Capitulo -25-

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Comenzó a sonar una alarma haciendo que el pequeño se despierte, a su lado estaba dormido Alessandro, en esos momentos ese tipo le daba mucho asco.

Había pasado toda la tarde de ayer planeando la forma de escapar de esa casa, tenía que distraer a Beatrice y luego ver si había algún otro guardia.

Se levantó intentando no despertar al rubio, se metió a bañar, se colocó unos jogging, unas zapatillas para running y una camiseta que agarró al azar.

Bajó las escaleras y se dirigió a la cocina, estaba su ama de llaves preparando el desayuno.

—Buenos días, Massimo. —saludó amablemente, el pequeño fingió una sonrisa, todos en esa casa mentían, todos le ocultaban quién era en realidad.

—Buen día. —dijo e inmediatamente se sentó.

—¿Quiere su café?. —preguntó, Louis fingió durante días que si le gustaba el café.

—Si, gracias. —respondió serio.

—Oh, mi bebé despertó temprano hoy. —Alessandro le dió un beso en la cabeza, Louis no reaccionó, tuvo que controlarse.

—Bueno días, cielo. —le dió una sonrisa fingida.

Alessandro se sentó frente a él, Beatrice terminó de poner todo en la mesa y se retiró.

—¿Qué harás hoy?. —preguntó Louis, tenía que sacarle información.

—Trabajo, trabajo y más trabajo. —soltó una pequeña risa cínica.

—Y nunca hay tiempo para mí. —fingió estar ofendido.

—Estás distinto hoy. —mencionó.

—Terminé de sellar mis dudas. —Alessandro alzó una ceja —Lo juro, todas enterradas. —alzó sus manos.

—Me alegro, este fin de semana podríamos ir de viaje a donde quieras. —sonrió, le había creído.

—Donde tú elijas para mí está perfecto. —respondió con una voz dulce.

—Ya te extrañaba, cariño. —Alessandro realmente pensaba que Louis había creído todo.

—Espero poder recordar más sobre nosotros. —frunció los labios.

—Empezaremos de cero, con mejores recuerdos. —tomó su mano —Te amo, Massimo. —besó su mano, Louis tuvo que retener el vómito —Debo irme, nos vemos en la tarde. —le dedicó otra sonrisa de dientes blancos y se retiró.

—Si es que estoy aquí. —susurró Louis para sí mismo.

Pero no se percató de Beatrice había escuchado lo que dijo.

—¿Sabes?. —llamó su atención —Hay un guardia fuera de la casa. —murmuró.

Louis se alarmó, ella lo había escuchado.

—¿Escuchaste lo que dije?. —ella asintió —¿Le dirás a Alessandro?. —dejó el vaso que estaba secando sobre la mesada.

—No te puedo prometer eso, es mi trabajo y tengo hijos que mantener. —Louis se decepcionó, una parte de su plan se había ido a la basura.

—Es que me he enterado de que mi madre murió, quería ir a visitarla, debo ir a Doncaster. —respondió con un tono de voz melancólico.

—¿Entonces recuerdas quién eres?. —preguntó ella sonriendo.

—¿Tu sabes algo sobre quién soy?. —respondió con un aire de esperanza.

—No, Alessandro jamás me dijo algo sobre tu verdadera identidad o quiénes son tus familiares. —se encogió de hombros.

Spaces between us. •LS• |T.2| (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora