Capitulo -31-

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"Non é mai troppo tardi per essere felici, mio amore"

(Nunca es demasiado tarde para ser felices, mi amor.)

Era una mañana nueva, en la que el pequeño se despertaba con una nueva nota escrita por Harry. Pero esta vez venía acompañada por una lista de islas y folletos de cada una.

•Formentera "La isla detenida".
•Fuera de cobertura "Isla Saona".
•Saint Martin.
•Bora Bora "la laguna azul".
Mikonos. Grecia.

Eran los nombres de los lugares en los que había pensado el rizado.

Louis se levantó con una sonrisa enorme, se dió una ducha, se puso algo cómodo y bajó a desayunar junto con sus hijos.

Tomaba su café mientras pensaba en cómo había cambiado su vida de un momento a otro, de estar en una secundaria pensando en qué iba a ser de él en un futuro pasó a estar sentado en una increíble mansión, con tres hijos y el amor de su vida. Que por cierto era sexy y lo amaba como nadie.

—Buen día, Louis. —saludó Liam, quién se iba a quedar unos días en su casa.

—Buen día. —sonrió dulcemente.

—¿Harry no desayuna?. —preguntó intrigado.

—No está en casa, debe haber salido. —se encogió de hombros.

Una de las cosas que le estaba empezando a preocupar a Louis es sobre el estado físico del rizado, estaba perdiendo demasiado peso, hasta había mandado a achicar sus trajes.

—¿También estás viendo su pérdida de peso?. —mencionó con un aire de preocupación.

—Desde que no estás aquí lo noto más delgado. Yo creo que algo está pasando, Louis. —respondió.

—Lo sé, pero sabes cómo es Harry, no le voy a sacar información nunca a menos que él quiera que lo sepa. —se encogió de hombros —Él fue al médico y aún no sé qué fue lo que le dijeron.

—Tendrás que indagar por ti mismo, supongo. —soltó una pequeña risa.

—Lo sé, pero temo que se enfade por eso, tendría que indagar en su celular o su computadora y eso ya es algo un tanto personal. —aclaró su garganta cuando apareció una  de las empleadas —¿Qué necesitas?. —preguntó Louis, no quería que ella esté escuchando sus planes de irrumpir la intimidad de Edward.

—El señor Vitale me dijo que le avisara que tiene que ir a comprarle ropa de verano a los niños y a usted, pero que si lo prefería podíamos ir alguna de nosotras por usted. —dio el mensaje algo nerviosa.

—Iré yo. ¿Me acompañas, Liam?. —el castaño asintió. Ambos se levantaron de la mesa. 

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—Ya te has hecho todos los exámenes, ahora sólo me queda revisarlos. —el rizado estaba algo nervioso, le molestaba no poder tener el diagnóstico de inmediato.

—En unos días me iré fuera del país, así que el diagnóstico envíelo por correo. —ordenó.

—No te vayas muy lejos, puede que tengamos que hacer un tratamiento de inmediato. —explicó.

—Usted haga su trabajo que de llegar aquí me ocupo yo. —se levantó del asiento.

—¿Aún sigues vomitando sangre? Realmente me preocupa tu estado físico. —mencionó llamando su atención.

Spaces between us. •LS• |T.2| (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora