Capitulo -16-

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Al finalizar el show se dirigieron al auto que los llevaría a su casa nuevamente.

—Señor Tomlinson, espere. —su secretaria los seguía detrás.

—¿Qué sucede?. —contestó Harry, ya que Louis estaba algo ebrio ya.

—El celular del señor Tomlinson. —Harry lo tomó sin decir nada —Adiós, señor Vitale. —lo saludó, le tenía miedo a Edward.

El rizado se introdujo en el auto, se sentó junto a su novio y su chófer condujo hacia uno de los hoteles, no regresarían a casa tan tarde.

Llegaron al hotel, Louis estaba dormido, Harry lo cargó en brazos hasta la habitación. Lo dejó sobre la cama, le quitó poco a poco la ropa dejándolo en bóxers, lo tapó y luego se desvistió él.

Se dirigió a la heladera, tomó una cerveza, encendió un cigarrillo y se sentó en el sofá, aún no tenía sueño.

Llevaba ocho cervezas cuando el reloj marcaba las siete y veintiocho. Terminó de fumar una caja de cigarrillos y abrió otra. El sol comenzaba a salir iluminando de a poco la habitación.

Louis se despertó, algo pesado, buscó con su mano al rizado y no lo encontró. Se sentó de golpe en la cama y lo vió, estaba mirando un punto fijo en el sillón, sus ojos estaban adornados por sus ojeras, la habitación olía a cigarrillo, el aire estaba pesado y hasta sentía que no había oxígeno. Vió las botellas de cerveza sobre la mesa y suspiró ganando la atención del mayor.

—¿Te desperté?. —preguntó Harry.

Louis negó con la cabeza y sin contestarle se dirigió al baño, estaba enfadado, no podía estar toda la noche bebiendo y fumando cigarrillos no era normal.

Se metió en la ducha, estaba caliente, era relajante y placentera. El agua caía sobre su espalda y su cuello haciéndole un masaje que le erizaba la piel.

Terminó de ducharse, tomó uno de los permufes de Hugo Boss que había en la gran mesada que se encontraba en ese baño, se cepilló los dientes, se colocó antitranspirante, peinó su cabello y salió con una toalla en la cintura para ir a buscar ropa.

Atravesó la habitación, el rizado lo observaba, abrió uno de los armarios, eran todos trajes, luego el otro y era ropa informal, decidió abrir el otro que para su suerte tenía ropa que por lo general él usaba. Sonrió, Harry era muy detallista, y lo tenía en cuenta en cada momento, estaban en un hotel al que nunca había ido y había ropa de su talle y su gusto, además de zapatillas que fue lo que vió cuando cerró el armario, en un costado había un mueble gigante con sólo zapatos en él.

Tomó unas Adidas blancas, un jogging negro y un buzo negro. Dejó todo en la cama y se colocó una a una las prendas.

—Que bien hueles. —le murmuró Harry en su oído.

—Y tu apestas a alcohol y cigarrillos, ve a bañarte mejor. —gruñó.

El rizado se fue hacia el baño, cuando cerró la puerta se escuchó cómo vomitaba. Harry se estaba haciendo daño a sí mismo, ¿Acaso no era feliz a su lado?. Terminó de vestirse, se acercó al baño, se escuchaba el ruido de la lluvia, seguramente tardaría un buen rato.

Tomó su billetera y se fue de la habitación, caminó por las calles de Londres, mirando vidrieras, compró algunos juguetes para Clifford. Se detuvo en una tienda de tatuajes, tenía que hacerlo, necesitaba tatuarse esa daga.

—Buenos días. —saludó al entrar.

—Buenos días. —saludó el tipo en el mostrador, era gigante y estaba todo tatuado, llevaba expansores en sus orejas, y muchos piercings —¿Tienes turno?. —preguntó serio.

Spaces between us. •LS• |T.2| (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora