Spaces between us. •LS• |T.2| (En edición)

Capitulo -34-

Ya había pasado un día de los dos días de plazo que había puesto el médico. Edward terminaba de hacerse análisis mientras su pequeño lo esperaba en la sala de espera.

La mañana estaba soleada, Louis lo acompañó a cada una de las consultas de ese día, no lo dejó solo ni un segundo.

Al salir, de la última clínica que tenía que visitar, fueron a desayunar. Hasta en los ayunos que tenía que hacer lo acompañaba Louis.

Pidieron lo mismo, algo liviano, gracias a la dieta del doctor Harry podía pasarla un poco mejor.

—Eres lo mejor que me pudo pasar en la vida, nunca lo olvides. —murmuró Harry para luego tomar su mano, dejó un papelito sobre sus dedos —Esta mañana despertaste antes y no pude dejarlo sobre mi almohada. —sonrió, a Louis le explotaba el corazón de amor cada vez que el rizado le daba esas notitas. Era un simple papel que podía alegrar toda su mañana.

Lo abrió mientras la mesera dejaba los platos con sus desayunos.

"Un breve messaggio per dirti un enorme: ¡Ti amo!"

—Un breve mensaje para decirte un enorme te amo. —leyó en voz alta, llamando la atención de la mesera. Quien sonrió al ver que el pequeño estaba leyendo una notita, desvió su mirada hacia el rizado que se encontraba embobado mirando a su pareja, se retiró de inmediato.

—Lo escribí en el consultorio, no podía tener mucha inspiración cuando estaban sacándome sangre. —soltó una pequeña risa.

—Me encanta, es una frase corta pero con un gran significado. —le dedicó una sonrisa.

—A mi me encantas tu. —respondió, el pequeño lo miraba embobado.

—Iré al baño. —Louis se alejó del rizado.

—Señor Vitale, aquella mesa le envió este presente. —dijo la mesera, apuntando hacia una chica que estaba a tres mesas de ellos.

Era un trago, uno rosa, dió un trago para ver de qué se trataba. Era ginebra con jarabe de granadina. Sólo había una persona en el mundo que le habría mandado ese trago que tanto detestó en su momento.

—Dígale que no lo quiero. —extendió su brazo y dejo el vaso en la charola de la mesera.

La chica se fue y le devolvió el trago a la mujer.

—¿Sabes? Necesito que me acompañes a ver a mi madre, aún no le he dicho nada. —le dijo al pequeño cuando volvió a sentarse en la mesa.

—Claro, amor. —respondió, dió un sorbo a su té.

—Edward Vitale, siempre tan maleducado. —interrumpió la chica que le había enviado el trago.

—No tienes nada que envidiarme. —respondió con un aire divertido —Siempre te he dicho que odio la mezcla de ginebra con jarabe de granadina. —Louis observaba todo el momento.

—Si tengo que envidiarte, no me digas que has salido del closet. —miró a Louis —Es una preciosura. —le guiñó un ojo a Edward.

—Louis, ella es Olivia Green, fue mi mejor amiga hasta que se acostó con mi padre. —ella le extendió la mano a Louis, era una chica casi tan alta como Harry, rubia, ojos celestes, era muy atractiva.