Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 28 ※ Sᴏᴄᴀᴠᴀɴᴅᴏ ᴘʀᴏғᴜɴᴅᴏ

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Podía caminar pero estaba ebria

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Podía caminar pero estaba ebria. Se negó a que yo pagara la botella de vodka que se había acabado ella sola. Lo pagó completo. Era una botella cara y tenía dinero de sobra en sus bolsillos para pagar. Sus piernas temblaban un poco mientras avanzabamos hacia la casa alquilada. La agarraba de la cintura, aunque prefería cargarla, sería más fácil. No se dejaba, era más jodida ebria que sobria.

—¿Estás segura de que este es el camino correcto?—pregunté por tercera vez. La paciencia se me acababa.

Levantó la mirada y una curva se formó en sus labios, sus ojos brillaban mientras veía mis labios. Desvío la mirada. Ebria pero inteligente. Al menos recuerda, que no me gusta esa clase de afecto afuera. Aunque sus labios se vean tan irresistibles ahora.

—Que sí—susurró con su tono de ebria. No era la primera vez que la veía ebria pero sí en la que se estaba cayendo, literalmente—. ¡Ahí está!

Señaló una casa a pocos metros de nosotros. La casa era una de las más elegantes que podías encontrar en la ciudad subterránea, en tonos blancos y marrones y unas ventanas que dejarían entrar luz suficiente si no tuvieran esas cortinas guindas tapándolas.

Llegamos a la casa y ella se demoró un poco en sacar la llave. No logró insertarla en el hueco del cerrojo. Se la quité, ignorando sus quejas, y abrí la puerta. Al entrar pude apreciar el interior de la casa, tan elegante como por fuera. Prendí unas velas iluminando la sala.

—No debiste tomar tanto. ¿Qué no piensas?—Sabía que no me hacía mucho caso pero no podía evitar estar molesto— Te gastaste un dineral en una botella que vas a vomitar mañana.

—Lo valio. Cada mísero centavo. —Se tambaleó hasta llegar a la escalera—. Tú duerme donde quieras, iré al primer cuarto que...

No dejaría que suba sola en ese estado. Pasé mi brazo por la parte opuesta a sus rodillas y el otro por su espalda para cargarla. Soltaba groserías y forcejeaba. Ebria no tenía mucha fuerza.

—Cálmate o te meteré a la ducha con toda la ropa puesta.

—Jodete.

La dejé en la cama del primer cuarto que encontré. Era una cama amplia, pero prefería que duerma sola hoy. Ella se paró y alzó su mano para evitar que me acercara para obligarla a echarse.

—La casa solo tiene dos habitaciones. Escogiste la que tiene las cosas, genial. —Abrió su maleta y sacó su cepillo de dientes y crema—. Me voy a asear. Yo no necesito ayuda.

Se fue al baño que estaba incluido en la habitación. Joder. Esta noche había sido un fiasco. Podía comprender su molestia, ahora tendría que enfrentarla. No sé cuándo será peor, mañana cuando esté con resaca u hoy cuando está ebria.

Me senté en la cama con la espalda pegada al respaldar de madera. Esperé a que salga para confrontar las consecuencias de mis actos. Cerré los ojos y apreté los puños, si Vienna no hubiera aparecido, no estaría así.

A Cʜᴏɪᴄᴇ Wɪᴛʜ Nᴏ Rᴇɢʀᴇᴛs ✥ Lᴇᴠɪ AᴄᴋᴇʀᴍᴀɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora