho cuidado.

-Eleanor, mi vida, sabes que no podemos arriesgar a nuestro bebé. –Dijo Maximilien tocando el vientre de ella, mientras ella lo miraba con el ceño fruncido después de haberlo regañado.

- Pero ya no quiero estar sin hacer nada por más tiempo. –Dijo ella indignada.

-Está bien cariño, pasaré más tiempo contigo y saldremos a ver a los aldeanos si quieres. –Maximlien sólo quería verla feliz, y si salir la hacía feliz, sería con todas las precauciones posibles.

-¿Enserio? –Peguntó ella emocionada. Últimamente se estaba volviendo sentimental y Max siempre cumplía con todos sus caprichos.

-Si eso te hace feliz. –Dijo él acercándose para besarla con mucha ternura, pero lo que planeaba ser un beso casto prontamente se convirtió en algo más fuerte. -¿No querías ir a la aldea? –Preguntó él sonriendo mientras ella lo besaba ansiosamente.

-Después. Ahora llévame a la habitación. –Dijo ella entre susurros pero muy decidida.

-Como usted desee, mi señora. –Dijo él sonriendo y volviendo a besarla

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Eleanor se despertó con el cuerpo bañado en sudor. Miró alrededor y se dio cuenta que sólo había soñado. La luz de la luna se filtraba por una pequeña abertura y eso indicaba que aún no amanecía. No podría existir tanta felicidad, sólo se podía soñar, quizá sólo para eso ella tenía libertad. Se volvió a recostar mientras unas silenciosas lágrimas bañaban su rostro y ella no entendía que le estaba sucediendo, esa vida jamás la viviría. Ella había aceptado su destino. Morir en una batalla luchando por los suyos. Quizás moriría mañana o en una semana, pero no podía dejar de soñar con llevar en su vientre a un hijo de Maximilien y ser feliz con él.

Pero la dura realidad era otra. Tenía que pelear por los suyos hasta que su corazón dejase de palpitar y no tenía tiempo para ser feliz.

......

A la mañana siguiente.

-Señor. Ha llegado una carta del General Kisa. –Dijo Hachings con presteza.

-Gracias Hachigs, dijo Max tomando la carta. –Puedes retirarte.

-Con su permiso, milord. –Hachings procedió a retirarse discretamente.

-Maximilien abrió la carta del general y procedió a leerla.

Estimado conde y coronel de Courcy.

Que Dios le acompañe y le llene de salud.

Es para mí un desagradable deber anunciarle esta noticia en una carta a mi más preciado amigo como lo es usted, coronel. Pero aquí en la capital, nuestro preciado rey ha decidido acabar con cualquier rebelión hacia su persona y majestad. Por ese motivo ha ordenado a todo su ejército la tarea de eliminar a los rebeldes que desprecian la soberanía y amabilidad de su majestad el rey Mursufhite.

De tal manera tanto usted como yo nos vemos obligados a eliminar tal amenaza al soberano reino de Valengo. Tengo información de que los rebeldes planean unirse en una batalla pronto, pero no sé en qué lugar exactamente, pero será cerca de Vunima, que está a su jurisdicción, coronel.

Sin más mi preciado amigo procedo a despedirme esperando fervientemente que la amenaza sea eliminada para preservar la paz en el reino.

Mis más sinceros saludos.

El general y amigo Frailán Kisa.

Maximilien dobló nuevamente la carta enfadado porque tendría que matar a gente que sólo quería un futuro mejor. Él sabía que la gente sufría y siempre ayudaba lo más que podía, pero eso no era suficiente, ahora tendría que matar a sus maridos y padres por órdenes de un rey tirano. Pero no había otra opción.

Eleanor y Max tendrían que enfrentarse por causas mucho más grandes y poderosas que ellos mismos y debían elegir si el amor o el deber.

Hola lectores. Qué bueno que han llegado hasta aquí. Últimamente no he podido escribir frecuentemente porque he estado ocupada con la escuela y otros quehaceres, pero vengo aquí con un nuevo capítulo corto y lo cierto es que se aproxima una batalla y los bandos de nuestros protagonistas están decididos ya. ¿Qué creen que sucederá?.

No se olviden de votar y comentar. Si pueden recomendar LOBO VINTERI a quienes también amen las novelas románticas de época de mujeres valientes se los agradecería a mil.

Gracias.

Abby Darcy ♥️

LA LOBA VINTERIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora