Capitulo -28-

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Harry se levantó cuando sintió las arcadas, corrió al baño y vómito, se asustó cuando vió sangre en el inodoro.

—¿Qué caraj... —volvió a vomitar, su esófago le ardía, parecía que todo su estómago se estaba prendiendo fuego.

Se sentía fatal, estaba fatigado y con muchas náuseas.

Llamó por teléfono a Simón.

—¿Qué sucede?. —preguntó.

—No daré clases hoy, estoy fatal. —colgó el teléfono.

Tomó un trago de whisky que de inmediato vomitó, necesitaba agua, pero no iba a tomar de la canilla, tenía que ir hasta el comedor.

Se cambió como pudo y se fue de la habitación.

Al volver divisó a lo lejos a un chico que se parecía demasiado a su pequeño. Creyó que estaba alucinando ya que vió a Anne a un lado, ella lo vió y le hizo señas para que se acerque, giró a Louis para que lo viera, Edward intentó caminar más rápido, llegó y lo abrazó.

—¡Maldita sea, Louis!. —gimió de dolor, se quebró totalmente, sus lágrimas caían, eran incontrolables. Louis sentía una calidez única, sentía que estaba en casa, se sentía protegido luego de días.

—¿Harry?. —le preguntó en su oído.

—¿Quién más va a ser?. —rió, no se separaban de su abrazo, Louis se dió cuenta cuánto extrañaba a esa persona de la cual no recordaba mucho.

Eran dos almas gemelas volviendo a juntarse, complementándose, llenándose la una a la otra.

—Edward, él no recuerda mucho su vida. —comentó Anne.

—¿Qué? ¿Dónde te metiste, pequeño?. —se separó un segundo pero seguía lo suficientemente cerca como para sentir el calor que emanaba su cuerpo.

—Por lo que recuerdo, primero debería pedirte disculpas por no dejar que me acompañes. —dijo, estaba algo incómodo por no recordar mucho —Y luego... —Edward lo interrumpió.

—Vamos a mi habitación, quiero hablar en privado sobre esto y luego volver a casa contigo. —secó sus lágrimas, estaba en paz, aunque se sentía fatal —Nuestra hija te extraña demasiado. —agregó.

—¿Tenemos una hija?. —Louis se emocionó, ya quería conocerla.

Caminaron hacia la habitación, Harry tomaba su agua tratando de calmar la acidez del vómito, sentía más náuseas pero no quería que vieran que estaba débil.

—Un tipo llamado Alessandro me secuestró. —dijo Louis rompiendo el silencio, Edward miró a Anne, él tenía razón.

—Lo sabía, maldita sea. —gruñó.

—Su ama de llaves me ayudó a escapar y llegar a Francia, tengo un poco de preocupación por ella y sus hijos. —dijo algo triste.

—Primero destrozaré a Alessandro y luego me encargaré de ponerla a salvo, cualquier persona que te haya ayudado tiene mi protección. —dijo serio —Aunque primero tienes que ir a un médico, me preocupa tu pérdida de memoria. —mencionó.

—Si, lo único que he escuchado hasta ahora son mentiras sobre que alucinaba. —comentó.

—Siento tanto haberte descuidado. —soltó el aire que contenía inconscientemente.

—Y yo siento no haberte hecho caso. —se disculpó también.

—Tengo que ir por mis cosas y volver a casa. —interrumpió Anne.

—¿No vienes conmigo?. —preguntó Louis.

—Si, ven, al menos hasta que recupere su memoria y se sienta cómodo. —habló el rizado.

Spaces between us. •LS• |T.2| (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora