Capitulo -5-

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-¿Puedes hablar?. -preguntó, había llamado a Lottie, sabía que ella trabajaba con uno de los del cartel.

-Un momento. -acomodó su voz.

-¿Dónde vas?. -se escuchó un voz grave.

Esa voz, era de su rizado.

-¿Con quién estás?. -preguntó acusante.

-Con un paciente, Massimo. -mintió.

-Su voz es parecida a la de Harry. -acusó.

-Massimo, ¿Sigues viendo a Harry en todos lados?. -contestó algo nerviosa.

-Es raro que me llames Massimo, casi siempre me llamas Louis. -estaba dudando de su hermana, había algo raro.

-Basta Louis, ¿Crees que si tendría en mis manos la forma de ver tu sonrisa de nuevo no te la daría? Sé que estás triste y es horrible perder al amor de tu vida, pero no te desquítes conmigo. -gruñó.

-Lo siento. -se disculpó y la rubia soltó el aire contenido -¿Sabes a dónde enterraron a Harry?. -preguntó sin más, cambiando de tema.

-Eh, no lo sé, ¿En Doncaster?. -respondió algo nerviosa, dando una respuesta rápida.

-Genial, sólo era eso. Te veo en el desayuno hermanita. Te quiero -le colgó.

Ahí estaba, Doncaster, ahí tenía que ir.

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-¿Con quién hablabas?. -preguntó el rizado.

-Con Anne, muy pronto es el cumpleaños de Louis y quería darle una sorpresa. -no mentía, realmente se acercaba su cumpleaños.

-¿Cuándo es su cumpleaños?. -preguntó Edward.

-En cinco días. -respondió, él la miró pensativo.

-Sólo un ángel como Louis podría haber nacido en un día tan santo. -bromeó.

-Si algún día vuelven a estar juntos, no menciones nada sobre ser un santo o la iglesia. -Harry ladeó la cabeza -Te contaré otro día.

-Entonces estamos cerca del cumpleaños de mi pequeño. -hacía días Harry estaba pensando en huir de ese lugar, ya había planeado todo. Sólo necesitaba ese gran motivo, Louis.

-Te ves muy tranquilo hoy, Edward. -comentó Lottie, realmente había tenido un repentino cambio de humor.

-Estoy muy animado. -y no se debía a la terapia, se debía a que iba a salir de ahí.

-Me alegro, ¿Quieres tomar té?. -cambió de tema.

-Si. -dio una respuesta corta, no quería té, quería cervezas y cocaína.

Harry no se había recuperado, cada minuto que pasaba en ese lugar se volvía más loco, había alucinado con la idea de tener a Louis para él solo.

Lottie volvió con su tetera, sirvió a ambos y trajo algunas galletas. Harry era el único en ese lugar que tenía tantos permitidos, el resto se la pasaba en soledad dentro de una pequeña habitación y lo visitaban seis veces al día para llevarles comidas y sedantes.

-¿Te han dicho algo los doctores?. -preguntó Edward.

-Que no dejas de hablar de Louis, que creen que tú depresión está más baja y que no creen en que una vez salgas de aquí caigas otra vez en la drogadicción. -respondió con sinceridad.

El rizado sonrió victorioso, había logrado fingir su recuperación.

-Oh, y que tienes más empatía. -recordó.

Spaces between us. •LS• |T.2| (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora