Capitulo 2 Parte 2

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George había sido el primer hombre que la consideró como parte del grupo de forajidos, si es que se le podía llamar así. Era un hombre de pasados cincuenta años, pero fornido. Era de pocas palabras y leal. También fue quien le dio el apodo a Eleanor de ¨La bella rebelde¨, ella lo consideraba como su padre, y ciertamente lo quería mucho. Igual que al resto de muchachos.

-¿Por qué Andro?, Sabes que alguien como yo no tiene un futuro digno, de todas maneras terminare siendo una solterona. Dime ¿Quién podría querer casarse conmigo?, una bastarda y huérfana.

-Yo podría casarme contigo si ese es el caso. Hay muchos muchachos que estarían encantados de casarse contigo.

-No Andro. No me casare, no perderé la libertad que tengo, la que tan duramente trabaje en conseguir y convertirme en una mujer casada con un montón de críos corriendo detrás de mí. No podría soportarlo.

-De todas maneras no permitiré que te unas con esa banda Nor, son peligrosos. –dijo Andro inflexible.

-Ellos me ayudaron. Yo les debo ese favor.

-Ellos no van a querer una mujer con ellos.

-Ya lo veremos.-respondió Eleanor con convicción.

De eso hacía un año, y Eleanor había sabido ganarse el respeto y la confianza del grupo. Cuando su líder murió, Eleanor demostró estar capacitada para hacer los trabajos con mejores ganancias. Los miembros del grupo, recelosos de una chica, dudaban abiertamente, hasta que en una refriega que acabo con cinco de ellos, Eleanor se enfrentó sola a media docena de soldados del rey y resulto vencedora. Sellando así su liderazgo. Todos los demás miembros darían su vida por Eleanor. La admiraban y la protegían.

.....

Eleanor sabía que no podía ir con sus ropas habituales al velorio de su hermana. No tenía ropa de luto y no estaba invitada, pero eso era lo de menos. Anne le había dado motivos por los cuales seguir luchando, conocer a su verdadera familia, eso no significara que querría menos a su madre Ruth, ella se había sacrificado por Eleanor, y eso jamás lo olvidaría.

-¿Qué harás ahora De Courcy? –Pregunto Marcos Vinteri a su ex yerno Maximilien

-He de quedarme,tengo negocios aquí, después del entierro tengo que ir a la ciudad a ver asuntos pendientes. –Sí. Y esos asuntos pendientes tenían que ver con el asesinato de su esposa, pero no pensaba decirle eso al marqués. (Encontrare al asesino) -Pensó (Así estaré en paz con el alma de la señora de Courcy, mi esposa fallecida). Lo cierto es que se sentía inquieto, al pensar que no le había dedicado el tiempo necesario a Anne, ni mucho menos, y hasta había olvidado cuando había sido la última vez que la había llamado por su nombre de pila. (Pero bueno- Pensó.- a ella no parecía importarle, mientras tuviera los vestidos más bonitos, y la joyas más lindas era feliz).

-Bueno, vámonos ya. Estoy seguro que a la muchacha no le gusta esperar a nadie. Ni siquiera en su propio entierro. –Exclamó Vinteri.

Maximilien decidió ignorar el sarcástico comentario del carácter de Anne, y se dirigió al entierro de su esposa. Mucha gente desconocida. –Pensó. –Muchas de las mujeres que ahora le lloran, hablaron mal de ella por envidia.

 Maximilien observaba el entorno. Todo parecía estar en su lugar. La gente de los alrededores se le acercaban para darle el pésame, cosa que no necesitaba, ya estaba suficientemente turbado para escuchar gente que no sentía lo que decía. Sin embargo, en medio de la gente había una joven mujer que miraba atentamente el ataúd. La intensidad de su mirada lo sorprendió. Pero más sorprendido se quedó con la sorprendida mirada del marques Vinteri. Parecía haber visto a un muerto. Como notando las miradas la joven volteó y miro al marqués a los ojos retándolo.

-¿Quién es esa mujer? –Pregunto Maximilien. Ciertamente era una mujer bella, no de una belleza clásica, sino más bien de una belleza salvaje, indomable.

- Mm.. Eh, no importa voy a pedirle que se vaya. – Sin oportunidad de decir más el marques se apresuró rápidamente hacia donde estaba la mujer.

¿Quién era esa mujer? Por su manera de vestir Maximilen estaba seguro que una mujer de su clase no era. Antigua criada quizá. No traía velo, y el vestido negro que traía dejaba mucho que desear, y le quedaba grande.

Sí, seguramente una antigua criada.

-¿Qué haces aquí? –Dijo el marqués en un susurro pero lleno de enfado, arrastrando del brazo a Eleanor hacia afuera de la capilla.

-He venido al entierro de mi hermana. –Respondió Eleanor mas enfadada aun.

-¿Qué es lo que quieres? Te daré lo que quieras, solo quiero que te marches y no vuelvas más.

-Solo quiero lo que es mío, y ten por seguro que un día lo conseguiré, y tú te tragaras tus palabras.

-A nadie espantan tus ridículas amenazas, ahora vete, no molestes a mis invitados. –Dijo Vinteri con gritos ahogados.

-No molestare más a tus distinguidos invitados en el entierro de mi hermana.-dijo Eleanor remarcando la erre  en la última palabra con burla hacia el marqués. Al cual parecía que sus ojos estaban a punto de salirse de órbita.

Eleanor se dirigió a la puerta cuando oyó una voz femenina y la voz de su padre pidiendo disculpas. Se giró despacio y vio a la mujer, Era bella. Muy bella. Era noble y solo sería diez años mayor que Eleanor. (La amante de mi padre. –Pensó. Sí. Es ella), por como tomaba a su padre del brazo con demasiada confianza y coquetería. Fingida por supuesto. Quizás era lo que el marqués se merecía, pensó.- Y girándose. Eleanor se marchó.

...

 -Honorina. Sé que tú sabes quién era mi madre. El motivo por el que me lo hayas ocultado, carece de importancia para mí. Solo quiero saber de mi madre de sangre.-Preguntó Eleanor en la cocina del castillo del marqués, cuando devolvía a la madre de Andro el vestido de luto que le había prestado.

-Niña. Perdóname por haber callado tanto tiempo, pero hice una promesa a Rut. Que en paz descanse.- dijo santiguándose.- Tu madre era la hija de un barón, no sé de qué provincia, solo sé que es al sur... Era una muchacha bien bonita como tú, con algunas pecas en la cara, que trataba de esconder a toda costa –murmuro Honorina sonriendo enfrascada en los recuerdos. - Era bien amable con el servicio. El marqués me había ordenado que fuera yo la doncella de la señora.El no era bueno con ella, siempre indiferente, desde un tiempo a otro.

-¿La maltrataba? –preguntó Eleanor.

-Solo una vez. Cuando nacisteis vos. Tu padre estaba ebrio y tuvieron una discusión muy fuerte y a tu madre se le adelantó el parto, aún faltaban unos días, a pesar de tener diez meses el doctor nos dijo que ella aún no estaba lista.

-Cuéntame toda la verdad Honorina.- dijo Eleanor mirándola a los ojos. Aunque en su interior algo así había pensado de la vida de su madre.

LA LOBA VINTERIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora